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POV. Alice Camberleck.

-¡No puedo creerlo!- reí con amargura.

-¿Qué sucede? ¿Por qué tanta furia?- pregunta una voz a mis espaldas.

Giré mi cuerpo con sorpresa encontrando a Alisson frente a mí, sonriendo con cinismo.

-¿Qué haces en mi casa?- mi voz sonó hostil.

-¿No te han enseñado a ser educada con tus invitados?

-Tú no eres una invitada, sino una cucaracha renga.

-¿Qué le ha sucedido a tu rostro?- pregunté ganando una mirada de odio por su parte- ¿Te ha pisado un camión?

-Nada que te importe.

Reí- La verdad que nada en ti me importa en lo absoluto, ahora ¡Vete de mi casa, maldita pulgosa!

-Eres tan bastarda- insulta.

-Bicho destartalado- gruñí

-Quise venir por las buenas pero no dejas opción.

-¿Te crees que soy bastante idiota para temer de ti?- reí tirando de su cuerpo contra la pared- Deberías de saber que hasta las personas más buenas tienen un limite- alcé mi mano alrededor de su cuello ejerciendo presión.

-No eres más que una miserable mujer- soltó con pocas fuerzas.

-Podría demostrarte cuan miserable puedo ser- reí con ironía- ¿Pero sabes que...?

Silencio.

-¡¿Sabes qué?!- grité en su rostro.

-¿Qué?

-Primero te haré sufrir tanto que me pedirás piedad.

Incrusté mis uñas en su piel provocando que fuertes descargas eléctricas envolvieran su interior agrietando cada poro de su cuerpo, sus venas se transformaban en un color oscuro a causa del calor.

-Basta- gruñe logrando alejarse de mi cuerpo, sus ojos se oscurecieron al igual que su mirada, me observaba como si fuera el alimento de un depredador- Te demostraré que también puedo defenderme.

Alza su mano dejando ver como sus uñas crecieron en gran tamaño antes de precipitarse ante mi sorprendiéndome.

Un dolor agudo en mi torso provocó que mi cuerpo se tambaleara por un breve instante.

-¡Eres deplorable!- gruñí observando como sonreía con suficiencia.

-¿Que sucede...?- ríe- ¿Temes que pueda vencerte?

-Deberías de conocer a una verdadera bruja- alcé mi mano frente a su cuerpo logrando que este se retorciera sin piedad bajo una agrietada enredadera repleta de enormes espinas, sus gritos de dolor me cautivaban.

-Te he repetido innumerables veces que eres tu quien debería temer- sonreí con cinismo sintiendo el olor metálico de su sangre- Me pregunto... ¿Cómo sabrá tu corazón?

-Vete al demonio- murmura tosiendo.

Negué provocando que las espinas ejercieran fuerza en su piel.

-Yo soy el demonio, querida- reí caminando lentamente hacía su cuerpo- Solo debo quitar tu corazón para que no vuelvas a respirar- musite.

-No te atreverás- replica.

-Oh claro que si- respondí hundiendo mi mano sobre pecho escuchando un jadeo de su parte.

-Verás lo que es el verdadero sufrimiento y te arrepentirás por volver- amenacé llena de ira.

Su cuerpo temblaba con fuerza intentando alejarse de mí, los jadeos aumentaban dejando en evidencia su dolor.

-¡Alice!- grita Cassandra con sorpresa.

¿Qué hacía aquí?

-No vale la pena, déjala- responde llegando a mi lado- ¡Mírame! Eres mucho mejor que ella.

-Hazle caso a tu querida madre- tose en el suelo, colocando su mano sobre su pecho- Veremos cuanto tiempo durará con vida.

Fruncí el ceño tomando tu cuello entre mis manos- Llegas a tocar a mi familia y juro por Satán que me comeré tu corazón delante de tu hijo- exclamé fuera de mi.

-¡Ni se te ocurra!- grita intentando en vano alejarse de mi.

-Piérdete de mi vista- gruñí haciendo que su cuerpo se evaporara con rapidez.

-¡Por dios estás herida!- chilla Cassandra tocando mi torso.

-Estoy bien- gemí con dolor intentando apartar mi cuerpo del suyo.

-¡No te irás!- gruñe enfadada, mis ojos se abren con sorpresa al observar como su cabello se cambiaba a un color gris al igual que sus ojos.

-¿Qué ocurre?

-Juro que la mataré- responde entre dientes intentando girar su cuerpo.

-¡No!- tomo su brazo impidiendo que vaya tras Alisson- ¿Quieres curarme?- sonreí intentando que el dolor no aumentara.

-Ven aquí niña- responde con suavidad.

-¡Oye! Ya no soy una niña.

-Pues parece que si- me regaña- ¿Acaso no puedes estar un momento sin pelear?

-No- respondí sacando mi lengua.

Negó riendo- ¿A quién has salido tan agresiva?- suspira inspeccionando mi herida.

-A ti- exclamé provocando que me mirara con sorpresa.

-Yo...- carraspea- no soy tan agresiva.

-Y yo soy pacifica- bromee.

-Eso no te lo crees ni tú- provoca mi risa.

-Auch- gemí al sentir como mi piel se unía entre si- ¿Por qué duele tanto?- proteste.

-Si no te movieras no dolería- responde.

-Eres mala- fingí enfado.

-Me lo dicen a menudo.

Sonreí observando sus ojos brillando.

-Listo- responde conectando nuestras miradas- ¿Podrás intentar no volver a herirte?

-Lo intentaré- sonreí.

-Esperemos que si o la próxima te dolerá más- advierte.

-Si señora- reí haciendo un saludo militar.

-Por todos los dioses- exclama riendo.

-¿Cómo es que has llegado justo en el momento que me encontraba con Alisson?

-Mi corazón comenzó a doler y tu rostro apareció en mi mente advirtiendo de que algo ocurría- murmura con tristeza.

-Estamos conectadas- sonreí al sorprenderla nuevamente.

-Siempre lo estuvimos- responde bajando su mirada- he sido yo quien a cometido tantos errores.

-Gracias- agradecí alzando su rostro, sus ojos me observaban sin comprender- Por llegar antes de que el enfado me domine por completo y por curar de mi.

-Lo haré todas las veces que sea necesario- responde.

Sonreí abrazando su torso, su cuerpo se paralizó ante mi acción pero en segundos sus brazos se envolvieron a mí alrededor con fuerza.

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora