A la mañana siguiente todo lo que Camila Horvat era capaz de hacer era temblar. Su sistema nervioso parecía haberse alterado a sobremanera durante la noche anterior porque ahora que trataba de controlar los pequeños espasmos que sentía en su cuerpo era completamente imposible.
Era como si tuviese en su interior un interruptor que con sólo tocarlo su cuerpo entero entraba en crisis de inmediato. Inspiró profundamente y se giró en la cama esperando que Danna estuviese dormida pues lo menos que quería era que siguiera molestándola con el tema del desayuno con Zabdiel tal como había hecho la noche anterior cuando Christopher se había marchado a su habitación finalmente luego de un par de largas horas donde habían estado compartiendo besos y abrazos.
Camila los había visto y se había sentido una intrusa dentro de su propio espacio personal por lo tanto decidió volver a la piscina del hotel -aunque estuviese congelándose- para darles su propio espacio. Lo que por consecuencia había traído consigo más tiempo con Zabdiel que al final de cuentas disfrutó.
La castaña permanecía profundamente dormida así que agradeciéndole a Dios por ese pequeño detalle se puso de pie procurando no hacer ruido para dirigirse hasta el cuarto de baño. Veinte minutos después salió lentamente pero Danna seguía dormida. Tomó su teléfono y lanzándole una última mirada abrió la puerta de la habitación encontrándose de frente con Zabdiel y su mano elevada.
El boricua le ofreció una amplia sonrisa a la muchacha que hizo que el corazón de a pelinegra hiciera acrobacias dentro de su pecho, sin embargo se controló para no echarse a gritar como una desequilibrada mental.
—Hola...—susurró el muchacho. Camila le indicó guardar silencio y salió la de la habitación cerrando la puerta detrás de si de manera lenta.
—Hola—respondió ella finalmente una vez que estuvieron lejos de la presencia de su mejor amiga.
—Yo...estaba por tocar la puerta...—anunció él. Camila le sonrió.
—Realmente que bueno que no lo hiciste...—susurró—Danna puede ser un poco...persistente...—añadió encogiéndose de hombros. Zabdiel se echó a reír y le tendió su mano cortésmente. Camila la tomó de inmediato y él tiró de ella para hacerla avanzar hasta el elevador.
No era la primera vez que ella subía a un elevador con él, sin embargo, todas las veces anteriores los chicos habían estado presentes y hacerlo ahora sin ellos realmente se sentía condenadamente...diferente.
Ambos estaban nerviosos, sí. Estaban ansiosos pero los dos eran buenos disimulando. Zabdiel no dijo nada pero la condujo en silencio hasta el restaurante del hotel procurando no escoger una de las mesas a plena vista en el lugar, él quería algo más...íntimo. Le hizo una señal al camarero rubio y coqueto de la noche anterior y unos minutos después el muchacho volvió con sus órdenes de comida.
—¿Qué pasa...?—cuestionó la chica percatándose de la mirada color chocolate del muchacho en ella. Él suspiró jugueteando con el tenedor de metal entre sus dedos.
—Nada. Es que...es un poco extraño estar aquí sin estar rodeado del resto de los chicos...—comentó haciendo una mueca—pasamos tanto tiempo juntos que cuando no estamos todos reunidos se siente extraño...es realmente una tontería, no me hagas caso...—se apresuró a decir pero Camila por supuesto que no lo iba a dejar pasar tan fácil.
—Es linda la relación que ustedes tienen—respondió.—Me gusta...son una familia...
—Un poco extraña pero una familia al final de cuentas...—musitó él.—Y tú eres parte de esta familia, Cami...—añadió. Camila lo observó a los ojos y de inmediato deseó no haberlo hecho.
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LA CHICA DEL VESTUARIO|ZABDIEL DE JESÚS|CNCO.
FanfictionDE LA CHICA DE LOS PATINES LLEGA: LA CHICA DEL VESTUARIO. "Una mirada siempre lo confesará todo". A ZABDILA'S STORY.