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-Alexander- su voz sonó de forma ronca a centímetros de mis labios.

-Eres tan hermosa- le sonreí acariciando sus mejillas con suavidad, hipnotizado por su belleza- Me siento tan idiota por haber permitido que haya controlado mis pensamientos, daría mi vida por cambiar mis absurdas decisiones que causaron daño en ti- mis ojos se humedecieron ante el dolor de haberla perdido.

-Alex...- suspiró cerrando sus ojos- ¿Por qué? ¿Por qué me dices todo esto?

-Porque no puedo esperar otro maldito segundo más sin decirte todo lo que siento ante ti, no me perdonaras lo se. Pero no importa el tiempo que pase intentaré cada día de mi existencia revertir todo el daño que te cause y enamorarte tanto como yo estoy de ti.

-Por favor no mientas- exclamó en susurro- No.

-Te demostrare mis sentimientos, lo haré con calma- sonreí besando su frente con suavidad, sintiendo como su cuerpo reaccionó ante mi.

Eres todo arte maravilloso en este mundo y muchos más.

-¿Me permitirás demostrarte día a día mi amor por ti?

-No estoy sola, Alexander. Ahora está Lucero y ella es más importante aquí.

-No importa luchar contra el mismo Lucifer, las protegeré y amaré a ambas, sólo concédeme el honor de hacerlo.

-Tendrás que saber cómo ablandar mi corazón- respondió sonriendo, mi corazón se aceleró ante tal acción- Te advierto que mi hija es mucho más fría que yo.

-Me atenderé a las consecuencias- reímos mientras la envolvía en mis brazos.

-Alexander, aún hay cosas de las que hablar- avisó en mi cuello provocando que mi piel se erize ante el contacto con sus labios.

-Lo sé- respondí en un suspiro- Te debo tantas disculpas.

-Con simples palabras no lograrás arreglar lo que sucedió, no se puede enmendar- se separó de mí con lentitud.

-He sido un completo idiota- negué con vergüenza provocando una sonrisa en si rostro.

-Esto es extraño- murmuró con confusión.

Reímos divertidos.

-Alice- le llamé al notar su mirada perdida.

El aire se tornó denso a nuestro alrededor.

Tragué saliva con dificultad al observar su cuerpo tenso.

Un sofocante calor invadió mi cuerpo proveniente del de ella.

-¿Qué ocurre?- pregunté observando su mirada fría.

-Lucero.

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POV. Luz.

A lo largo de los siglos una extraña leyenda despertaba el interés de cada persona.

El amor entre dos criaturas.

El sentimiento más puro y aterrador que podrán sentir.

El amar de verdad y el sufrir las consecuencias a causa del miedo por admitirlo.

Una niña sería quien tendría que averiguar su destino, su amor.

Un amor no tan imposible.

Tendrían que pasar siglos para que estos se reencuentren amándose por siempre.

Toda la eternidad.

Suena descabellado... Pero ¿Acaso no nos volvemos así al amar?

-¡Es tan sólo una niña, Marissa!- alzó su voz con devoción Valeri.

Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora