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POV. Mercy.

100 años antes.

-¡Alice!- grité sobresaltada, fuertes corridas se escucharon fuera de la habitación antes de que la puerta se abriera abruptamente.

-Cariño- murmuró Ethan con dolor, sabía que su corazón se había destrozado con todo lo ocurrido.

-Por favor... ¿Podrías abrazarme?- pedí alzando mis brazos antes de envolverlos en su torso.

-¿Qué ocurre, Mercy?- preguntó con delicadeza mientras acariciaba mi cabello.

-Ella... quiere eliminar toda clase de vínculo que nos una, incluso el que nos conecta con nuestras emociones.

-¿Pero acaso no es peligroso para ambas?

-Donde sea que se encuentre se que logrará desunirnos, aunque deba de sufrir ante mi salvación. ¡Ella no merecía esta jodida familia!

-Tranquila, cariño- murmuró aferrándose a mi cuerpo con fuerza- Le prometí que te protegería y lo cumpliré.

-Confio en ti- bostece cerrando mis párpados.

Volveré pero antes tendré que aprender a sanar...

Mi corazón se paralizó un breve instante causando descargas eléctricas por todo mi cuerpo; sentía un dolor absoluto en cada extremidad.

Las personas se cansan de ser buenas con quien no lo merece.

Pero tú siempre estarás en mi corazón.

Me sentía abrumada, mi cuerpo no respondía a mi mente. Mi respiración se dificultaba en cada momento.

Un gemido desgarrador se ahogó en mi interior al recordar cada momento junto a Alice.

La nostalgia invadía cada momento vivido para ser reemplazado por un extraño vacío.

Podrás eliminar nuestro vínculo pero jamás lograrás que te olvide...

Mis párpados se abrieron con sorpresa antes que todo volviera a la normalidad como si nada.

Exceptuando que cada emoción era reemplazada por la oscuridad de la noche.

Lo supe.

Se había ido...


*******

Actualmente.

-¿Qué ocurre, cariño?- susurró Ethan sobre mi oído.

-No lo sé- suspire- Mi corazón late acelerado- me removí incómoda sobre mi asiento.

-Pero qué...- sus palabras quedaron suspendidas en el aire al escuchar un eco en todo el salón.

Mi mirada se dirigió hacia la puerta donde una mujer y dos hombres se dirigían hacia donde todos nos encontrábamos.

Mi pecho vibraba ante su presencia.

-Reina- me miró sorprendido el anciano que nos había invitado, cuyo nombre desconocía- Bienvenida a la ceremonia, no contaba con su llegada.

-Suelo dar sorpresas- su voz ronca paralizó por completo mi cuerpo.

Aquella voz me era absolutamente conocida.

Una sonrisa adorno el rostro de la mujer pero su rostro se encontraba cubierto por una capucha negra que provenía se su enorme saco.

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora