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POV. Alice Camberleck.

-¿Qué ocurre contigo?- grito alejando su cuerpo del mío con brusquedad.

-Alice- golpeo su rostro con furia.

-¡Te he dicho que no quiero saber nada de ti!

-No puedo... no puedo, Alice.

-¡Pues intenta!

-¡Me muero de celos! Porque él en verdad te quiere, me da celos la forma en la que te mira, no soporto observar como tus ojos brillan al verlo, como tu cuerpo actúa de forma automática al estar frente a él.

Mi cuerpo se paraliza ante la sorpresa.

-¿Por qué te molesta?- gruño.

-Por que el te ama y yo...- guarda silencio.

-¿Tu qué, Alex?- pregunto expectante.

-Yo no te amo.

-Vaya lobito bipolar nos ha tocado, princesita.

-¿Por qué mi cuerpo no ha actuado ante sus palabras?

-Porque él no es para ti, Reina.

-Recuerda a que vinimos, Alice.

-¿Si no me amas entonces por qué te empeñas en joderme la existencia?

El cielo comienza a nublarse ante mi enfado, debía de controlarme antes de que algo sucediera.

-¿Qué está ocurriendo aquí, Alexander?- la voz de Christopher nos sobresalta.

-Rey.- balbucea con nerviosismo a mi lado.

-Deberías alejarte de mi hija- responde con seriedad.

-Estamos conversando.- interrumpo.

-¡No! Tú me estás haciendo perder el tiempo- siseo.

-Vete, Alexander- advierte acercándome a él- antes de que use tu cuerpo como alfombra.

•°•°•°•°•°•°•°•°•

-¡Alice!- sonríe tomándome por sorpresa al abrazarme un breve segundo al verme llegar.

-Cassandra- respondo sorprendida.

-¡Es una sorpresa que estés en el palacio!- sonríe antes de observar el rostro fruncido de Christopher- ¿Qué ocurre, cariño?

-Alexander- le lanzo una mirada de advertencia pero me ignora por completo- se intentó propasar con Alice.

-¿Qué te ha hecho ese inútil lobo?- frunce su ceño.

-Me sorprende que lo detestes- suspiro- no ha sido nada, solo un pequeño inconveniente que no volverá a ocurrir.

-Hay secretos que deberás saber, Alice. Pero todo tiene su tiempo-exclama- sígueme así tendremos más comodidad al conversar.

Camina en dirección al salón principal, todo a mi alrededor seguía estando de igual manera exceptuando que ahora cada rincón pareciera recobrar vida.

-¿Qué ha ocurrido para que volviera la felicidad a este lugar?

-Quiero creer que no eres tonta, princesa.

-Deja de molestarla, demonio feo- los ángeles los interrumpen.

-¿Qué ha ocurrido con Alexander?- indaga sentándose a mi lado en el sillón.

-No ha sucedido nada, Cassandra- respondo harta.

-¡Contesta!- grita provocando que sus ojos se oscurecieran por completo, adoptando un aspecto macabro.

-Por todos los Dioses...- pienso.

-Ya comprendemos de quien heredaste tu mal genio, querida.

-No les basta con ser iguales físicamente que incluso lo son en su forma de ser.

-Irónico.

-No comprendo su actitud- exhalo el aire de mis pulmones- me ha roto el corazón hace un siglo, luego llego nuevamente a este mundo y me encuentro con la sorpresa de que está con mi enemiga, la persona más insoportable y repugnante. Se entera de mi enamoramiento por Brandon y llega a besarme ¡sin mi jodido consentimiento! Para luego fingir un ataque de celos- ¿Por qué le contaba esto?

-Existen algunas personas que no dejan que el otro sea feliz, al menos de que esté sufriendo. No permitas que él arruine lo que estás construyendo- aconseja acariciando mi pierna con cariño.

-No lo permitiré.

Nuestras miradas se observan por unos minutos antes que ella rompa el silencio.

-¿Crees en las almas gemelas, Alice?- pregunta.

-¿Cómo?- pregunto pensando en la respuesta- Jamás he pensado en ello, pero creo en los amores de la vida- intento explicar.

-No tienes solo un amor, Alice.

-¿De qué hablas? ¿Te refieres a un alma gemela?- frunzo el ceño observándola con atención.

-No.- suspira- un alma gemela es la persona que está entrelazada a tu alma, quien está destinada a amarte eternamente, en todas las vidas que existan, pero un amor, quizás no sea por siempre y tú Alice solo tienes un alma gemela, pero te niegas a verle.

-¿Cómo sabes eso?

- Lo sé todo, recuerda que soy la reina y tu madre.

-Joder no comprendo.

-Me desespera tu lentitud para comprender las cosas, Alice.

-¿Acaso tus neuronas siguen funcionando?

-Maldito demonio.

-Tienen demasiada inocencia, Angelitos.

-¡Cierra la boca! Que tú expandes maldad.

-Por lo menos nos divertimos.

-¿Pueden callarse? Me duele la cabeza- gruñí masajeando mis sienes.

-¿Con quién hablas, Alice?- pregunta con confusión observando a su alrededor buscando el responsable de mi enfado.

-Oh no te preocupes, son las voces en mi cabeza que me estresan- replico al observarla mirarme como si estuviera loca.

-Y realmente lo estás, princesita.

-Si pudiera verte, juro te arrancaría la lengua.

-Lástima... si quieres te la puedo arrancar a ti.

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora