LA CHICA DEL VESTUARIO|ZABDIEL DE JESÚS|CNCO.

C26: Malas sugerencias.

—Cam…—susurró Zabdiel rogándole a Dios que ninguno de los chicos despertasen. Había sido tan cuidadoso al salir de la tienda para no despertar a Renato que no se podía dar el lujo de echar a perder sus avances despertando a sus amigos.—Cami…—la llamó de nuevo.

Dio un respingo cuando la cabellera negra de la muchacha quedó a su vista y una Camila completamente adormilada la siguió un momento después.—¿Zab…?—cuestionó ella.—¿Qué pasa…?

—Buenos días.—respondió él. Las mejillas de Camila se sonrojaron de inmediato y le ofreció una pequeña sonrisa a modo de respuesta.

—Buenos días…—murmuró.—¿Qué pasa…?

—¿Quieres dar un paseo conmigo…?—cuestionó sin dejar de sonreírle. Camila se frotó un ojo y se acercó a Zabdiel acurrucándose contra su cuerpo. Automáticamente el corazón del muchacho se aceleró  y dejó un pequeño beso sobre su frente mientras ella cerraba sus ojos y disfrutaba del calor corporal que él le estaba regalando.—Así que por las mañanas eres más cariñosa…—murmuró sin despegar sus labios de la piel de la muchacha, enredó sus brazos alrededor de la cintura de su novia y ella rio en voz baja.

—¿Tiene que ser justo ahora?—preguntó en un hilo de voz. Zabdiel rio en voz baja también y asintió firmemente.—¿Y a donde se supone que vamos…?

—A un lugar bonito que estoy muy seguro que te va a gustar mucho…—respondió. Los ojos marrones de la chica se posaron en él un breve momento y luego asintió débilmente.   

—Dame cinco minutos…

(…)

—¿Tienes frío?—cuestionó Zabdiel caminando de la mano de su novia. Ella negó.—Pues parece que si…

—¿Renato sabe que estamos aquí…?—preguntó Camila arrugando su nariz. Lo último que necesitaba en ese momento era a su jefe molesto.

—Digamos que…no.—respondió.—Pero no te preocupes porque vamos a ser muy cuidadosos además…él confía en mi.—agregó encogiéndose de hombros.—Es sólo que quería aprovechar el viaje para tener un momento a solas para nosotros…—musitó sin dejar de sonreírle.  El corazón de Camila Horvat se aceleró de inmediato y se acercó a él lentamente.—De verdad tengo la impresión de que algo malo está pasándote y estás ocultándomelo…—comentó frunciendo sus labios.—Eres mi novia, Camila. Y todo lo que pase contigo me afecta a mí también directamente porque eres mi pareja y te amo…

—No me pasa nada.—hizo una pausa.—Sólo estaba contemplándote…sólo para reafirmar que eres el ser más lindo y maravilloso que ha pisado la Tierra alguna vez…—inquirió poniéndose de puntitas para dejar un pequeño beso sobre los labios de Zabdiel.

—Sólo quiero que estés bien.—articuló el muchacho apoyando su frente en la de su novia.

—Mientras estés aquí te juro que voy a estar más que bien…

—De…acuerdo.—le sonrió.—Ven, casi llegamos…

—¿A dónde llegamos…?—cuestionó Camila con renovado interés.

—Oh, ya verás.—respondió.—Estoy muy seguro que te va a encantar…
Y en efecto; Zabdiel había tenido razón en todo. La imponente vista que tenía delante de ellos era completamente hermosa. Los latidos del corazón de la muchacha se duplicaron de inmediato y se giró entre los brazos del muchacho para poder dejar un beso sobre sus labios.

—Esto es completamente increíble, Zabdiel…—le aseguró.—Dios, realmente no puedo creer que exista un lugar así…—rio.—siempre pensé que este tipo de paisajes eran producto de pantallas verdes…