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Dialogo con sus demonios y ángeles:

-Algo bueno de todo esto es que puedo parecer donde quiera sin tener que esperar.

-No lo consideraría como algo bueno, conociendo tu pereza, princesa.

-¡Cierra la boca!

-Creo que algo te hace falta, cariño.

-Tanto enfado daña tu metabolismo.

-Vida sexual, lo llamaría yo...

-Es una lastima que no pueda arrancarles la cabeza.

-¿Cuál de todas?

-Reina- responden con sorpresa al verme llegar.

¿Acaso creían que esconderse resolvería los problemas?

Joder... comienzo a arrepentirme de dejarlos como soldados si siquiera ¡pueden defender a la jodida ciudad!

-¿Dónde se encuentra?- pregunto sin paciencia.

-En el bosque del pueblo- responde con miedo el joven.

Inútiles.

-Quiero que todos ustedes escuchen esto- alzo mi voz- ¡La próxima vez que no me avisen que algo está ocurriendo, arrancaré sus corazones sin piedad y los usaré como pelotas de golf! ¿Está entendido?

Tragaron saliva con miedo, asintiendo sin parar.

-Muy bien- suspiro- me encargaré.

**********

Un extraño ruido se oyó en la oscuridad, las ramas crujían bajo las pisadas de un extraño.

Fruncí mi ceño sintiendo mi corazón acelerarse ante los nervios.

¿Quién podría ser el monstruo que provocaba las muertes de los niños?

-Ten cuidado, princesa. No estamos solos.

Tragué saliva aun oculta detrás del árbol, mi mirada se adaptaba sin problema a las espesas tinieblas.

-¿Dónde te encuentras? Déjame verte.

El cuerpo de una joven comienza a deslizarse entre la neblina procurando no caer sobre el suelo.

Sonrío maliciosamente sintiendo su miedo.

-Vaya pero mira que tenemos aquí- reí llegando con velocidad ante su cuerpo- ¿Quién eres?- se sobresalta chillando con terror.

-¿Eso es importante?- sisea retrocediendo.

-Si... ¿Sabes por qué?- pregunto, sintiendo mis colmillos crecer al igual que mi cuerpo- Porque lastimas a niños inocentes sin piedad.

Su rostro se desfigura ante el pánico que refleja su mirada- ¿Qué eres?- su voz tiembla al presenciar mi enfado.

-¿Quieres saber quien soy?- espeto envolviendo su torso entre las ramas de los árboles- Soy más peligrosa que el mismísimo Lucifer... ¿Ahora si te ha quedado claro?- camino con lentitud hacía ella.

-¿Qué harás?- intenta escapar de entre las ramas- ¿Qué quieres?- solloza.

-Oh que lastima que estés asustada- finjo tristeza- ¡¿Acaso escuchabas a los niños pedir piedad antes de asesinarlos?!- mis uñas crecen de forma veloz antes de incrustarlas sobre su garganta, sintiendo la sangre escurrir violentamente entre mi piel.

-¿Qué es lo que quieres y a quién buscas?- pregunto soltando su cuello.

-Soy una amiga de Alisson- confiesa sorprendiéndome- Estoy buscando su rastro desde hace siglos, quiero asesinarla con mis propias manos.

-Ella no esta aquí- respondo- ¿Por qué sigues atacando al pueblo?- acaricio su mejilla sintiendo deseos de alimentarme con su sangre.

-Porque creí que de esa forma la atraería hacía mí, con nuestro símbolo.

-¿De qué símbolo hablas?- indago sintiendo su cuerpo temblar ante mi mirada.

-¿Quién eres?- interrumpe.

-¡No ignores mi pregunta!- grito abofeteando su rostro.

-Joder- sus párpados se cierran ante la fuerza del impacto de mi mano sobre su piel- ¡Me has hartado!- alza su voz destrozando las ramas a su alrededor para luego alejarse con rapidez.

-Pero mira quien ha sacado sus garras- río sin evitar.

-Eres una jodida perra- gruñe limpiando su sangre sobre su nariz ignorando la herida de su cuello.

-Oh no, prefiero ser una pantera, son más fascinantes. ¿No crees?- respondo transformando mi cuerpo en la anatomía de un enorme lobo, de pelaje tan oscuro como la noche.

Puedo sentir su corazón paralizarse un breve segundo ante la impresión.

-Tienes bastantes facetas- retrocede levemente- ¿Cuales más tienes?

-Ya lo verás, ten cuidado, no vaya a ser que mueras antes de conocerlas- amenazo.

Niega frunciendo su ceño antes de precipitarse sobre mí golpeando mi torso con fuerza.

Gimo de dolor ante aquel movimiento sorpresivo, la sangre rodea mis colmillos envolviendo un sabor metálico en mi lengua.

El enfado incrementa al notar su mirada de superioridad.

-Ten cuidado, chiquilla.

-No te fíes de un lobo.

-Vamos a divertirnos, princesa.

-Es hora de salir a jugar.

-¿Ahora es mi turno?- río soltando un brutal gruñido que se oyó en ecos a nuestro alrededor.

Mis huesos crujían ante el cambio brusco de apariencia, comenzaba a transformarme en un demonio.

Uno muy feo.

Oye! Que tú también eres nosotros, malcriada.

-¿Qué...?- se paraliza.

Corro hacia ella envolviéndola en un humo espeso, siento sus órganos retorcerse, su pulso comenzaba a debilitarse.

-Te demostraré que es ser un monstruo- respondo golpeando su cuerpo sin piedad sobre el suelo, las ramas crujían bajo de ella.

De mis manos se escapan dagas completamente oscuras incrustándose en su torso para luego salir y terminar rodeando su anatomía.

Jadeos de desesperación se escapaban de sus labios pero mi cuerpo actuaba de forma automática.

Los sonidos dejaban de escucharse a mí alrededor y lo único que lograba llamar mi atención era los latidos de su corazón.

-Te preguntaré por ultima vez...- musito tirando de su cuerpo nuevamente hacia un árbol a mi derecha- ¿Por qué asesinas a los niños?

-Porque ellos son los más débiles- responde escupiendo al hablar.

-¡Te equivocas! Ellos son más fuertes que los adultos- muerdo su cuello arrancando parte de el, la sangre escapaba de este dejando un enorme orificio.

Un grito se escapó de sus labios antes de gruñir con dolor.

Esto no es nada a comparación de lo que has hecho.

-Te haré vivir una pesadilla- gruño cegada por el enfado.

-¿Quién eres?- vuelve a preguntar sin fuerzas a causa de mi mano dentro de su torso.

-Soy la reina maldita- respondo quitando su corazón sin piedad.

Y nadie se mete con mi familia.

**************

-Ella está cerca.

-¿De quién hablas?

-De alguien que jamás querrás ver.

-¿Quién es?- vuelve a preguntar.

-La Reina de la Muerte.

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora