C32:El principe de Camila.

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Camila dejó escapar un largo suspiro, se giró en la cama anclando su atención en la ventana y cerró sus ojos un segundo tratando de relajarse un poco para poder conciliar el sueño. Lo cierto era que tratar de dormir era probablemente la tarea más difícil en ese momento. Inspiró profundamente y volvió abrirlo cuando fue capaz de escuchar las gotas de agua golpeteando el techo de la cabaña.

Se giró en la cama de nueva cuenta y se quedó en silencio contemplando el techo, negó lentamente solo un bufido de frustración. Se incorporó en la cama y buscó sus pantuflas, se las colocó descuidadamente y salió de la habitación. Caminó con pasos lentos por el pasillo, inspiró profundamente y golpeó un par de veces la puerta de la habitación de su novio. Esperó pacientemente pero no obtuvo respuesta.

—Vamos, Zab…—susurró para sí misma. Volvió a golpear la madera de la puerta con un poco más de fuerza y un par de minutos después se abrió. Un Zabdiel completamente adormilado quedó ante ella, se frotó un ojo lentamente y una sonrisa apareció en los labios de Camila. —Lo siento…—añadió.

—Son las dos de la mañana.—le dijo el muchacho.—¿Qué haces despierta a esta hora…?

—No puedo dormir. —respondió.—Venir a tu habitación fue una idea increíble en mi cabeza pero creo que en realidad no fue una buena idea…—murmuró.

Él negó.—Ven aquí…—decidió tomando su mano para hacerla pasar. Cerró la puerta detrás de sí mismo  y la condujo a la cama.—Dormiremos aquí…

—No puedo dormir.—anunció la pelinegra.—Me siento un poco…ansiosa...

—Bueno, tal vez es porque extrañas tu cama. Hay muchas personas que les pasa igual, así que aquí al menos no te vas a sentir sola…—le explicó abriendo las sabanas para que ella entrase.

Las mejillas de Camila se sonrojaron cuando finalmente se dio cuenta que su novio solo llevaba un bóxer pero lo dejó pasar, dejó escapar un pequeño suspiro y entró en la cama. Zabdiel le ofreció una pequeña sonrisa y se recostó a su lado sin tocarla en absoluto.

Camila se envolvió en el edredón y contó mentalmente hasta diez para encararlo; los ojos marrones de Zabdiel lo miraron un momento y le ofreció una pequeña sonrisa.—Gracias…

—¿Por qué me das las gracias?—cuestionó en voz baja.

—Por hacer esto por mí, puede sonar lo más infantil en realidad y aun así lo hiciste…—él negó.

—No me parece infantil, me parece de lo más normal.—anunció.—Al principio cuando con los chicos nos mudamos a la casa con Renato y todo lo demás me pasaba exactamente igual. No podía conciliar el sueño tan fácilmente porque extrañaba mi cama y no era lo mismo…después con el paso del tiempo me fui acostumbrando y ahora puedo dormir hasta en el suelo del aeropuerto si me lo propongo…—Camila le sonrió un poco.—Ven aquí…—murmuró.

Pasó su brazo por encima del cuerpo de la pelinegra y ella se relajó por completo sintiendo el calor corporal de su novio. La cercanía de Zabdiel la ponía un poco nerviosa pero también le gustaba. Apoyó su cabeza en el pecho del  chico y dejó escapar un largo suspiro.

—Cuando me uní al tour y comencé a extrañar a mi hermana busqué mil razones para renunciar e ir a casa. Quería huir lejos porque no me sentía capaz de seguir con eso…pero conforme más pasaba el tiempo más las extrañaba y también más los conocía y más quería quedarme…—le explicó en voz baja.

—¿Querías quedarte?—cuestionó él.

—Realmente si.—respondió sincera.—Al principio pensé que era solo por Danna pero después también descubrí que era por ti…—hizo un pausa.—Estaba completamente enamorada y no quería aceptarlo. Me aterraba aceptarlo.

LA CHICA DEL VESTUARIO|ZABDIEL DE JESÚS|CNCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora