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POV. Margareth Camberleck.

El aire a mí alrededor se torna tenso, el silencio abrumador de la espesa oscuridad opaca mis sentidos provocando fuertes pulsaciones de nerviosismo en mi corazón.

Un intenso olor metálico envuelve mi alrededor, la brisa fría emana una sensación de vacío y dolor.

Pero había algo más extraño aún, una presencia entre los árboles alerta a mi subconsciente.

-¿Quién eres?- murmuré entre jadeos.

Los segundos avanzaban y mi cuerpo se acercaba sigilosamente hacia enormes arbustos.

Mis ojos se abrieron con sorpresa ante el cuerpo de una joven sobre el suelo, pálido como la nieve. A un lado de esta desconocida se encontraba la presencia de Alice devorando su corazón con devoción, sin un ápice de piedad.

Mi respiración comenzó a ser errática a causa de la sorpresa, de un momento a otro la mirada de Alice se encontró junto a la mía sonriéndome con cinismo.

De sus labios la sangre se escurría como en un manantial, su mirada no reflejaba nada más que un inmenso odio.

Pero... ¿Para quién?

-Ahora conocerán mi peor versión- respondió riendo antes de correr.

-Tened cuidado, abuela. Arrancaré el corazón de todos aquellos quienes radican el dolor a los más inocentes.

-¿Margareth?- preguntaron a la lejanía- ¡Margareth!- la voz se oyó en ecos quitando la turbulencia de mis pensamientos.

-¿Qué?- murmuro con la garganta seca.

-¿Qué es lo que te ocurre?- pregunta Stefan- Has estado paralizada observando a la lejanía con tu rostro pálido.

-He tenido una visión- musito observando a mi alrededor aun con mi corazón acelerado.

-¿Qué clase de visión?- pregunta con curiosidad, los demás se encontraban expectantes a nuestra conversación.

-Alice...- respondo sintiendo mi corazón encogerse.

-¿Qué ocurre con ella?- interrumpe Victoria con preocupación.

-Algo malo está ocurriendo, acabo de verla asesinar a una chica en un lugar completamente oscuro, arrancando su corazón sin piedad- cierro mis ojos recordándolo- Ella ya no es la misma de antes- temo.

-Me sorprendería si no luchara contra quienes desean su mal- responde Stefan.

-¿Por qué dices eso?

-Porque luego de que ella se sacrificara por todos nosotros, su alma se evaporó de su interior ya no queda nada de bondad hacia los demás.

-Ha venido a proteger al pueblo y buscar venganza, lo hará.

-Debemos verla, no es posible que desde que ha llegado jamás la hemos visto.

-¿Creen que nos querrá ver?- asiento observando el dolor en la mirada de Elizabeth.

-¡Claro que si! Jamás quisimos que le hicieran daño.

-Pero aun así no lo evitamos- siseo.

-¿Podíamos evitar al destino? Cuando la verdad está escrita nada ni nadie puede evitar que esta suceda.

-Se puede lograr cambiando las decisiones, quizás ocurra pero no de la forma pactada.

-No es momento de discutir sobre algo que ocurrió en el pasado, el tiempo avanzó demasiado rápido para arrepentimientos.

-Stefan tiene razón debemos preocuparnos por Alice y de lo que sucederá.

-Esta vez debemos de advertirle desde el inicio.

-¿Este realmente será el fin de todo mal?.

-Alice lo decidirá.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

POV. Elizabeth Camberleck.

-¡Lucero!- grito sorprendida observando a la pequeña morder la mesa- ¿Qué estás haciendo, niña?

-¡Nada!- responde alejándose de allí con rapidez.

-¿Estabas mordiendo la mesa?- río sin evitar.

-¡Basta, abuela!- grita con enfado.

-Es que tú eres más extraña que tu madre, cariño..

-No soy extraña- replica cruzando sus brazos, provocando ternura en mi- Tú eres extraña.

-¡¿Yo!? Además de extraña eres insolente, lo que faltaba.

-Mira quien lo dice- responde observando las flores del jardín- La que habla sola e insulta en sueños. Sabía que estabas más loca que una cabra pero no creía que tu mal humor afectaba a tus sueños- mira sus uñas fingiendo superioridad.

-Niña arrogante- murmuro ofendida.

Nos observamos unos segundos antes de estallar en risas.

-Abuela- murmura abrazando mi torso- ¿Tú no te irás de nuestro lado, verdad?

-Jamás me iré, cariño- acaricio su cabello con dulzura- ¿Por qué me preguntas eso?

-No quiero que mamá sufra con otra perdida- responde y mi respiración se corta al escuchar sus palabras con dolor.

-Prometo estar con ustedes toda la eternidad- separo nuestros cuerpos para ponerme a su altura.

-Quiero que ella sea feliz- sus ojos brillan.

-También lo quiero, corazón- beso su frente- Ella lo es, tú la haces feliz.

-¿Lo crees?

-¡Efectivamente! Es feliz a tu lado, eres su hija y te ama.

-También la amo- sonríe.

-¡Oye! ¿Y cariño para mi no hay?- finjo decepción.

-¡Claro que si!- ríe abrazando mi cuello.

Sonrío con cariño abrazando su cuerpo por algunos minutos hasta que una extraña presencia provoco que mis brazos se tensaran.

-Abuela, hay alguien afuera- murmura Lucero separándose lentamente.

-Lo sé, cariño- respondo dirigiendo mis pasos a la puerta del salón- Quédate lejos- aviso.

Suspiro antes de abrir.

Ante mi se encuentran dos chicas observando mi rostro con intriga.

-Buenas tardes, estamos buscando a Alice- habla una de ellos

-¿Quienes son ustedes?- frunzo el ceño con confusión.

-Unas viejas amigas...

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora