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POV. Cassandra.

Suspiro por décima vez escuchando sonar el timbre de Camille.

¿En dónde se a metido esta mujer?- pienso.

La puerta de abre luego de unos instantes y el rostro de Camille se encuentra ante mi mirada con sorpresa.

-¿Cassandra, qué haces aquí?- musita extrañada.

-Buenas tardes, querida- saludo entrando sin pedir permiso.

-Pasa, es tu casa- responde con sarcasmo.

-¿Y el pequeño?- pregunto.

-Se encuentra durmiendo en su habitación- responde detrás de mí.

-Quiero hablar contigo.

-Ya lo estamos haciendo- ruedo mis ojos ante su respuesta.

-Eres tan exasperante- tomo asiento en su sillón.

-Si has venido a insultar, sabes donde se encuentra la salida- gruñe ante mi.

-No es venido por eso, déjalo para otro día- sonrío con burla- He venido para hablar del final de la Profecía.

-Será inevitable- ríe negando- una de nuestras hijas morirá y ninguna podrá hacer nada para evitarlo.

-¿Crees que no lo sé?- gruño ante su actitud.

-Seamos sinceras, Cassandra- suspira con cansancio- Estoy harta de toda esta jodida guerra.

-¿Quieres que te recuerde que has sido tú quien ha amenazado a Alice porque había asesinado a tu hija?- frunzo el ceño con enfado.

-¿Cómo sabes eso?- abre sus ojos con sorpresa.

-Se todo lo que sucede- nos observamos fijamente- ¿Qué quieres lograr con todo esto?

-¿A qué te refieres?

-¿Por qué llegas y intentas provocar a mi hija?- trago saliva- ¿Por qué no abres tus ojos y luchas por Lessie, acaso no recuerdas todo el daño que les ha provocado Alisson?

-Ella es mi hija- murmura quitando su mirada.

-¡Ella es un monstruo!- grito levemente- Y por culpa de tus malas decisiones has perdido a una de tus hijas.

Niega con estupor.

-Ella...- balbucea.

-¡Abre tus ojos, mujer! Le has roto el corazón a una joven que era inocente. ¿Qué has logrado? Absolutamente nada, porque Alisson te ha lastimado y Lessie te odia.

-Ella no puede odiarme- sus ojos se envuelven de lágrimas.

Niego con lástima- Lo hace, créeme que si. Cuando alguien habla de ti o siquiera te recuerda, su mirada se vuelve dura y es predecible observar el rencor en su interior- respondo- Perdiste por siempre a una chica que en verdad no tenía la culpa de nada.

-¿Cómo puedo recuperarla?- sostiene su rostro con ambas manos- Ya es tarde para estar en su vida, ella cree que jamás me he preocupado, pero aprovechaba cada momento que tenia para observar lo que hacía en su nueva vida.

-¿Por qué te alejaste de ella?- pregunto- ¿Por qué elegiste a Alisson?

-¡No lo sé!- solloza- Tenía la esperanza de que ella cambiara, me dolía observar el rostro de Lessie y verme a mi reflejada en el, odiaba saber que era tan parecida a mi físicamente que no quería que se convirtiera en un ser sin alma.

-Oh créeme que si, ambas son tan parecidas que incluso da miedo- bromeo al notarla sonreír- Pero ella no es como tú, tiene un corazón tan puro, es una chica increíble pero es tan dura consigo misma, su vida es un misterio para todos nosotros, jamás nos ha permitido saber sus emociones, nunca.

-¡Maldición!- gruñe sollozando nuevamente- ¡Me odio tanto por haberle provocado tanto dolor!

-Aún estás a tiempo de luchar por ella.

-¿Qué quieres decir?- su atención hacía mi es inmediata- ¿Cómo...?

-Únete a nosotros- sentencio- Ayúdanos a detener a Alisson.

•°•°•°•°•°•☆•°•°•°•°•

Observo mi rostro repleto de lágrimas frente al espejo del baño de la habitación de Lucero.

Luego de nuestra conversación me excuse diciendo que me sentía mal.

Mi corazón dolía al imaginar la posibilidad de no tenerla a mi lado.

Suspiro por última vez intentando encontrar el valor suficiente para salir de la habitación.

Acaricio mi pecho esperando que el dolor se disuelva.

Mi mirada recorre la habitación de Lucero sin encontrar rastros de ella.

Mi corazón se alarma ante el pensamiento de que se había ido.

Con velocidad recorro cada extremo de la casa con el miedo elevándose en mis arterias al no encontrarla.

Sostengo mis manos sobre el mármol de la cocina pensando en donde podría estar.

Unos pasos deteniéndose ante mi llaman mi atención, elevo mi mirada encontrándome el rostro de Margareth observándome con tristeza

-¿Abuela?- la observo extrañada ante mí.

-Cariño- intenta aproximarse al notar mis lagrimas.

Niego con desespero.

-¡Quiero que la encuentren!- grito con desespero.

Margareth niega observando mi rostro con tristeza.

-Ella se ha ido, cariño- murmura acariciando mi rostro- No hay nada que puedas hacer.

-No... ¡No!- vuelvo a repetir con fuerza- No puede irse, ella no puede dejarme- sollozo entre sus brazos.

-Volverá, cariño- acaricia mi cabello- Ella volverá cuando todo esto acabe.

Cierro mis párpados con dolor.

-¿Por qué?- susurro en su cuello- ¿Por qué debo de sufrir tanto?

-La vida en tan incierta, todo tiene su respuesta pero tienes que comprender que nada dura por siempre, esta tormenta acabará y volverás a ser feliz con la pequeña Lucero; debes de creer.

Niego- Ya no tengo fuerzas para tener esperanzas, mi vida siempre ha sido tan oscura.

-No, Alice- interrumpo.

-¡Claro que si!- la miro- Cada persona que amo se aleja de mi. ¿Qué hay de mal en mí? ¿Por qué no puedo ser feliz?

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora