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POV. Ciudad Oscura.

Un siglo atrás.

-Bienvenida, Reina Alice- musita aquel joven que me vio entre la enredadera.

-¿Por qué todos aquí me llaman reina?- pregunte confundida.

-Porque eres la elegida para gobernar ciudad oscura.

-¿Qué?-

-Este lugar necesita de alguien como tú para cuidar.

-¿Cómo yo...?

-Una mujer fuerte- murmura con nerviosismo- quien tenga el coraje de enfrentarse al mismísimo diablo con tal de proteger al pueblo.

-¿Por qué dices eso de mi? Ni siquiera me conoces.

-Lo veo en tus ojos, Alice. Por mucho que hayas sufrido el amor, gratitud e incluso la esperanza aún se refleja en tu mirada. A pesar de tu pasado sigues con esperanza y mientras esa llama siga encendida nada ha acabado.

-¿Cómo es tu nombre?- le pregunté observando sus ojos oscuros.

-Brandon- sonríe con timidez- soy el príncipe de aquí.

-Oh... espera, si eres un príncipe. ¿Por qué me eligen a mi para gobernar?

-Las personas de aquí merecen a alguien que en verdad pueda proteger su integridad, en quienes puedan confiar.

-¿Crees que no podrás protegerlos?- fruncí mi ceño.

-Temo en decepcionarlos, de no lograr la felicidad. Es irónico porque la oscuridad gobierna nuestro alrededor pero nada es como lo dicen, nadie aquí es malo. Las personas se dejan envolver por mentiras falsas y a cambio de esto posan su odio irracional sobre nosotros.

-¿Y tú crees que mi llegada cambiará algo?

-Desde el primer momento que has llegado todo cambió, puede que no lo notes pero el rostro de los niños ya no es tan sombrío como antes. Y eso debo de agradecértelo.

-¿Por qué me agradeces?

-Porque tu presencia emana la luz que tanto anhelamos encontrar.

°•°•°•°•°•°•°•°

POV. Alisson.

Gruñí con desesperación tirando de mi cabello.

Debía haber alguna manera de encontrar a mi hijo.

-¿Por qué me está sucediendo esto?- exclamé en voz alta.

-Quizás por el dolor que has provocado- responde Alexander a mis espaldas.

-Me han quitado a mi hijo, Alex... ¡Me lo han quitado!

-La historia vuelve a repetirse.

-Me encargaré que jamás vuela a suceder- sentencié.

-Algo coherente ha salido de tu boca- se burla.

-¡Cállate! Eso parece no molestarte en otras situaciones- insinúe.

Este río acariciando mi cadera con suavidad.

-Hemos sido inteligentes al final de cuentas- susurré.

Había un hechizo.

El poder que contenía era tan poderoso, pero para que este funcionara tendría que morir otra persona por el.

Una vida por otra.

Sabía que jamás podría ganar una guerra contra ella, su poder rebasa a cualquier criatura que se atreviera a sentenciarla a una batalla.

Es por esto que recurrí a mi madre, antes de que todo ocurriese.

Le ofrecí un trato al encontrarla atrapada en aquella horrenda silla, su salida a cambio de realizar aquel hechizo sobre mi; realmente me fue complicado intentar persuadirla pues me decía que me costaría de un gran peligro sobre mi.

-Todo lo malo que hagas se te revertirá en el tiempo- me dijo al aceptar a duras penas a causa del hierro entre alrededor de su cuerpo consumiendo con lentitud su vida.

Pero... para que este poder se completara debía de tener la ayuda de Alexander, prometiendo ceder la vida de Alice por la mía.

A sido más fácil de lo que me imagine, cuando ellos estuvieron juntos Alex le impregnó parte de el hechizo sobre su cuerpo sin ser revertido hasta que todo ocurriese.

-Tuve que ceder la vida de Alice por la tuya- responde.

-Creí que sabría lo que ocurriría.

-Puede que la profecía aún no dicte su final.

-¿Por qué tan seguro, cariño?

-Porque no soportará vernos juntos.

-Y aún queda mucho por descubrir. 

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora