La Película

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Valentina y Juliana llegaron al apartamento, era sábado ya con el reloj marcando casi las 2 am, aunque la morena no quería dejar a sus compañeros, el desespero de estar a solas con Valentina era mucho más fuerte de lo pensado.

La rubia la llevó hasta su apartamento, la convenció porque estaba más cercano al club donde estaban, Juliana estaba bastante alicorada, durante la reunión bebió más de los normal. En el trayecto a Valentina le costó mantener a raya a la morena, luego del beso apasionado y netamente sexual que Juliana le dio antes de arrancar el coche, estaba posesa de una pasión descontrolarle.

Al llegar al apartamento con todas las medidas de seguridad activadas Valentina no pudo evitar su cara de felicidad.

«Por fin conmigo, de nuevo a casa a mi corazón, esta oportunidad no la voy a desaprovechar, el amor de mi vida. ¡Dios que afortunada soy!», pensó ante lo maravillada que se sentía por tenerla a su lado, una vez más.

Al traspasar la puerta Juliana no pensó dos veces en atacar los labios de la rubia, mientras colocaba los seguros, la empujó hasta la puerta y la besó apasionadamente. La falta de aire la hizo separarse, pero aprovechó el instante para dejar un camino de besos húmedos hasta llegar al cuello de la rubia el cual había estirado en respuesta a todo lo que estaban causando en ella los besos apasionados de la morena...

—Corazón, ya va. —la detuvo Valentina.

Una confundida Juliana le preguntó: —Val, ¿qué sucede? —sin abandonar el intento de seguir toando su cuerpo, estaba desenfrenada.

—Amor, ven —la tomó de la mano y la llevó hasta la habitación—. La verdad es que deseo que hablemos antes de volver... —señaló la cama— No deseo seguir cometiendo errores. —concluyó.

—Bonita, tienes tanta razón. —la abrazó, aferrándose con sus brazos al cuello de la rubia, quien la abrazó por la cintura y pudo inspirar otra vez su dulce aroma, el mejor que ha podido llegar sentir, se perdió en él. Duraron un par de minutos abrazadas, o más, el tiempo les era relativo, se aferraron la una a la otra.

—Juls, de paso estás un poco ebria —no era tanto así lo poco, pensó, aun estando abrazadas, la rubia había bajado su cabeza a descansar en su lugar favorito—, debemos hablar cuando estés en tus cinco sentidos y podamos sincerarnos. —expresó.

Juliana, en medio de su estado etílico, consiguió controlarse, después de un profundo suspiro. -Vamos a dormir, ahora en la mañana hablaremos mejor. -dijo convencida, sin dejar de pensar en la razón de cada una de las palabras de su preciosa rubia.

Se separaron, extrañando al momento el calor de sus cuerpos juntos. Valentina, buscó un par de pijamas para que cada una se cambiara, estuvo pendiente de todo y cada uno de los detalles de Juliana. No había ingerido ni una gota de alcohol por primera vez desde hace mucho tiempo, en medio de un ambiente como ese.

No se sentía mal, nada le faltaba, todo lo contrario. Estaba feliz porque el alcohol no le fue necesario, pudo disfrutar, compartir y celebrar con Juliana y su equipo. Estaba completamente decidida a recuperar la confianza de Juliana.

Después de la rutina de cada una en el baño, Valentina le dio de beber agua a Juliana, la cuidó, para ayudarla a disminuir la resaca del día siguiente y que no se sintiera tan mal, por causa del todo el alcohol en su organismo. Se acostaron, en la misma posición que siempre les había gustado, la rubia la abrazó por la espalda, se acomodaron plácidamente.

—Buenas noches amor.

—Buenas noches. Te amo hermosa. —se despidió Juliana, suspirando por el calor que emanaba de sus abrazos, sus cuerpos se sentían en perfecto acomodo juntos.

Complicity (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora