Carta bajo la manga

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Valentina, consigue terminar las grabaciones, todo fluye correctamente, según su agenda, como siempre su profesionalismo, ante todo. A las 6 pm, tendría la reunión con Matt y Lucho; el día le había transcurrido con un sin sabor.

La producción del comercial le mantuvo demasiado ocupada y las escenas que serían con Lucho fueron eliminadas, o cambiadas, no supo la razón real, pero no se opuso, todo lo contrario, le fue mejor.

No paraba de ver el reloj, desde que estaba con Juliana no habían pasado tantas horas sin saber la una de la otra, su mirada era triste, y miles de pensamientos le cruzaban y enredaban su situación, mientras el desdén por la situación se acrecentaba acercándose la reunión.

Unos nudillos golpean la puerta.

Abre Lucho la puerta de su habitación. —No entiendo el porqué de Matt presente, somos adultos —dice, evidentemente sorprendido—, y disculpa Matt no es nada personal.

—Pues es necesario para mí. —responde Valentina adentrándose a la habitación.

—Vamos chicos, Uds. pueden llegar a un acuerdo —dice con tono conciliador—, son varios años conociéndolos, esto no puede terminar así.

—Baby, Matt tiene razón, suspender el compromiso no sería lo más inteligente.

—¿Suspender? No, yo nunca he aceptado, fui emboscada por ti. Sabías muy bien que las cosas no van bien entre nosotros, jamás voy aceptar unirme en matrimonio a ti. —dijo, su mirada fue inquisidora.

—Sí, desde que llegaste a NYC cambiaste —le toma bruscamente el brazo a Valentina, obligando su mirada—, es seguro que tienes otro con el que te revuelcas.

Interviene Matt, para que no le haga daño. —Suéltala Lucho. Esta no es la forma. —acotó, logrando, después de un rato que se separa.

—Sí, todo ha cambiado desde que llegue a NYC —dijo Valentina con voz reveladora—, tienes razón NYC ha sido imperativo para mi posición. Y, ¿sabes por qué? —lo miró desafiante.

Asintiendo, Lucho levanta la voz. —Dilo de una vez, ¿cuál es ese hombre que te tiene así? ¡Dilo!

—Pues no es hombre es una mujer —hizo una pausa, teniendo a los dos hombres viéndola totalmente boquiabiertos—. Sí, una mujer. —puntualizó.

Se moría por decir la verdad, antes de que Lucho gesticulara una palabra continuó: —Y esa mujer soy yo, me he dado cuenta en este tiempo lo dañino que has sido para mi vida. Mira, desde que nos separamos he estado libre de drogas, no las necesito para ser feliz. No me he vuelto a emborrachar, ni a ser partícipe de actos bochornosos. Es definitivo, no quiero volver a vivir eso. —dijo, viendo como cambiaban sus expresiones.

—Bueno eso es cierto, has estado mucho mejor está temporada, pensé que era sólo por el cambio de ciudad, pero te ves plena, feliz. —dice Matt.

—No te la vengas a dar de víctima —interrumpió Lucho—, todo lo has hecho bajo tu consentimiento.

—Por eso, estando a tu lado eso me lo hiciste parecer como normal, porque era lo habitual para ti, y no quiero ahondar en más detalles. Tú no vas a cambiar y yo no quiero hacerte cambiar, simplemente no me interesa ya —camina hacia la puerta y voltea—, o, ¿decides firmar el comunicado conjunto, o lo hago unipersonal? —dijo, parando su mirada en Matt.

—Bueno yo ya no me puedo oponer, trataré de acomodar lo de las campañas, ya hoy creo que hicieron cambios con lo de la cadena de hoteles. Me adelanté a esto. —dijo Matt, tomándola del brazo.

—Gracias, Matt.

—Era lo menos que podía hacer, anoche te escuché muy decidida, no te puedo obligar, es tu vida, tu felicidad. —acotó.

Complicity (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora