Aquel día en particular, mi entusiasmo no era el más alto, no era como si normalmente yo tuviese momentos cargados de energía, pero sí que sabía manejar bien mi entorno. Pero el punto era que aquel estado de letargo y apatía, se debían a que yo me hallaba obligado a asistir a un evento, el cual, por más privado que fuese, estaría repleto de personas ricas y estúpidas, ya que el dinero podía comprar muchas cosas, menos un coeficiente intelectual alto.
Pero mi sufrimiento no acababa allí, por supuesto que no, resultaba que yo debía llevar un acompañante, y por más que Alice hubiese sido la mejor opción, pues ella resultaba ser un alivio durante esas situaciones, no podría ser de esa manera, ya que la encargada de invitarme a la subasta, era Charlotte, así que no tenía de otra que aceptar ir con ella, porque por más que intenté excusarme de todas las formas posibles, no lo conseguí.
Por otro lado, si aceptaba aquella invitación, tendría más oportunidad de zafarme en un futuro, lo cual, la larga, era preferible.
Así que debía soportar esa noche, y sí, dije "soportar", porque Charlotte aprovechaba cualquier oportunidad para coquetearme, y todo ese teatro, últimamente solía terminar en un rechazo por mi parte, y es que en la universidad ella sí había logrado comprarme, yo era inexperto en esa área, y ella era cuatro años mayor que yo, no pude resistirme. Y aunque en el correr de poco más de un año, la seguí viendo para más encuentros, luego de que descubriese otras cosas, y ella conociera chicos que querían algo más serio, ambos decidimos dejar todo en el pasado, aunque últimamente me replanteaba si "ambos" habíamos optado por esa opción, ya que sus actitudes me demostraban que solo yo parecía haber seguido aquel camino.
Recuerdos de la universidad comenzaron a viajar a mi mente, más que nada porque Charlotte no había sido la única chica, y es que, si bien yo no era, lo que se dice "atractivo", era bastante promedio en realidad, incluso más abajo, pero había aprendido que, si bien los ojos son los primeros en interesarse, era los oídos quienes decidían al finalizar el día, así que sí, un cuerpo bonito atrae, pero la inteligencia es quien determina, así que supe sacarle partido a ello.
—Mycroft—me sacó de mis pensamientos Alice, aquello mientras se asomaba a la puerta de mi oficina en el club— ya es medio día, ¿quieres ir a almorzar? —preguntó sonriendo, parecía que estaba de mejor humor, y es que desde que recurrí a la señorita Monroe para que ella olvidara a aquel imbécil, parecía estar mejor. Y claro, el nuevo apartamento también ayudaba bastante.
—Claro, dame cinco minutos, por favor—pedí a lo cual ella asintió.
• • •
Al llegar a la cafetería, nos sentamos en una mesa de afuera, ya que el tiempo aquella vez se encontraba bastante agradable, por lo que era mejor almorzar afuera que dentro del local.
Thea revisaba mi agenda, a lo que yo ordené por ella, quien continuó haciendo cambios en mi itinerario, y revisando el resto de la semana. Normalmente no solía hacer esas cosas durante el almuerzo, pero claro, había excepciones.
—Myc—me llamó la atención, y noté ese tono inquisitivo en su voz—¿será que hoy tienes que retirarte antes de la oficina?
—Diría que sí, pero tú sabes la respuesta, por lo cual te diré el motivo de ello, que es lo que en realidad deseas saber—sonrió mientras volvía a guardar su teléfono celular—. Me obligaron a asistir a una subasta privada, así que no tengo de otra que abandonar la oficina antes de tiempo.
—"Obligaron"—repitió la palabra en voz alta, como si la meditara—. Eso me da entender que fue alguien que tiene un alto poder en ti, pero dado que es una subasta privada, me suena a algo un poco más íntimo que algún ministro, aunque bueno, la ministra británica, he notado las pocas veces que la he visto, que tiene cierto interés en ti, más allá del profesional, pero dudo que sea ella—parecía que iba a continuar hablando, y en verdad me deleitaba verla deducir, así que la dejé seguir—por lo que eso me deja gente ajena al trabajo, y alguien que recientemente mostró interés en ti, fue Charlotte, y si bien ella no tiene "poder sobre ti", sí que puede mover algunos hilos.
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A Un Escritorio de Distancia
FanfictionMycroft Holmes, una persona a la que denominan: "el hombre de hielo", se ve obligado por su trabajo, a contratar un asistente personal, y es aquí cuando ella llegará a las oficinas, quedando a tan solo; un escritorio de distancia el uno del otro. C...