Liberación

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—Valentina Carvajal, ¿desde cuándo estás saliendo con ella? ¿Cuántas veces se han acostado? —volvió preguntar Juliana, está vez decidió ponerse de pie y caminó hacia la ventana, necesitaba aire, su ser estaba en estado de pánico, debía calmarse, necesitaba estar serena. Maldijo no saber dónde encontrar allí un trago de algo fuerte, para calmar el escándalo que le revoloteaba desde adentro.

Valentina no encontraba las palabras, se le borró por completo todo el parlamento que había ensayado antes de llegar al sitio, ella, que se grababa guiones de larga data sin problema en unos minutos, quedó en blanco.

No podía hablar.

—Sé que estábamos separadas Valentina, yo misma pedí esa separación —dijo ante el silencio ensordecedor de la rubia, fijó su mirada al paisaje y respiró—. Quería, bueno, yo deseaba con todas mis fuerzas que aprendieras que no era de tu propiedad, que me entendieras y que confiaras en mí. —al culminar volteó lentamente, y buscó aquellos ojos azules, siguiendo su nota mental de no perderse en ellos, esta vez necesitaba encontrarse, saber que aún estaba allí como ella quería.

—No tenías nada que te atará a mí, así que dime, ¿te acostaste con Camila? —quedó frente a ella un metro de distancia, y su mirada anunciaba que no esperaría más por su respuesta.

Valentina se armó de valor, rogando a todos los dioses que conocía en existencia, que sus palabras fueran precisas.

—Juls, corazón, ... —hizo una pausa y paso saliva— sé que tengo todo en contra, mi actitud ha sido la peor hacia ti, no te he valorado, te he faltado el respeto y he dudado de ti, todo eso suma en mi contra... —dio un paso al frente y Juliana uno hacia atrás, entendió... y prosiguió— Te juro Juls, que te amo, —fijo su mirada en la de Juliana— yo no me acosté con ella... Por favor créeme. -unas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, no podía quitarle la mirada a Juliana, sabía exactamente lo que estaba buscando.

—Te puede parecer imposible... —prosiguió— puedes odiarme por lo que viste, pero aquello fue el resultado de mi libido, pero no de mi corazón. —sollozó, y Juliana le quitó la mirada.

—¿Desde cuándo están saliendo? ¿Cuánto tiempo tienes a tu libido desatado por ella? —preguntó volviendo a pararse frente a la ventana, su rostro no expresaba ninguna emoción, pero por dentro sentía hasta el último átomo brincando de alegría, estaba segura que moriría de amor si Valentina hubiese hecho suya a Camila, pero debía controlarse, aquello era sólo una buena noticia en medio de un campo minado.

—Val, yo conozco a Camila desde hace dos años. —vio cómo Juliana bajo su cabeza, y luego la volvió a erguir.

Debía contarle todo y agradecer que estaba calmada, evidentemente la alegría por haberse liberado ante su familia le estaba ayudando, Juliana estaba tan plena y alegre que se limitó a escuchar, y Valentina que la conocía muy supo que era el momento de decirle toda la verdad.

—Juls, a Camila la conocí en LA, cuando estaba empezando en la casa de modas que siempre me ha vestido —hizo una pausa para agarrar fuerzas y seguir—. En ese entonces mi vida era un desastre, por las drogas y el alcohol, Lucho... —Juliana volteó para verla, presentía que algo no iba a salir bien— En una de esas fiestas de desenfreno, Lucho quiso hacer un trío y yo le pedí que fuera con Camila... ya la conocía.

—¡¿QUÉ?! —interrumpe Juliana con un grito, se alteró, esto sobrepasaba todo porque Valentina le había dicho que nunca había estado con una mujer, antes que con ella.

Valentina agarro fuerza para continuar el grito de Juliana evidentemente hizo esfumar cualquier ápice de confianza. Pero debía culminar.

—Te debo ser sincera Juls. Lo cierto es que, en aquel tiempo, yo era alguien muy distinta a lo que soy hoy gracias a ti.

Complicity (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora