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N/a: Primero que nada, quiero agradecerles por las 100k de vistas y 5,4k de votos, esto es increíble, en serio, estoy viviendo un sueño. Y segundo, aclararé algo para que luego no se confundan, ya que cuándo estaba escribiendo esto hasta yo me he confundido, ahora mismo será Kate pov y  habrán pasado tres semanas desde que se ha ido del viaje, osea, en el capítulo anterior, Logan pov, fue su primera semana desde la ida de Kate, pero ahora ya han pasado TRES SEMANAS desde el punto de vista de ella. Sin más preámbulos, los dejo con éste capítulo.

Kate pov.

21 días pasaron y, sinceramente, me los he pasado de maravilla. Más allá de que he conocido lugares extraordinarios y que me la he pasado en el correo con mí nuevo amigo Adam Dallas, el empleado que me atendió la primera vez que envié mí primera carta a Estados Unidos, con Logan no paramos de enviarnos cartas cada dos días, hay algunas que tan sólo decimos estupideces y en otras, las que más me gustan, nos decimos cuánto nos amamos y contamos los segundos que faltan para vernos, me he acostumbrado totalmente a recibir una carta de él cada 48 horas y que yo, cada dos días, vaya al correo para poder enviarle una también. Por esa misma razón, me desconcierto un poco cuándo pasaron más de dos días sin que Logan me haya mandado una carta, trato de convencerme a mí misma diciéndome que probablemente se han confundido de ubicación y que la carta estará extraviada en alguna parte de el mundo.

  —  Ya llegará, Collins.— me tranquiliza Adam mientras empaqueta una caja bastante grande, me paro de la silla que se ha transformado en el primer lugar en dónde he estado éste último tiempo, desde que conocí a Dallas, y trato de ayudarlo.— Sostén aquí.— me apunta un extremo de aquella caja y, al obedecerle, él coloca cinta adhesiva al rededor.

  — ¿Y si se cansó de llevar una relación a distancia? ¿Y si ahora mismo está con la zorra de Megan?—  pregunto y mí corazón se destroza al imaginarme a ellos dos en una misma cama, Adam niega con la cabeza reiteradas veces.

— Te ama mucho para cambiarte tan rápido, y menos con la tal zorra de Megan.—  enfatiza las últimas palabras aún sin saber quién es Megan, yo asiento para mí misma y luego retoma lo que dice cuándo termina de envolver el paquete.—  Deja de imaginarte cosas, probablemente haya pasado algo más coherente de lo que estás pensando.

Sigo ayudándolo en silencio, ya que mí cabeza está en otro sitio ahora mismo, exactamente, en Loganlandia, en dónde allí todo es muy confuso y tienes que investigar mucho para saber cosas sobre el dueño del terreno. Es todo muy colorido, pero a la vez también es todo muy obscuro, bipolaridad sería la palabra que describa exactamente ese sitio. Pero, admito, amo vivir en aquél lugar.

  — Kate, fijate dónde dejas éstas cosas, recién acabo de tropezar por no ver bien lo que había en el suelo.—  dice el jefe mostrándome las hebillas que me había comprado para que el cabello no me incomode a la hora de empaquetar, yo esbozo una sonrisa y aprieto los cachetes de aquel panzón con barba que me da ternura.

— Lo siento, Hanks, no volverá a pasar.—  digo poniéndome las hebillas en mí cabello.

Ya sé que se estarán preguntando y no, no trabajo aquí. Al juntarme aquella vez en el café con Adam, me hice muy amiga de él, tan amigos nos hicimos que yo he venido todos los días aquí para pasar el rato con él y al terminar su hora laboral, que en algunos minutos llegará, vamos hacia el mismo café en dónde nos hicimos amigos. Los empleados, y Hanks, se acostumbraron a mí, tanto que ya me tratan como uno de ellos y yo los trato como si fuéramos amigos de toda la vida. Los primeros días que venía hacia aquí no hacía completamente nada, sólo alegraba el lugar con mis chillidos o con mis descontrolada risa, pero luego pensé que les vendría bien un poco de manos femeninas en sus envueltos des-prolijos. En fin, desde que conocí éste lugar, y a Adam, envolver paquetes se ha convertido en uno de mis pasatiempos estando aquí en Italia.

  — Hablé con Hannah hoy por la mañana y la veré en dos semanas.—  exclama mí amigo con una sonrisa enorme en su rostro al salir de la tienda de correo. Hannah era su novia, hace más de dos años que no se ven, y escuchar aquella noticia hacía que su sonrisa me contagiara.

— ¿En serio, Adam?.— pego un salto al aire y él me imita mientras asiente, yo me abalanzo hacia él en un abrazo de felicidad.—  Eso es muy lindo, amigo, muy.

— No sabes lo feliz que me pone.

— Me imagino.—  susurro mientras pienso en cuándo vea a Logan en tres semanas, será mágico y estoy segura que lloraré mares, luego él limpiará mis lágrimas mientras reparte besos por todo mí rostro, yo lo abrazaré tan fuerte que el pobre ni siquiera podrá respirar, es más, hasta me imagino su voz diciéndome "Yo también te he extrañado demasiado, pero si quieres que siga viviendo creo que tendrías que soltarme".

— Tierra llamando a Kate.— mí amigo me distrae de mis pensamientos, rápidamente saco la sonrisa que se me había hecho sin darme cuenta.— Falta poco.— dice adivinando mis pensamientos.

  — Sí, tres semanas.—  hago una mueca con mis labios cuándo siento que las lágrimas vienen a mí ;Cambio de tema para que mí amigo no me vea llorar.— En fin, ¿que pedirás?.— y  me adentro en la puerta de la cafetería.

***

Maldita sea, ya han pasado cuatro días en los que no me llega ninguna carta de Logan y mí cabeza está por explotar a causa de la infinidad de preguntas que están en ella, ya le he mandado dos cartas, ya que cada dos días nos mandábamos, para ver si simplemente se había olvidado de escribir o si me explicaba lo que había sucedido, pero sin embargo no obtuve ninguna respuesta.

  — ¿No piensas comer?.—  dice mí madre, la cuál pasa mucho tiempo en ésta casa, siempre que me voy a la mañana para el correo ya está despierta y cuándo vuelvo también lo está. No es algo que me moleste, claro que no, pero de no verla casi nunca a verla todo el tiempo se me hace muy extraño.

  — No tengo apetito.—  suelto el tenedor con el cuál estaba revolviendo la comida que me había servido mí madre. Logan tenía éste efecto en mí, ya sea estando a centímetros o a kilómetros de distancia, hacía que no tenga ganas de hacer nada si no estaba en contacto con él.

— ¿Es por Logan, no?—  dice mí madre mientras recoje los platos y luego los coloca en el lavavajillas que estaba incluido en la cocina.

  — No.—  miento y muerdo mí labio, ¿tan predecible soy?

— Escucha, hija, falta muy poco, cuándo vuelvas podrás hablarlo y todo será como antes, no te preocupes mucho.—  me acaricia mí cabello, cosa que nunca hizo antes, y eso hace que mis ojos brillen de la ternura.— Ahora acuéstate, ya es tarde.

Le asiento y voy corriendo hacia mí habitación, dándole vueltas a lo que me había dicho mí madre, tenía razón, al llegar podría hablarlo y él me explicaría todo, pero lo que ella no entendía era; ¿Cómo carajos hago para no tener ningún tipo de contacto con Logan durante tres semanas enteras?.

Jodidamente enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora