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El fuego aumentaba con tanta agresividad que incluso temí que este nos envolviera sin piedad.

Los gritos de los mundanos se escuchaban como ecos, aterrados por lo que presenciaban, el llanto desesperado de los niños comprimía mi pecho al imaginar que la situación fuese al revés.

El rostro de las demás era neutro pero aun así podía escuchar los latidos acelerados de sus corazones.

La naturaleza puede ser tan buena como mala, depende que lado tu despiertes es el que obtendrás.

El calor parecía aumentar picando mi piel, queriendo incrustarse en mis huesos en busca de un polvo gris.

-Prepárate, princesa.

-Aún no has visto lo mejor.

Mis pupilas de cerraron abruptamente al ver como este llegaba a nosotras, el silencio reinó a nuestro alrededor causando incertidumbre.

Volví a abrir mis ojos lentamente encontrando una imagen sorprendente ante mí. El fuego se encontraba sobre todos nosotros, como si intentase rodearnos para seguir su curso.

-¡No permitan que avance!- gritó con terror Cassandra.

-Es mucho más fuerte que nosotras, hija- respondió Victoria.

-Debemos hacer que se detenga de alguna manera- interrumpió Margareth con asombro.

-Es hora que le demuestres a la madre naturaleza tu poder.

-¡Esperen!- grité dirigiendo una de mis manos en dirección de las llamas- Puede que esto funcione- anuncié absorbiendo el fuego dentro de mi, este se alineaba sobre la palma de mi mano como si fuese un imán. Mi cuerpo ardía al sentir como mi sangre se envolvía en el calor sumamente hirviendo provocando que mi cuerpo retrocediera unos pasos para volver a recomponerse.

-Oh por dios... ¿Qué esta haciendo?- oí que murmuró con asombro la voz de Cassandra.

-Esta absorbiendo el fuego- respondió Margareth con suavidad.

-Y es así queridos, cuando el fuego desaparece- sonreí con cansancio al notar que no había rastros de este en el lugar.

Los rostros de los habitantes del pueblo se iluminaron con felicidad, para luego dirigirse hacía nosotras con fuertes abrazos.

Cuando sientes el orgullo envolverte al ver a los demás felices y protegidos, es porque la bondad te rodea.

-Creo que es hora de volver a casa- suspiré sonriendo con cansancio.

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-Iré a por Lucero- anuncié sintiendo la mirada de Cassandra sobre mi.

-Espera- respondió con rapidez, giré mi rostro con confusión para observarla.

-¿Qué ocurre?

-Aquello que hiciste sobre el fuego, fue sorprendente- admitió con orgullo.

Mi corazón se comprimió ante sus palabras.

-Recuerda que ella jamás intentó salvarte.

-Debes perdonar para sanar, ella se encontraba bajo el mando de Alisson.

-Debía de demostrar mi fuerza para combatirlo.

Luego de aquel suceso volvimos hacía el palacio, bueno... Margareth y Victoria me hicieron prometer que les presentaría a Lucero y aquella idea no me desagrado.

Al fin de cuentas mis abuelos fueron quienes lucharon contra sus hijos por mí.

Ambas nos observábamos en silencio sin emitir ninguna palabra, sus mirada analizaba mi rostro absorta en el.

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora