Sexy Brutale.[✓] Namjin‽ ¡TERMINADA!

Capitulo 11

Kim Seok Jin.

Al verlo retroceder sosteniendo su brazo gruñendo me levanto de la cama saliendo de la habitación no dejando de correr, escuchando pasos detrás de mí siguiéndome, de repente siento que me sostiene de la cintura pero el cuchillo lo pincha soltándose teniendo que girar corriendo hacia la cocina, retrocediendo viendo al moreno mirándome.

-Muy mala idea perra sucia. –Lo irritado mientras muestra su mano donde había encajado el cuchillo, viendo como con su otra mano la toma del mango quitándole en segundos sin ningún gesto en su rostro.- Te dije que te iba a matar con este mismo cuchillo. ¿Me equivoco?

-No, por favor. –Ruego. 

Trato de retroceder más pero mi espalda toca la pared de la cocina.

El da pasos lentos hacia mi buscando la manera en como atacarme pero mi vista va hacia la ventana cerca, al ver que aún sigue abierta no tardó en correr teniendo que salir de la ventana de un brinco, mi cuerpo darse sobre el suelo del jardín trasero, no dándome tiempo de mirar atrás para empezar a correr, escuchando un disparo que hace que me desplome, dejando un gran dolor sobre mi cadera derecha, la sostengo sin dejar de sentir la sangre no dejar de fluir, al mismo tiempo de un incesante dolor sobre mi nueva herida, mi vista sube hacia mi verdugo tener que verlo que estira su mano hacia mi cabeza jalando mi cabello llevándome arrastras hacia un auto de color rojo, abriendo la cajuela cargándome hacia adentro, teniendo que ver de nuevo aquellos ojos profundos de tono purpura observarme con una sonrisa.

-Tendremos un laaargo viaje, perra.

El cierra la cajuela dejándome en completa oscuridad, mis ojos no dejan de sentirse pesados al mismo tiempo que el incesante dolor en mi herida, mi cabeza un impúlsate dolor que hace recostarme sobre el tapete de la cajuela, sintiendo la sangre no dejar de fluir entre mis dedos.

Kim Seok Jin.

Siento una gran capa de sudor sobre mi rostro, incluso puedo sentir como los poros de mi cuerpo empieza a salir aquel sudor que no deja de deslizarse por todo mi cuerpo, al mismo tiempo que siento algo afilado rosa haciéndome gritar del dolor al abrir mis ojos.

Mi vista no deja de observar una habitación oscura, con tenue luz logrando observar varios objetos sobre una mesa, la mayoría eran cuchillos de distintos tamaños, pero mi vista se obtiene al pelinegro que no deja de observarme desde abajo mientras parece rozar su lengua sobre mi brazo.

-Buenos días, maldita perra. –Miro como parece despejarse de mi mano, viendo como deja el cuchillo sobre la mesa donde están apilados los demás.

Miro bajo de mi donde parece que estoy atado de piernas y brazos sobre una silla, viendo una leve sutura donde me había disparado, no dejo de usar aquel camisón rosado pálido, mi cuerpo lleno de cortes y varios hilos de sangre que seguramente había hecho aquel moreno.