Capítulo 49: No quiero saberlo.

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Capítulo 49: No quiero saberlo.

- ¡Nada de mi ropa me queda! ¡Odio estar embarazada! - era lo único que escuchaba desde hacía unos tres meses.

- ¿No te habías comprado ropa por eso? - pregunté, cometiendo un gran error.

- ¡Por supuesto que me compre ropa! - exclamó una furiosa Scarlett, mirándome con sus ojos verdes asesinos - Hace un mes, ¡pero este maldito bebé no deja de crecer! ¡Es tu culpa!

- ¿Por qué es mi culpa? - segundo error.

- ¿Por qué es tu culpa? ¡Tal vez porque decidiste invadir mi cuerpo con un tus malditos espermatozoides!

Jamás entenderé a los hombres que dicen que su pareja se ve hermosa o sexy cuando está enojada, Scarlett por supuesto siempre lo era, pero cuando estaba en ese estado parecía Lucifer encarnada. Todo aquel que la conociera sabía que si llegaba a enojarse realmente, lo mejor era quedarse callado o correr por sus vidas.

Lo que quizás si era gracioso (y hasta un poco caliente) es que este gritándome con solo una remera que le quedaba súper pequeña (al punto de no pasar su estómago) y ropa interior cubriendo su cuerpo con un vientre de ocho meses.

- Pero... - por su mirada supe que la discusión estaba terminada de mi parte.

- Pero nada. Tu no tienes que tener un ser humano dentro y pareces una ballena.

- No pareces una ballena. Déjame ver.

Me acerqué hacia su lado del armario mientras ella volvía a sentarse en la cama, exhausta y sin aire como se había pasado los últimos meses del embarazo. Su estómago sobresalía de una manera bastante graciosa de su normalmente pequeño cuerpo y era enorme: definitivamente sería un bebé grande. Me miró expectante.

Su closet no era muy grande, ya que lo compartía conmigo y en general no era de gran tamaño, pero de alguna manera había logrado que entren la mayor parte de sus cosas o las más importantes cuando se mudó definitivamente aquí; lo demás se encontraba en el apartamento de Santa Monica. Era un desastre, tal como recuerdo que era cuando éramos adolescentes, y aunque me daba un poco de ansiedad por ordenarlo a este punto ya me resultaba gracioso y estaba acostumbrado. Rebusqué hasta encontrar algo que pensé que podría quedarle (lo cual en su avanzado embarazo era bastante complicado teniendo en cuenta que se rehusaba a comprar ropa maternal).

Un gran sweater de color rojo vino que realmente era un vestido, junto con unos leggings negros y unas botitas planas (porque el tacón y las mujeres embarazadad, especialmente Scarlett, había aprendido que no se juntaban). Se lo di y aunque al principio lo examinó, terminó por ponérselo. Por suerte, Scar no era de arreglarse mucho en cuanto a maquillaje o peinado, por lo que pudimos salir rápidamente al turno con el ecografo, habíamos tomado el tiempo para poder ir a tomar un café primero.

La ciudad de Nueva York estaba comenzando a teñirse de otoño, con los árboles del Central Park derivados de su tono verde a uno rojizo en algunos casos o amarillo en otros, y podía sentirse el cambio de clima no solo en el ambiente sino también en la vestimenta de la gente, que ya no usaba bermudas y vestidos veraniegos, sino sweaters e incluso algunos extremos como gorros y bufandas. En cuanto vimos neoyorquinos con vasos blancos en las manos, supimos que íbamos en la dirección correcta: Starbucks estaba solo a dos locales.

La orden de Scarlett era simple por ser la tradicional: caramel macchiato con extra azúcar y un muffin de vainilla y chips de chocolate, muy diferente a mi café negro con un bagel. Mucha gente se quedaba mirando a Scarlett por lo grande que era su vientre, aunque ella no parecía notarlo.

Siempre, Liam. (Promises #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora