C16: Un trato de besos.

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El cerebro de Camila Horvat no era capaz de terminar de comprender todo lo que había vivido la noche anterior. Sentía el corazón acelerársele y sus piernas temblar de sólo pensar en Zabdiel...en su nuevo novio.

Y es que entre más lo pensaba más increíble le parecía.

Una sonrisa involuntaria se hizo presente en sus labios y se giró en la cama tratando de controlar todas las emociones que tenía a flor de piel. Negó un poco y se puso de pie para entrar en el baño y arreglarse. Pudiese ser que estuviese completamente feliz por su nuevo noviazgo con el boricua pero seguía teniendo trabajo y no podía descuidarlo. Danna no estaba y eso era un poco extraño pero en ese momento le daba gracias a Dios por la ausencia de la muchacha.

Diez minutos después con el cepillo de cabello en mano volvió a entrar en la habitación en el mismo momento en el que un par de suaves golpes en la puerta llamaban su atención. Avanzó lentamente hasta ella y tiró del pomo de la puerta encontrándose de manera inmediata con la sonrisa acompañada de hoyuelos de su novio.

—Buenos días, bella señorita—la saludó dejando un beso sobre sus labios.

Camila rio en voz baja y correspondió a su beso pensando que era un poco inusual y hasta se sentía un poco extraño ver a Zabdiel en esa faceta pero al final de cuentas eso no le quitaba la lindo. Ni se lo quitaría nunca.

—Buenos días—respondió cuando se separaron.

—¿Puedo pasar?—cuestionó él señalando dentro de la habitación. Ella asintió y se hizo a un lado para darle acceso.—realmente esperaba que ya estuvieses despierta...

—Desperté hace apenas unos minutos—respondió.—¿Por qué...?

—Renato me dijo que nos quiere ver en la recepción del hotel, realmente no entiendo que es lo que se trae entre manos pero supongo que debe de ser algo grave porque parecía realmente serio...—comentó. Camila frunció las cejas y dejó escapar el aire de sus pulmones.

—¿Zabdiel...?—susurró y luego negó—¿Qué pasa si lo que quiere decirnos es que no le gusta que nosotros estemos juntos?—cuestionó débilmente y Zabdiel negó.

—No creo que sea pero si acaso lo es entonces créeme que pierde el tiempo—decidió—nadie va a hacerme cambiar de parecer con respecto a ti, Cam...ni siquiera Renato—suspiró—además, no les estoy pidiendo permiso para estar contigo y me tiene sin cuidado lo que piense el mundo entero...

—Zab...

—Nosotros estamos juntos porque nos queremos y eso es todo lo que importa ¿no?—musitó tomando sus manos delicadamente.—No te preocupes por eso, mi amor.—le dijo ofreciéndole una amplia sonrisa que hizo que hasta la última fibra del cuerpo de Camila temblara.—Nunca en la vida dejaría que nadie me separe de ti...

—¿Te puedo hacer una pregunta?—cuestionó la chica y él asintió de inmediato.

—¿Qué es eso que le pediste a mi madre que no me dijera?—Zabdiel rio.

—Eso era algo que esperaba que me preguntases en cualquier momento—admitió.—pero creo que tienes derecho a saberlo...

—Lo tengo—corrigió ella. Él asintió de inmediato.

—Le pedí que me hablara sobre ti—soltó—es decir, que me contara las cosas que te gustaban, las que no te gustaban, el tipo de cosas que solías hacer en tu tiempo libre...y ella me lo dijo...

—¿Qué?—se quejó—dime por favor que no le pediste que te contara cosas vergonzosas sobre mi porque créeme que tiene muchas para contar—Zabdiel se echó a reír.

LA CHICA DEL VESTUARIO|ZABDIEL DE JESÚS|CNCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora