C7: Una mirada.

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Camila Horvat era incapaz de apartar la mirada de los rostros contrariados de los chicos mientras la pareja de entrevistadores seguía atiborrándolos de preguntas que ellos se esforzaban demasiado por responder en orden.

Soltó un pequeño suspiro y se cruzó de brazos mientras otra pregunta al parecer algo incómodo para ellos –a juzgar por la expresión en el rostro de Erick- se hacía presente. Esperó pacientemente a que tuviesen un pequeño descanso y encendió su teléfono procurando que estuviese en silencio para no interrumpirlos con sonidos indeseables.

Echaba de menos a su mejor amiga en momento como ese. Dejó el teléfono de lado completamente aburrida y cerró sus ojos un breve momento. O al menos para ella fue breve porque cuando los volvió a abrir cinco miradas curiosas la estaban observando con detenimiento. Dio un respingo y agradeció estar sentada junto a la pared que detuvo su inminente caída.

—Somos muy interesantes—decidió Christopher cruzándose de brazos y haciendo que las mejillas de la chica se sonrojaran de inmediato.

—¿Qué...?—susurró ella.

—Te quedaste dormida escuchando nuestra entrevista, Camila...muchas gracias por hacernos saber que somos muy interesantes—se burló Erick con una mueca divertida en el rostro. Pasó su mirada por cada uno de ellos y evitó a toda costa ver a Zabdiel a los ojos más de dos segundos seguidos.

No entendía muy bien a que se debía pero siempre que sus ojos se conectaban con los de Zabdiel para ella era inevitable no sentir una especie de descarga eléctrica que le recorría todo el cuerpo, incluso sus piernas temblaban ligeramente y ni hablar de los acelerados que se volvían su corazón y su pulso. Definitivamente algo andaba mal con ella.

O tal vez si lo sabía pero no quería aceptarlo.

—No es eso...es decir, si me quedé dormida pero no porque no me parezcan interesantes...ustedes son...increíbles pero...—comenzó. Fue capaz de escuchar la risa de Renato y un momento después los chicos se alejaron de ella para dejar que él se acercase.

—Es momento de irnos, Cami...—anunció. Ella asintió de inmediato y dejó escapar un prolongado suspiro.

De la misma manera en que lo hizo cuando comprendió que Renato Francis la estaba obligando –inconscientemente- a sentarse con los chicos en el auto. La voz de Azul llenaba el aire con un sinfín de quejas que ella ni siquiera estaba escuchando, no podía hacerlo cuando tenía a Zabdiel sentado junto a ella y rozando sus brazos y piernas.

Todo su sistema nervioso se había vuelto loco y a duras penas podía respirar correctamente. —¿Cam...? ¿Estás bien?—cuestionó Zabdiel en voz baja. Ella se obligó a mirarlo y le ofreció una pequeña sonrisa amable.

—Si... ¿Por qué...?—susurró.

—Bueno...es que...pareces un poco extraña—comentó. Camila cerró sus ojos lentamente al tiempo que un par de risitas provenientes del asiento trasero llenaban el aire.

—No, está todo bien. Sólo estoy un poco...cansada...—agregó nerviosamente.—además, estoy pensando en que esta tarde iré de compras con Dan para conseguir un vestido para el evento de esta misma noche...—inquirió en medio de un pequeño suspiro.

Zabdiel le ofreció una sonrisa que hizo que la chica se ahogara con su propia respiración. ¿Y es que quién en su sano juicio no iba a amar la sonrisa de ese hombre?

Era tan perfecto.

Pero también era inalcanzable. Por lo menos para Camila Horvat lo era.

Ella estaba con ellos por una razón y por un pequeño periodo de tiempo. Cuando ese lapso de tiempo se cumpliera; su madre volvería y ella no iba a ser más que un simple recuerdo para esos chicos de la misma manera en la que Zabdiel iba a ser para ella un simple recuerdo.

LA CHICA DEL VESTUARIO|ZABDIEL DE JESÚS|CNCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora