Kate pov.
*dos semanas después*
Los días pasaron lentamente, y mí tristeza aumentaba cada vez más debido a que la carta de Logan seguía sin llegar. Trato de buscar alguna explicación a su reciente desaparición pero no, no hay nada que pueda excusarlo, falta solamente una semana para volver hacia Estados Unidos y, en vez de estar feliz porque por fin lo veré, el miedo aborda mí ser. Ya sabrán seguramente todas las inseguridades que ahora mismo estoy sintiendo, me imagino cosas que no tendría que imaginarme, a él ya estando con otra, o mucho peor, a el amando a otra.
<Tranquila, Kate, seguro que no sucedió nada> decía mí subconciente, ese que callaba cuándo mí corazón decía otra cosa.
No sé si recordarán, pero Adam, hace dos semanas atrás, me contó que visitará a su novia, la cuál no ve hace mucho tiempo, una genial idea entró en mí mente, ahora lo que falta es convencerlo ya que, cuándo se lo ofrecí, me lo negó rotundamente. Hoy, al despertarme, vi la cara de Adam, y seguido a eso, un balde de agua fría por no ir al correo ésta última semana, luego tuve que explicarle que la carta de Logan no me llegaba y él supo entenderlo, aunque, dijo también que el balde de agua fría me lo merecía por no comentarle.
— No te cuesta nada.— hago puchero y Adam me fulmina con la mirada mientras niega varias veces.
— No tengo dinero para comprar primera clase, Kate.— dice mientras envuelve un par de cajas, yo estaba sentada en mí típico asiento aunque no con la misma alegría de siempre. Ya muchos habían notado como mis gritos habían cesado, o como las ojeras se apoderaban de mí rostro, o como mí sonrisa había sido remplazada por una cara de pocos amigos las 24 horas del día, y no sé si estaban realmente contentos con eso, ya que, con exactas palabras de un empleado; Yo le he dado un poco de color a esta tienda oscura.
— Lo pagará mí padre, Adam, por favor.— le suplico mientras me pongo de rodillas, él me sonríe y me ayuda a levantarme.
— Ya dije que no.— y dicho eso sale rápidamente hacia el sector en dónde yo no podía entrar por ser menor de edad, sinceramente, no sé que tendrán ahí que yo no pueda ver. Salgo hacia afuera y observo el lindo paisaje que hay aquí, es Invierno, así que me abrazo a mí misma para así obtener un poco de calor corporal.
Camino hacia un parque que hay cerca de aquí, hay niños por todos lados corriendo a pesar que, apuesto, a que si te quedas quieto más de dos segundos puedes convertirte en un cubito de hielo. Me acuesto en un asiento, y no me importa que parezca un vagabundo, me dispongo a pensar en el drástico cambio que sufrió mí vida en éste último año. Primero que nada, me he mudado a una escuela llena de pijos, nunca pensé que haría amigos allí, sin embargo, aquí me tienes con tres amigas locas que amo con el alma. Luego, no me he dejado pisotear por nadie, o por lo menos intenté, ya que he llorado varias veces por Logan o por lo que las amigas de Megan decían de mí. Por último, está él, que no hace falta que diga que me enamoré completamente de ese bad-boy, de ese chico que me hizo la vida imposible desde que nos conocimos, y creo que lo sigue haciendo, de aquél adolescente resentido con la vida y con todo el mundo, me gusta saber que yo lo he cambiado en cierta forma, que ahora ama a alguien y es amado con locura por alguien, no sé como está nuestra relación ahora mismo pero no tardaré en averiguarlo apenas llegue allí. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me he dado cuenta que una niña de apenas 6 años me miraba con el ceño fruncido, tenía los ojos grises, casi o exactamente iguales, como los de Logan.
— Estás llorando.— se acerca a mí para limpiar las lagrimas que no me he dado cuenta que había largado, yo me quedo perpleja mientras sus suaves y pequeños dedos tratan de limpiar mi rostro completamente mojado.— ¿Que ha sucedido?.
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Jodidamente enamorado
Teen FictionKatherine sufrió bullying en su anterior escuela, y prometió núnca más dejarse pisotear. Logan, el maldito bad boy que detesta Katherine, odia a todo el mundo pero Kate es una gran excepción. Ellos son opuestos, en todos los sentidos. Pero en esta h...