Capítulo 50: ¿Quieres mirar?

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Capítulo 50: ¿Quieres mirar?

Nueve meses tenía Scarlett de embarazo, y no solo se notaban en su monumental barriga, sino también en su humor ligado a sus cambios hormonales y la molestia de un tan avanzado embarazo. Normalmente, para este momento ya debería haber nacido, pero al parecer nuestro bebé se hacía esperar.

Aquello era lo que me esperaba cuando llegué de trabajar ese jueves lluvioso de Abril: Scarlett en ropa que definitivamente no era el talle adecuado intentando cocinar algo mientras bailaba al ritmo de música que salía de su teléfono. La escena era tierna pero también bastante graciosa, e intenté guardarla en mi retina por siempre; era casi inimaginable que en cuestión de quizás días, quizás horas seríamos padres, traeríamos al mundo una vida y tendríamos que cuidar de ella y ser adultos responsables de un bebé, cuando todavía entre nosotros nos comportábamos como niños. Pero quizá esa sea la respuesta a todo: jamás perder a nuestro adolescente interior por más responsabilidades se presenten, porque madurar no debería significa dejar de ser quien somos, ni perder momento de felicidad y alegría pura y honesta, sino entender que esos instantes son tan parte de nosotros como lo son nuestros deberes.

- Buenos días - saludé, ya que en la mañana no había tenido la oportunidad, y dejé un beso en sus labios al rodear su cintura.

Dancing's not a crime de Panic! At the disco vibraba por el parlante de su iPhone y también en sus cuerdas vocales que desprendían su canto tan particular al movido ritmo de la canción. Preparaba unas hamburguesas, vegetarianas para mi.

- Hola, amor. ¿Qué tal la oficina?

- Nada fuera de lo normal, demasiado trabajo.

- Ser el gran gerente de una empresa multinacional debe tener sus contras - sonrió, burlona -. ¿Le diste al señor Yerson lo que te di?

- Sí, su esposa te lo agradece.

La esposa de mi jefe, Amarie, y Scarlett habían caído en gracia desde el momento en que se conocieron en una de las tantas cenas de trabajo que este organizaba, principalmente por lo emocionada que estaba por qué mi esposa esté embarazada. Sonrió, y rodee con mis manos su vientre, el cual se sentía tenso al tacto, algo que parecía fuera de lo común.

- ¿No sientes cómo tu vientre tenso? - al decir esto, pude ver que no solo eso estaba tenso, sino también sus hombros y espalda.

- Probablemente sea por las contracciones. Tuve un par esta mañana, pero creo que no son lo suficientemente fuertes para significar nada importante.

- ¿Estas segura? Podemos ir a...

- No voy a ir a un hospital para que vuelvan a mandarme a casa, cuando vaya quiero que sea verdaderamente para quedarme y tener a este bendito bebé que parece que hace siglos que está dentro de mi:

Poco después, terminamos de comer y Scar se preparaba para su tan esperada siesta de la tarde, la cual necesita mucho más que antes debido al extremo cansancio que pasaba los últimos meses. Internamente me debatía sobre si seguir trabajando o tomar ese descanso también. Entre aquellos pensamientos, escuché un ruido en el baño.

- ¡Liam!

No dude en correr hacia allí, aunque la puerta estaba cerrada. - Scar, ¿estás bien?

Abrió la puerta y su cara era de total pánico. - ¿Recuerdas que dije que sólo iría al hospital cuando realmente vaya a tener al bebé? Bueno, creo que eso llegó más rápido de lo que pensé: rompí bolsa.

En el momento en que dijo eso, noté el agua en sus pantalones. Mi corazón dio un vuelco y se me secó la boca, imposibilitándome a decir nada, más que mirarla a los ojos y transmitirle mi terror a través de ellos. Supongo que ya aquella siesta se borró de los planes.

Siempre, Liam. (Promises #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora