Anthea.
Me encontraba en casa de Jamie, ya se cumplían quince días desde la discusión con Mycroft, y si bien me sentía muy enojada con él, me sentía aún más dolida y decepcionada, porque yo me había entregado por completo, confiando ciegamente en él, para que luego me lastimase con sus palabras, me había herido tanto con aquello que dijo, y si bien le di la oportunidad de que demostrara estar arrepentido, de que aquello solo fue un comentario dicho a la ligera, él no dijo nada, no mostró el más mínimo rastro de piedad.
Lo peor de aquello, no era que él aceptaba y apoyaba sus palabras, sino que las mismas parecían tener cierto grado de verdad, no quería creerlo, pero él tenía razón, mal o bien, yo siempre terminaba en los brazos de algún imbécil, siendo consolada de forma falsa y vacía, desde mis quince años había sido así. Siempre le entregaba el corazón a un idiota que solo quería aprovecharse.
Por otro lado, Mycroft se había comportado mal, pero a su vez no quería desprenderme de él, aunque fuese un sentimiento vacío, o no. Pero no quería dejarlo ir, porque mi corazón seguía aferrándose a él.
"Eres una estúpida por amar a alguien que jamás se sacrificaría por ti".
No, corrección, él sí se sacrificaría por mí, pero no por ambos, Mycroft no estaría dispuesto a entregarse por una relación, estaba segura de que él lo haría por mí, pero jamás por los dos a la vez.
"¿O quizás sí? Aún con eso, qué más da, cualquier esperanza se rompió junto a mi corazón, justo cuando acababa de volverlo a armar".
—Alice, ya llevas más de una semana aquí—me dijo Jamie mientras me veía con gesto tristes, al tiempo que se sentaba a mi lado en el sofá—. Y no me mal entiendas, amo tenerte conmigo, pero me duele verte mal por culpa de un hombre que no supo valorarte.
—Jamie, simplemente no quiero salir, quiero estar aquí, y como ya te he dicho, puedes salir sin mí, has de cuenta que no estoy, solo quiero olvidar el tema.
—Lo sé, y también sé que no quieres hablar de ello, pero no puedes quedarte todo el tiempo en casa, eso no te ayudará.
—Quizás no, pero de esta manera evito ponerme en cualquier situación donde pudiese volver a salir herida.
"Ya no quiero eso, no quiero volver a pasar por eso".
—No quería ser yo quien te lo dijera, pero estás haciendo lo mismo que Mycroft hizo, huyes de los sentimientos.
La miré enseguida de oírla, su semblante estaba serio, de verdad ella pensaba aquello, y no podía culparla, porque al igual que Mycroft, ella también tenía parte de razón en sus palabras.
Iba a responderle cuando el timbre sonó, haciendo que Jamie se levantara de su sitio.
—Esta charla no se queda aquí—me dijo firme y divertida mientras me acusaba con su dedo índice, gesto al cual le sonreí.
Ella era mi mejor amiga, mi hermana de otra sangre, una de las únicas personas que siempre lograba sacarme una sonrisa y levantarme el ánimo incluso en los peores momentos, solo dos personas habían logrado eso en mi vida, y la otra era Mycroft. Quien, con su maldito y sarcástico humor, lograba hacerme reír, o cuando se preocupaba por mí sin decirme una sola palabra, o dejando flores y notas sobre mi escritorio cada que las anteriores se marchitaban, acompañándome hasta la puerta de mi apartamento, pasando algún domingo conmigo, defendiéndome y apoyándome.
"Maldito cerebro, ya haz que él salga de mi corazón y mis recuerdos, ¡no puedo olvidarlo si tú no ayudas!"
—¡¿Qué haces aquí?!—escuché que Jamie chillaba con emoción en la puerta.
ESTÁS LEYENDO
A Un Escritorio de Distancia
FanficMycroft Holmes, una persona a la que denominan: "el hombre de hielo", se ve obligado por su trabajo, a contratar un asistente personal, y es aquí cuando ella llegará a las oficinas, quedando a tan solo; un escritorio de distancia el uno del otro. C...