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-No puede ser...- se oyó en un audible murmullo la voz asombrada de Cassandra, no me hacía falta ver su rostro para comprender cómo se encontraba.

-El momento es nuestro, reina.

-Su Majestad, aquí tiene una mesa para usted y vuestros acompañantes- musitó el anciano señalando hacia nuestra izquierda.

-Muchas gracias- sonreí quitando de mi cuerpo el enorme tapado que llevaba envolviendo mi cuerpo.

-Oh por Dios... ¡Alice!- giré mi rostro con seriedad observando a Mercy, mi cuerpo ya no era el mismo de antes.

Había adoptado mucha más fuerza con el paso del tiempo, cada extremidad había cambiado pese a mis nuevos poderes, mi piel se encontraba cubierta por extrañas marcas oscuras rodeando a esta; causando un aspecto escalofriante.

-Reina- susurró Matthew quitando de mis manos el saco.

Asentí agradecida tomando asiento ante las miradas expectantes de los demás presentes.

-¡Quiero presentarles a la nueva Reina, Alice Camberleck!- reí con incredulidad.

-Recuerda no vengo sola, querido amigo- respondí girando mi rostro hacía mis amigos- Matthew Blake, antiguo demonio, por no decir uno de los más importantes durante milenios- le guiñe un ojo con complicidad- Christian Blake, su hermano uno de los antiguos duqueses.

-¿Son los hermanos Blake, de la antigua monarquía de los Demonios más antiguos?- preguntó un hombre cuyo nombre desconocía.

-Los mismos, como podrás ver no estamos muertos- respondió Christian con diversión.

-Aún- reí en sus mentes provocando que me mirasen con seriedad.

-Era una broma, ancianos.

-Pues mira quien habla, querida Reina oscura- río con perversidad Matt.

-Que te jodan, enano.

Ambos reímos al unísono ganándonos miradas expectantes.

-Bienvenida, Reina Alice- sonreí observando al anciano.

-Aún falta alguien aquí- musite.

-¿Quien falta, Majestad?- frunció el ceño con confusión.

-Mi madre- respondí con seriedad oyendo un ruido tras la enorme puerta del lugar- Y creo que ha llegado justo a tiempo.

-Buenos días, queridos- alzó su voz, una mujer alta de cabello azabache, y una mirada oscura entró con tranquilidad observando mi rostro.

La antigua enemiga de los Reyes Camberleck.

-¡¿Qué haces tú aquí?!- el cuerpo de Cassandra se alzó con brusquedad, observándola con rencor.

-¿Qué hago aquí?- carcajeo con diversión- Vengo a ver a mi hija... ¿O es qué acaso no puedo, querida enemiga?

-Eres tan repugnante- siseó con odio, su mirada de conecto junto a la mía, sus ojos expresaban dolor y decepción.

Es tarde para arrepentimientos...

-Alice- sonrió con dulzura antes de abrazarme- Estoy aquí- susurró sobre mi oído con disimulación.

Asentí en silencio besando su frente antes de tomar asiento al lado de mi.

Se que siempre lo estarás, Charlotte.

Habían pasado tantas cosas, al fin y al cabo era la única persona que me protegió como si fuera mi mismísima madre.

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora