Al levantarme, los tragos que bebí en ésta noche, hicieron una manifestación en contra mía, y volvieron en forma de terribles dolores de cabeza. Tenía un analgésico en mí mesita de luz, no sabía quién lo había colocado allí, pero, sin pensarlo, lo ingerí.
— Buenos días.— dice mí padre mientras sirve el desayuno en la mesa, me dedicó una sonrisa de oreja a oreja, lo cuál, hace que yo también sonría. Hoy le tocaba cocinar y, aunque el no lo admita, lo hace de maravilla, no lo hace muy seguido, ya que no está siempre en casa, pero, cuando lo está, cocina como si fuera un profesional en su pasatiempo favorito.
Mí madre no se encontraba, así que supuse que estaría en el trabajo, con la vista fija en el computador, y pensando en que le faltan, exactamente, 8 horas para volver a casa. El desayuno lo comí demasiado rápido, ya que, hoy quería ir a la casa de Logan para que me explicase, de una vez por todas, lo que tanto ruido me hacía en la cabeza; la razón por la cual se dejó de comunicar conmigo.
— Me duele la cabeza.— dice Karen, mí mejor amiga, entrando a la cocina. Ella también había bebido como yo, y no sé si más, probablemente esa era el motivo de su dolor de cabeza.— Buen día, señor Collins.— saluda con su mano mientras esboza una sonrisa alegre, siempre ha sido de esas que piensa que levantarse temprano era algo bueno y se levanta del mejor humor posible, todo lo contrario a mí, ya que cuándo yo madrugo soy capaz de asesinar gente.
— Hola, Karen.— exclama mí padre mientras saca las tostadas de aquel artefacto que, desde que mis padres lo compraron, se me hizo imposible manejar, estaba lleno de botones, y esa es la razón por la cual casi nunca como tostadas.— ¿Marc?— pregunta dudoso, mí amiga se revuelve incómoda en el asiento y sonríe nerviosa.
— No lo sé, supongo que estará estudiando en la biblioteca.— agarra una tostada untada en mermelada y la ingiere rápido, supongo, para que no pueda responder las preguntas que le quiere hacer mi padre sobre él. Verdaderamente, no sé porque Karen se ha puesto así de nerviosa al hablar de él, pero, haré lo posible para saberlo, aunque esté peleada con mi hermano, por lo que le dijo a Logan, me sigue interesando lo que hace de su vida.
Mí padre termina de comer y, rápidamente, cuando se levanta, voy hacia a él para rogarle algo que seguramente no quiera hacer.
— ¿Podrías llevarme a la casa de Logan?— trato de parecer lo más niña buena posible, pero todos saben que ninguna hija tiene que hacerle saber a su padre que ya conoce el departamento de su novio, claro que no, bueno, al menos el mío, estoy segura, que podría armar una tercera y cuarta guerra mundial al mismo tiempo. Entrecierra sus ojos, analizando la situación, y yo aprovecho a sonreírle con una de esas sonrisas que sé que son su debilidad.
— Estás haciendo trampa.— larga una carcajada, la cuál, hace que Karen se queje por el gran sonido de ésta, sí, amiga, te entiendo.— Supongo que tienen que hablar, ¿No es cierto?.
Asiento un poco incómoda al enterarme que mí padre sabe que no está todo muy bien con mí...¿Debo decir novio?, no lo sé, aunque al mismo tiempo es obvio, ya que noto el cambio cada vez que me miro en el espejo, las ojeras, mí cabello que ni siquiera le presto atención, y de más está decir que allí abajo, de seguro, haya telarañas.
— Escucha, hija.— rodeo mis ojos, seguramente, me dará una charla de condones como aquella vez me la dio mí madre delante de Logan.— Una de los grandes consejos que me dio mí madre a lo largo de mí vida.— trago saliva en tan sólo pensar en mí abuela, la extraño más que a nadie, y la necesito más que nunca en estos momentos, siempre ha sido sabia, de esas que en un domingo de charlas te pueden decir 80 anécdotas y dejarte con millones de moralejas.— Es que Todo es posible.

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Jodidamente enamorado
Teen FictionKatherine sufrió bullying en su anterior escuela, y prometió núnca más dejarse pisotear. Logan, el maldito bad boy que detesta Katherine, odia a todo el mundo pero Kate es una gran excepción. Ellos son opuestos, en todos los sentidos. Pero en esta h...