Capítulo 31: A sus órdenes, madame.
Una sonrisa melancólica se formó en el rostro de Natalie, como si lo que estaba contando le doliera de la misma manera en la que le alegraba. Todos estábamos en shock, sin dar crédito a lo que escuchábamos, y sin saber que hacer. ¿Cómo alguien podría haber sido tan desalmado como hacer pasar a su esposa, la persona que supuestamente ama, por aquella situación? ¿Cómo hizo Natalie para sobrepasar todos aquellos meses de tortura?
Si de algo me sentía hasta casi orgulloso, era de los actos de los señores Carter. Me sorprendía si que Aarón no sea su hijo legítimo, pero no me sorprendía que hayan sido tan buenos y comprensivos con la circunstancia. Desde que los había conocido, siempre supe que eran excelentes personas, con un amor hacia sus hijos que nada podría superarlo. ¿Por qué habrán pensando que no podían tener hijos si luego pudieron tener cuatro niños perfectos?
Me sentía anonadado, sin saber como reaccionar a todo lo que estaba pasando. Hoy había pensado que iría a la boda de mi cuñado, pero jamás me imaginé el drama que se originaría en ella, ni que la ceremonia a la que asistiría se desvirtuaría tanto al punto de ya no saber si iba a concretarse. Era difícil de saber que pasaba por la cabeza de Aarón, pues su semblante era indiferente, sin emoción. Por otro lado, Samantha a su lado estaba a punto de desmayarse de un ataque de nervios.
- ¿Alguien puede por favor llevarse a estas lunáticas de mi boda? Tenemos una ceremonia que continuar - intentó tomar las manos de su prometido pero este no parecía dispuesto a dárselas.
- Samantha, termina con la farsa de una vez. Dile a mi hermano por qué tu papi estaba tan interesado en su matrimonio - escupió Liberty.
Bob, quien había permanecido en silencio durante la confrontación, se levantó de un salto cuando escuchó que se hacía referencia a su persona. Su perfecto y caro traje sin una sola arruga demostraba a pesar de su espesor lo tenso que se encontraba por debajo de él.
- No se que derecho piensas que tienes, jovencita, para interrumpir así la boda de mi hija y encima intentar manchar mi nombre. Te pido que te retires antes de que...
- No le hable así a mi hermana - pronunció Aarón.
Un grito ahogado se escuchó de la boca de más de uno. ¿Lo habría dicho porque enserio creía que era su hermana, o porque toda su vida había sido como si lo fuera? Parecía que Aarón tampoco sabía la respuesta.
- ¿Ahora me hablas con formalidad? Estamos a punto de ser familia, muchacho.
- Estaba a punto de ser familia con un hombre al que pensé conocer, pero que si es verdad de lo que se le acusa, no conoceré ni un poco. ¿Es verdad?
- ¡Por supuesto que no, Aarón! Me duele que no confíes en mi.
- Aarón - intervino Liberty -. ¿Vas a confiar en este hombre, o en tu familia?
Por unos segundos, la difícil decisión se reflejó en el rostro de mi cuñado, antes de tensar su expresión poniéndose derecho.
- Liberty, es hora de que te retires si no vas a respetar mi boda con Samantha.
Aquellas palabras fueron como un puñetazo en la panza para la chica, que abrió la boca indignada, pero la cerró inmediatamente apretándola con fuerza mientras miraba impotente a su hermano.
- No soporto ver como te arruinas la vida, por lo tanto me iré, pero que sepas que cuando todo tu dinero se termine en manos de la que vas a llamar esposa, y dejé el teatro con el que te tiene atado, vas a recordar el momento donde le diste la espalda a los que siempre estuvieron ahí para ti, a tu familia.
Con una última mirada hacia Aarón y a su mejor amiga, comenzó una marcha a paso firme a la salida. Todos los presentes siguieron la mirada su retirada, inseguros de que pasaría a continuación. Su corta melena oscura se fue difuminando hasta desaparecer completamente. Nadie sabía que acababa de acontecer, ni mucho menos que eventos posteriores se originarían.
Pero diez minutos después, Aarón y Samantha estaban casados civil y religiosamente.
