17. Nueva información

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Valentino D'Angelo, 15 años atrás, 06:00 hs.

Camino por las instalaciones, viendo como la gente va y viene con carpetas bajo sus brazos, yo, en cambio, me dirijo a la oficina de mi superior, quien dijo tener algo para mí, por lo que enseguida tomé rumbo hacia allá.

Una vez que llego, mi jefa me ordena pasar, y al entrar, ella está sentada tras su escritorio, leyendo un expediente.

—¿Me llamó, Lady Smallwood?

—Sí, tome asiento, por favor—hago lo que me pide, viendo cómo cierra el expediente y me lo entrega—. Él es su nuevo protegido—abrí el archivo y ojeé las primeras líneas—es bastante joven como podrá apreciar, de hecho, acaba de graduarse de Oxford. Con honores.

—Bien, ¿y cómo es que llegó hasta aquí tan rápido?

—Pregúntaselo a él—y elevando su voz, la llama—. ¿Mycroft, podrías entrar, por favor?

La puerta se abre, dejando ver a un chico pelirrojo, tez blanca y ojos de intenso color azul. Se trata de alguien bastante joven, pues sus rasgos faciales delatan su corta edad, tal y como Smallwod había dicho.

El chico se encuentra de pie, pues nadie le ha indicado que tome asiento, sus manos están firmes a los lados de su cuerpo, y su espalda recta, todo eso mientras clava su mirada en ambos, y sus labios se encuentran en una fina línea recta.

—Él estará bajo sus órdenes ahora—dice Smallwood mientras se refiere al muchacho—quiero que lo entrene para que pueda salir de aquí cuánto antes, él no fue hecho para el trabajo de campo, pero aun así entrénelo para ello también, pero, sobre todo, procure darle voz de mando, él será el sucesor de esa persona —hace énfasis en la palabra "esa".

—Disculpe, pero ¿por qué debo ser yo quien lo dirija?

—Porque usted es el único que podrá llevarlo por buen camino—sentencia—. Ahora bien, puede comenzar cuando guste, D'Angelo.

Asiento y me levanto de la silla, dirigiéndome nuevamente a la puerta. Chiflo para que el chico me vea, a lo cual él voltea, le hago un gesto con la cabeza para que me siga, y él obedece.

Caminamos hasta mi oficina en completo silencio, oigo sus pasos tras de mí, no lo he oído pronunciar ni una sola palabra, no tengo una impresión completamente clara de él, pues su apariencia no me dice tanto en realidad.

Al llegar, le digo que tome asiento, a lo cual él asiente, viéndome mientras deja sus manos sobre su regazo.

—Bien, ¿Cómo te llamas? Nombre completo —si bien leí todo eso en su expediente, no le presté atención al mismo, mi interés se dirigió más hacia sus habilidades.

—Mycroft Holmes.

—"Señor", soy tu superior, terminarás tus palaras hacia mí con un "señor", ¿está claro?

—Sí, señor—responde, su voz es grave, pero no forzada ni rasposa, incluso es algo burlona.

"Quizás algo arrogante, solo quizás".

—¿Qué eres de Rudolph Vernet? Porque está claro que no eres su hijo, y me sorprendería que alguien que no lleve su sangre ejerza su cargo en un futuro.

—Es mi tío, señor.

—Ya decía yo, pareces demasiado buen chico para ser algo directo de ese hombre—digo al tiempo que dejo caer su expediente en la mesa—. Mira, en teoría, debiera ser Rudolph quien te entrene, pero en vista de que debe estar muy ocupado, yo me encargaré de ser tu mentor, ¿algún problema con eso?

A Un Escritorio de DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora