El reencuentro de Juliana y Valentina en la ciudad de Nueva York, reanimará ciertos lazos afectivos que tenían muy ocultos, dando un giro inesperado a sus vidas, y a sus carreras, famosas.
Todo les irá cuesta arriba, no sólo por los terceros, sino...
Dormida sobre su escritorio, con el cursor intermitente esperando avanzar en su laptop, cuando Juliana comienza a moverse al escuchar el insistente sonido del teléfono, abre con problemas los ojos, la claridad le hace parpadear varias veces, mientras pasa su mano por su rostro y acomoda su cabello; el teléfono no espera e insiste, aún adormilada, se exaspera y grita:
—¡Voyy!
—¡Aló! —responde ofuscada, luego se pone gesticular en la pausa para aclarar su voz y disimular lo recién despierta que está, sin conciencia aún de la hora que es.
—Hija, me he cansado de llamarte a tu celular. —reprocha Lupe.
—Mamá, disculpa sabes que estoy finalizando proyecto.
—O sea, ¿otra vez has dormido sobre el escritorio? —dice Lupe con tono de preocupación evidente.
—Ya falta poco para tomar un descanso, Ma —Juliana la evade y pregunta—. ¿Cuál es la urgencia?
—Hija... Valentina está varada en el terminal central, sin cash y su celular descargado. Sigue igual... siempre con sus despistes, debes ir por ella. —Resaltó.
—¡¿Qué?! —dijo Juliana, terminando de despertar con la impresión. «¡Diablos... ¿Val?!»
—Hija, desde la semana pasada te dije que ella se iba a quedar unos días en el apartamento contigo, mientras se instala en la ciudad. Va a trabajar allá una temporada.
—No... recuerdo esa conversación Ma... —hizo una pausa mientras trataba de recordar la última llamada que tuvieron, elevósu ceja derecha y afinó las vista, sólo recordó que estaba metida de cabezas en el guion del proyecto y haberle respondido mecánicamente sólo "Aja...", y, "si..." «¡Diablos! Eso era lo que le respondía y no le paré a lo que me decía» , lleva su mano a la cabeza, en señal de reprensión, se da un golpe con los nudillos.
—Hija lo cierto es que me llamó Evangelina –hermana de Valentina–, para decirme que está allí desde hace media hora, no sabe tu número de memoria y no encuentra como verlo en su celular, no puede usar el servicio de recarga en la estación porque está lloviendo y hay muchísima gente a esperas igual que ella. —acotó Lupe.
—¡Por Dios! —dijo anonadada— Es el peor día, tengo mil cosas por hacer y esto me va a complicar todo. —renegó como estrategia mental para sí misma, estaba a punto de entrar en caos.
—Mi amor, es tu amiga de toda la vida, sé que podrás ir y ajustar todo de nuevo, entiende ponte...
—Sí..., Ma —la interrumpe—, que me ponga en sus zapatos, que: ¿cómo estaría yo en esa situación...? —dice Juliana con sus ojos en ataque de blanqueo—. Iré por ella, sabes ¿en qué parte del terminal la puedo ubicar?
—Eres un amor, estará esperando en el Hall Principal, salida este. Le mandé a decir que en quince llegabas, y tengo cinco minutos desde que hablé con Eva. Te quiero mucho te llamo en la noche para saber de ustedes. —dijo apresurando su voz, para evitar el "¡Mamáaa!" de su hija, y cortó.
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