——
- Llévame a casa, por favor. No creo poder soportar más esto - me pidió Scarlett, luego de que el brindis se llevara a cabo.
La miré, se encontraba abatida y como para no estarlo. Su hermosa carita que suele llevar una sonrisa, a veces feliz, otras veces traviesa, algunas otras irónica pero siempre allí no se encontraba por ningún lado y era reemplazada por una expresión de cansancio, agotamiento, tristeza, confusión y miles de emociones más que se mezclaban.
- Princesa, haré lo que me pidas que haga, pero después de todo es tu hermano - acaricie su mejilla.
- ¿Lo es realmente? - soltó irónicamente.
Sabía que no se refería a que sea su hermano de sangre o no, aunque dentro de su pequeña broma podía escucharse también ese tinte, sino que el Aarón que era su pariente jamás habría tomado la decisión que tomó. Nunca hubiese puesto a nadie por sobre su familia, genética o no, y no hubiese tomado decisiones en caliente, pues era del tipo calculador y pensativo. Intente pensar que el amor nos vuelve tontos, y quizá por eso lo habría hecho, pero de todas maneras ¿eso lo justificaba?
- Scarlett... - una voz conocida, que hoy tantos problemas había causado y sufrido, resonó.
- Aarón no voy a hablar contigo. No ahora, no aquí.
- Pero...
- No lo hagas más difícil, no hablaré contigo. Hablaré con Ron, mi hermano, donde quiera que lo hayas puesto - soltó, antes de tomar mi mano y alejarnos.
- Por favor, llévame a donde quieras pero lejos de aquí.
- A sus órdenes, madame.
Entrelazando nuestros dedos con más fuerza, la guíe por fuera del establecimiento hasta mi auto estacionado muy cerca de la puerta, con cuidado de ir lo demasiado lento como para que no se cayera con sus demoniacos tacones. La ayude a subirse al coche atento a que su extensa pollera celeste no se atascara con la puerta. Se veía hermosa, Dios sabe que siempre está bellísima, pero su tristeza no me dejaba disfrutar de su atractivo.
Había algo de especial en las veces que veía así de arreglada a Scarlett, y es que por más que estaba preciosa, no podía dejar de pensar que se veía igual de bien con un enorme hoodie, con ropa deportiva, con un vestido caro de diseñador o con una bolsa de basura negra. Porque ella era preciosa, no importaba que, y tal vez tenga que ver con que este perdidamente enamorado de Scarlett Carter, pero cada vez que la veo es más bonita.
Esta vez, veía lo encantador en su tristeza por más que suene raro, porque me gustaba poder estar allí para ella en momentos así. Me gustaba que confíe en mi lo suficiente para ser el encargado de ayudarla a fugarse de la boda de su hermano y ser la única persona con la que quiere estar en situaciones así. Me llenaba el corazón al mismo tiempo que me lo partía por verla triste, porque ella no lo merecía. Merecía y prometí desde el día uno darle toda la felicidad del universo.
Pero estos acontecimientos son inescapables. Por una o por otra razón, pasaremos momentos difíciles en nuestra vida porque así es el arte de vivir, pero me alegraba poder estar para Scar como ella para mi. Me asegure de que sepa que la apoyaba incondicionalmente y que siempre tendría un hombro o un pecho en el que recostarse cuando esté mal acercándola a mi al llegar a mi departamento. Cepille su cabello con mis dedos mientras la aferraba en mi regazo en el sillón. Minutos después, sobre mi cuerpo yacía una princesa dormida, todavía con su vestido elegante.
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Capítulo agridulce 😢 ¿Se esperaban que Aarón tomara esa decisión?
Quiero sentirme mal por Aarón y después viene #Sciam y me hace morir de amor😍
-S.
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Siempre, Liam. (Promises #2)
ChickLitSegundo libro de la dúologia "Promises" Scarlett Elle Carter ya no es la chica de 17 años de toda novela Wattpad. Ahora es la chica de veintiún años de toda novela Wattpad, sarcástica, graciosa, inteligente, no popular y ridículamente hermosa. Liam...