C22: La videollamada.

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Zabdiel De Jesús se sentía desesperado.

Esa era la única palabra que se le podía ocurrir en ese momento para describir la sensación tan abrumadora que sentía en su pecho. Era un sentimiento horrible que lo hacía ser vulnerable y que definitivamente no le gustaba para nada sentirla.

Ansiaba con todas sus fuerzas que las vacaciones terminasen rápido sólo para poder volver a Miami y ver a Camila otra vez. Inspiró profundamente y tomó su celular para seguir contemplando las fotografías que tenían juntos. Ahora entendía a Christopher cuando decía que no le gustaba estar lejos de Danna.

Una vez él se había reído del dramatismo del ecuatoriano pero definitivamente a él tampoco le gustaba estar lejos de Camila. Siguió observando las fotografías, los ojos y la sonrisa de la chica lo hicieron sonreír y su corazón comenzó a latir desesperadamente dentro de su pecho. Hasta que una increíble idea se le cruzó por la cabeza. Era algo tan sencillo que definitivamente podía ayudarlo a disipar ese feo sentimiento.

Podía recordar con exactitud el momento en el que la fotografía había sido capturada. Al principio Camila se había negado a tomarse fotografías con él pues lo menos que quería era que ciertas fotografías terminasen en cualquiera de los perfiles sociales de Zabdiel, no tenías ganas de tener que lidiar con cientos de chicas furiosas pero él le había dicho que no las publicaría, eran recuerdos personas que sólo utilizaría para admirarlas cuando la echara de menos –tal como en esa ocasión- ella lo había pensado un par de minutos hasta que a base de besos terminó cediendo.

Buscó la fotografía de Camila –donde él y ella sonreían ampliamente a la cámara pareciendo completamente felices disfrutando la compañía el uno del otro- y luego la presionó para iniciar una videollamada con su novia. Esperó pacientemente a que ella atendiese a su petición. Sólo que los lindos ojos marrones y la linda sonrisa de Camila no fue lo vio cuando finalmente la solicitud de videollamada fue atendida.

En su lugar dos coletas pelinegras y unos bonitos ojos marrones oscuros –casi negros- quedaron a su vista. Una pelinegra con una extensa sonrisa carente de un diente le dio la bienvenida y luego un agudo grito brotó de la garganta de una pequeña niña que seguramente sería Madison.

—¿Hola?—saludó Zabdiel un tanto confundido cuando la niña se calmó. O al menos cuando dejó de gritar.

Oh. Mi. Dios. ¡Eres Zabdiel!—anunció emocionada.—¡Eres Zabdiel de CNCO!

—Eh...hola—repitió él.—¿Cómo...cómo te llamas...?—cuestionó dedicándole una pequeña sonrisa que ella correspondió de inmediato.

Madison Horvat—respondió automáticamente. Zabdiel se echó a reír y las mejillas de la pequeña niña se sonrojaron de inmediato.

—¿Eres hermana de Camila, cierto?—la niña asintió haciendo que sus coletas de movieran al mismo tiempo y otra sonrisa apareció en su rostro.—¡Eres bellísima!—agregó y entonces las mejillas de la niña se volvieron a sonrojar intensamente.

Gracias, Zabdiel...—susurró ella y Zabdiel rio.

—Puedes llamarme Zabdi o Zab.—anunció. Maddie soltó un largo suspiro y apartó la mirada avergonzada.

—¿Eres amigo de mi hermana?—cuestionó emocionada. Zabdiel asintió firmemente y ella soltó un gritito de alegría.

—¿Madison?—la llamó la voz de Camila sonando de fondo.—¿Se puede saber qué es lo que pasa contigo? ¿Por qué esos gritos? ¿ Y qué rayos haces con mi celular?—una risita por parte de la niña llenó el aire y Zabdiel esperó pacientemente a que su novia finalmente apareciera delante de él.

LA CHICA DEL VESTUARIO|ZABDIEL DE JESÚS|CNCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora