Capítulo 39: Piso veintitrés.

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Capítulo 39: Piso veintitrés.

La siempre activa e iluminada ciudad de Nueva York no había esperado a mi vuelo, que había sido el primero de la mañana, para comenzar su rutina diaria. Eran las siete y veinte de la mañana y desde el avión podíamos visualizar los autos y peatones deambular de un lado a otro, ya con prisa. El aeropuerto John F. Kennedy se encontraba repleto, y podías distinguir con claridad quienes se embarcaban para viajes de negocios, o quienes incluso parecían irse de vacaciones.

Tendría una hora y media para llegar a mi apartamento y prepárame para entrar a trabajar a las nueve y treinta, agradecí haber podido dormir un poco en el vuelo porque de otra manera no se cómo llevaría a cabo mi día. Solo respirar el aire de esta ciudad te llenaba de estrés, y es que todos van con apuro, todos están pensando en todo lo que tienen que hacer, no existe cosa como la amabilidad, todo es monótono, individualista y serio. Había vivido toda mi vida mentalizado de que viviría en un lugar así, y quizá era lo que menos me atraía de todo este ambiente, ya que no es realmente mi estilo que es más familiar y cálido, pero así son las reglas del juego.

Solo había entrado al departamento dos veces: cuando lo compré y cuando lo amueblé. Sabía que este sería mi destino una vez me graduara, por lo que en una ocasión que vine a firmar unos negocios de la empresa me tomé el tiempo de buscar un pequeño hogar para cuando fuera tiempo. No era demasiado grande ni muy lujoso, pero si se encontraba en un lugar estratégico y caro de la ciudad: el Upper East Side. Siempre había soñado con vivir allí, en donde residen todos los millonarios, y una vez que se lo conté a Scarlett, no pudo dejar de bromear diciendo que nuestros hijos serían los nuevos Chuck Bass y Blair Waldorf de Gossip Girl.

Como toda casa que jamás ha sido habitada, se encontraba vacía y fría, sin nada que demuestre que alguien vivía allí. Había conseguido amueblarlo un poco en mi segunda y última visita, pero había elegido toda mi decoración en base a los colores negro y blanco, así que en si todo se veía bastante monocromático, moderno y pulcro, pero algo aburrido, y después de ver lo que Scarlett había hecho con mi otro departamento no podía esperar para ver que se le ocurriría en este en el que de por si tendría mucho más espacio, tiempo y comodidad para trabajar.

Un gran ventanal daba directo hacia unas altas torres oficinales que se encontraban en frente, y que dejaban vislumbrar un poco del Central Park por detrás, iluminaba todo el departamento desde que apenas lo abrías. Frente al vidrio, sillones individuales negros y uno largo blanco llenaban el espacio de la sala acompañados de un gran televisor, una mesita de café y algunos elementos decorativos como lámparas y alfombras. La cocina, un poco de lo mismo todo blanco y negro, y el baño y habitación tampoco desentonaban.

Rápidamente dejé mi equipaje en la habitación y sólo lo abrí para sacar uno de mis trajes en el que me vestiría luego de una presurosa ducha de menos de cinco minutos. Quince minutos después, enfundado en un traje azul marino casi negro, estaba pidiendo un café en el Starbucks justo al lado de mi complejo departamental. Un café extra negro era lo único que podría ayudarme a sobrellevar esta mañana, pues necesitaría otro por la tarde.

La oficina de la que próximamente sería parte, era enorme y solo no me sorprendí de su amplitud por ya haber estado aquí, de otra manera, todavía estaría boquiabierto como la primera vez. Sí, la sede de Palo Alto es grande, pero no se comparaba con la Nueva York. Más de treinta pisos recubiertos por vidrio refractario era lo primero que podías ver, y al entrar a la recepción solo podías asombrarte más con el ambiente.

- Buenos días - una mujer, vestida con su uniforme impecable, me saludo de detrás del mostrador de entrada.

- Buenos días, soy Liam Finnegan. Vengo...

Siempre, Liam. (Promises #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora