Demasiado enamorada

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Viernes 10:00 am, ya en NYC, Valentina había perdido la cuenta de las veces que había removido su café, su mirada estaba fija en la escena en la que remolino disolvía un terrón de azúcar, y todo porque lo estaba equiparando con lo que pasaba desde las 8 am, cuando su comunicado salía publicado en prensa, y a las fotos de Lucho que circularon a primera hora de la mañana.

Su sentimiento de culpa, y de pena por parte de Lucho la tenían muy triste, a pesar de todo con él compartió muchos momentos alegres y era su amigo.

No era un día fácil. No había querido ver nada de las noticias, ni responder la infinidad de llamadas y mensajes que le llegaron.

Estaba en la sala de espera de abordaje, de donde partiría a Londres junto a Juliana. Sus nervios se estaban peleando a qué darle el primer lugar en el podio, estaban entre si era por abordar, o por los resultados de su asunto con Lucho. Ladeando su cabeza y aclarando sus ideas decide pedir cambio del café por té, para calmarse.

Detiene esos pensamientos, y empieza a pensar en lo único que le debería primar, y decide tomar su celular y escribir:

Valentina [10:25 am]: Corazón, ya llegué. Discúlpame por no poder estar a tu lado. Estoy segura que estarás dentro de las primeras... T E  A M O!!

Al minuto de colocar el celular otra vez sobre la mesa recibe respuesta.

Juliana [10:26 am]: Te aseguro que estás aquí, estás presente siempre. T A M B I É N  T E  A M O ♥.

Valentina [10:28 am]: Cuento los segundos para verte. Estoy atenta a los resultados.

Juliana [10:30 am]: Falta poco. Te avisaré, tengo muchas ganas de calmar los nervios que seguro experimentas...

Sintió un vuelco en su corazón al imaginarse su encuentro con Juls, y apareció en ella una prominente sonrisa, mientras se disponía a disfrutar de su te.

Sintió un vuelco en su corazón al imaginarse su encuentro con Juls, y apareció en ella una prominente sonrisa, mientras se disponía a disfrutar de su te

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—Buenos días Valentina. —la interrumpió Nayeli.

—Buenos días Naye, qué bueno que llegaste —la saluda con un beso en la mejilla y la invita a sentarse con un gesto—. No he visto noticias, no he respondido llamadas, no me imagino como te tienen a ti... —dijo expectante.

—No te preocupes, es parte de mi trabajo...

La interrumpe Valentina. —¿Café o té?

—Café, Gracias —sonríe—. Le informo resumidamente: Todo va perfecto para Ud., las fotografías se multiplicaron como arena en las redes, y su comunicado ha tenido la aceptación correspondiente, pero... —recibe su café y toma un sorbo sin quitarle la vista con los ojos en son de alarma—, para su ex ha sido un torbellino todo, lo lamento.

—Sí, me imagino yo también lo lamento, no te imaginas cuánto... Hasta ayer traté de hacerlo caer en razón, pero su ego pudo más y lo peor es que me dejó en claro que lo haría a costa de perjudicarme, casi que con saña —hizo pausa y tomó aire—. Eso me exasperó, lamento que todo haya ido por este camino. —bajó su mirada entristecida.

Complicity (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora