Pausa

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—Muchas gracias por todo. —Valentina se despide amablemente de la enfermera que la atendió.

Cierra la puerta y se dirige al comedor de la suite para verificar que el desayuno esté perfecto, como le gusta a su novia. Se voltea y percata que la está viendo desde la entrada de la habitación, salía ya lista de su ducha, fresca y hermosa como siempre, cruzan sus miradas por unos instantes.

Valentina no sabía cómo empezar, o por dónde empezar, es verdad Juliana le había demostrado que no estaba enfurecida, pero podía leer en su mirada que estaba muy dolida.

Corazón ven —hala una silla—, vamos a desayunar.

Juliana caminó lentamente, sólo se sentó. Era evidente que necesitaba que Valentina empezara a hablar, esperaba mucho de ella ese día.

—Juls, espero te guste —la mira sentada a su derecha en total silencio seguía, le sirve café y comienza a desayunar también—

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—Juls, espero te guste —la mira sentada a su derecha en total silencio seguía, le sirve café y comienza a desayunar también—. Corazón, te agradezco tanto que hayas venido de una vez. Debemos hablar de mil cosas. —le dijo dócilmente acariciando su mano izquierda sobre la mesa.

—Te quiero escuchar, no quiero que me digas una sola mentira. No creo poder soportar más. —dice pausadamente y sigue comiendo.

—No tengo por qué mentirte. Lo cierto es que el haber terminado con Lucho me ha creado esta serie de problemas, el jueves salí a una reunión y fui víctima de una trampa, en la que caí redondita...

—Primero explícame —la interrumpe—, ¿por qué saliste si me habías dicho que estabas confinada socialmente por orden de Matt? —le preguntó.

«Oh rayos, no puedo mentirle... adiós a tu serenidad...»
Pensó, tragó saliva, pasó un trago de café, suspiró y la miró decididamente. —Porque estaba cegada por los celos... —espetó.

Juliana pausó, el bocado que llevaba a su boca, tomó la servilleta se limpió delicadamente sus labios y tomó un sorbo de café. Su mente iba acelerada, su respiración iba en ascenso, en un último atisbo de ecuanimidad decidió preguntar. —¿Celosa? ¿Explícame?

—No tengo explicación, actué de la manera más irracional posible. Todo fue desmedido, y me arrepiento demasiado.

—Dije explícate, no justifícate. —expresó, y seguía comiendo. Su cerebro le pedía serenidad, estaba contando mentalmente, mientras esperaba respuesta y seguía comiendo para disimular cualquier acto de enojo.

Corazón, ese día estaba en mi apartamento, esperando comunicarme contigo, no te podía llamar sabía que tendrías un día muy complicado, y me dijiste que me escribirías... —hace una pausa y toma otro sorbo de café para disimular como temblaban sus labios, y la mira expectante—. Entonces me llegó una notificación en IG que me llamó la atención, estabas etiquetada y abrí el link... «No quiero decirlo...» Aparecías tú con Kate muy felices en un paseo a caballo y otras ahí de la fiesta de cierre de ese día. 
«Oh cielos, su cara...»

Complicity (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora