C19: Un favor.

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Camila inspiró profundamente antes de entrar en el restaurante del hotel. Le dolía un poco la cabeza a causa de una mala noche donde no había dormido casi nada pensando en su hermana.

¿Hacía cuanto tiempo que no se había tomado un momento para llamar a Madison? Había sido lo suficientemente egoísta como para ni siquiera pensar en ella. No es que se sintiese orgullosa, al contrario...se sentía como la peor persona sobre la faz de la Tierra.

Detuvo sus pasos encontrándose con la mirada de Zabdiel y una pequeña sonrisa instalada en sus labios sin dejar de mirarla.

Zabdiel contempló a su chica con una enorme sonrisa que estaba seguro que haría que el espantoso gato morado de aquella película animada se sintiera avergonzado porque su sonrisa comparada con la de ese chico era completamente pequeña. Le hizo una pequeña señal con su mano derecha para que se acercase.

—Buenos días—saludó ella dejando un pequeño beso sobre la mejilla del chico.

—Hola, mi amor—susurró él volviendo a dedicarle esa sonrisa con hoyuelos que hacían que su corazón temblase dentro de su pecho. Y es que para Camila Horvat; la sonrisa de Zabdiel era algo que definitivamente todo el mundo tenía que admirar. Era tan lindo verlo sonreír.—¿Te sucede algo...?—preguntó admirando el ceño medio frunciendo de la muchacha.

—No—murmuró.—Es sólo que tuve una mala noche, no dormí muy bien...—explicó.

—Pues creo que con una buena siesta vas a estar como nueva—comentó.—Camila le sonrió.—Anoche antes de dormir estaba pensando en algo...en algo que una vez me preguntaste...

—¿Yo...?—preguntó ella.—Es decir, he hecho y preguntado demasiadas cosas, Zab...que a veces pierdo el hilo de mis propios pensamientos...—confesó. Él se echó a reír

—¿Sabes que es lo que más me ha gustado de este tour?—cuestionó el boricua atrayendo la atención de la chica sentada frente a él.

Camila le ofreció una amplia sonrisa a su novio y luego parpadeó. Le era casi imposible pensar que al final de cuentas, ese era su novio. Otra vez. Lo había soñado tanto tiempo que ahora que estaba pasando no podía dejar de pensar que estaba soñando. Tenía que ser un sueño y le aterraba pensar que cuándo despertara, ella iba a seguirlo viendo en la distancia.

Su piel se erizó tan pronto la mano de Zabdiel se posó encima de la de ella. —¿Qué es lo que más te ha gustado?—preguntó ella en voz baja.

—¡Tú!—las mejillas de la muchacha se sonrojaron y el chico rio.

—¡Debes estar mintiendo!—lo acusó con media sonrisa.

—Te prometo que no. De verdad Cam, eres lo que más me ha gustado hasta ahora—respondió él volviendo a sonreírle.—Sé que te lo he dicho hasta el cansancio pero...de verdad, tengo que confesarte que desde la primera vez que te vi, fue como que boom, me hipnotizaste desde ese momento y aunque a veces era tímido y todo lo demás, siempre estaba tratando de mantener un ojo sobre ti—Camila rio.

—¿Estabas acosándome?—bromeó y las mejillas de Zabdiel se sonrojaron.

—Suena como de locos pero literalmente sí.—respondió él.—Tenías...no, tienes algo que me atrae hacía ti...es como si fueses un imán y no puedo evitarlo—ella lo miró ofreciéndole una dulce sonrisa que hizo que el corazón del chico se encogiera de felicidad.—busqué un millón de maneras de acercarme a ti pero siempre pasaba algo que me hacía dar marcha atrás y ni siquiera podía ir y encararte—se rio—suena demasiado tonto considerando que todos los días subo a un escenario frente cientos de chicas pero no sé, los nervios me jugaban en contra...suena realmente ridículo, lo sé...—soltó un suspiro y volvió a mirar a su chica.

LA CHICA DEL VESTUARIO|ZABDIEL DE JESÚS|CNCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora