Acción de gracias

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            Al día siguiente, el reloj marcaba las diez y cuarenta de la mañana, apenas Valentina abrió sus ojos vio la hermosa espalda descubierta de la morena. Estaba agotada se sentía exhausta la noche y madrugada, fue una batalla de poder en la cama, en varias ocasiones; en la mesa comedor, cuando salieron por un aperitivo; en la sala, cuando buscaron beber champagne; y antes de dormir, en el baño.

La rubia reía orgullosa, al recordar cada sesión de caricias; el espiral de pasión que desataron y de las cuales fue testigo la lujosa suite, que destinó para agasajar a su novia. No resistió al recordar, que ya era su novia otra vez, era de ella y estaba dispuesta a hacer todo lo que ella se merecía. Deseó.

No quiso despertarla del suculento descansar que podía apreciar. La rubia decidió levantarse y hacer su rutina matutina, luego a solicitar desayuno y se sentó a revisar su celular mientras esperaba la comida.

«Es inevitable la debo dejar otra vez... —se sentó en el sofá, colocó sus codos en la rodilla e inclinó su cabeza para golpear sutilmente su frente con la pantalla de su celular— Le prometí pasar este fin de semana juntas», lamentaba no cumplir sus promesas, ya eran varias las que dejaba en el aire, pero sus compromisos se habían multiplicado. Debido al éxito de Complicity, sus contratos anteriores habían explotado la marca de Valentina Carvajal. Estaba de manos atadas.

Al sonar la puerta con el servicio a la suite, salió de sus pensamientos, mientras alistó todo para comer, se fue a despertar a Juliana. En dos horas debía estar en el aeropuerto.

—Amor... —besó la espalda. Juliana apenas se movía ante el contacto, estaba rendida— Hermosa, lamento despertarte, pero el desayuno se va a enfriar. —disimuló la causa de su apresuramiento.

—Corazón... —insistió, los minutos corrían— necesito que desayunemos, me tengo que ir a LA. —soltó con un tono de lamento.

La morena, abrió los ojos, despabiló al escuchar esa frase, dio vuelta en la cama para ver a la ojiazul próxima a darle un beso de buenos días, pero ágilmente colocó su mano entre ambas para detenerla.

—Me prometiste pasar el fin de semana conmigo Val. —le recordó evidentemente consternada.

—Lo sé y no sabes cuánto lo lamento, pero no puedo quedarme. —se lamentó, cerrando sus ojos.

—Entiendo —se llevó sus manos a sus ojos para tallarlos, pero en realidad era para alejar unas lágrimas rebeldes que se asomaron, suspiró—, aunque sea lo de anoche no fue un sueño. —dijo con una queja escondida en su tono.

Valentina se acercó, hasta dejar esconder su rostro en el cuello de la morena. —Perdóname. ¿Te parece si cambio este fin de semana por el próximo?, es acción de gracias y no quiero estar con más nadie que no seas tú. —indicó, dejando claro para sí misma que lo tenía que cumplir a como diera lugar.

—Val, ayer planeé pasarla aquí con mi Mamá, Frank, Kate y Camila, en mi nuevo apartamento. —le notificó.

—¿Siempre vas a comprarlo aquí? —preguntó preocupada, la conversación ya la habían tenido por teléfono. Valentina veía complicado que Juliana quisiera mudarse con ella, bueno eso era antes de volver a ser su novia.

—Tengo un mes y medio con la llave, para decidirme. La primera semana de enero debo decidirme. Kate me consiguió ese tiempo para pensarlo. —explicó, ya que era una duda no aclarada para ella, el dónde vivir. NYC siempre había sido la ciudad preferida de Juliana.

—Bueno en ese plazo de tiempo pueden pasar muchas cosas... —la rubia comenzó a acariciarle los brazos.

—Sí, no hay dudas, todo puede cambiar de un momento a otro —volvió a lamentarse—, ¿a qué hora debes estar en el aeropuerto?

Complicity (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora