Capítulo 7: Mi... mi novia.
Finalmente me había decidido ir a comprar esas malditas cortinas. No podía seguir despertándome a las cinco de la mañana por el sol, además de que se supone que estoy en mis vacaciones. Ni hablar de que siento que no tengo privacidad, debido a que frente a mi edificio hay un departamento lleno de chicas que no parecen molestas en disimular que miran hacia mi ventana. No las culpo, es decir, estaba consciente de mi atractivo natural, pero igualmente es bastante aterrador.
- Syd, ¿ya estas lista? - grité exasperado desde la sala.
- Un segundo. - salió de la habitación poniéndose brillo labial, tomó su bolso Balenciaga y me miró. - Lista.
Tomé su mano y la observé. Estaba hermosa, bueno, era hermosa naturalmente. Se encontraba un poco superproducida para ir a comprar unas cortinas, pero supuse que así era la vida de modelo. Lucia unos jeans ajustados que hacían que sus piernas se vean kilométricas, más de lo que ya eran, con unas botas de tacón negras y un pullover de cuello de tortuga pegado al cuerpo del mismo color. Llevaba encima una chaqueta roja y algunos accesorios en color dorado. Estaba totalmente descordinado con mi outfit casual de jeans negros, camiseta gris y chaqueta, pero bueno, siempre había sido un chico simple.
Sosteniéndola, caminamos hasta el centro de la ciudad, que se encontraba a tan sólo cuatro cuadras de mi departamento. Todo se veía igual que cuando era un niño, ni siquiera las decoraciones navideñas habían cambiado. Me sentí un niño devuelta, corriendo por las calles tratando de adivinar que me traería "Santa", es decir que me comprarían mis padres, por Navidad. Moviéndose de aquí allá observando a la gente hacer sus compras festivas, incluso un poco más recientemente haciendo mis compras navideñas.
Si había algo que amaba sobre la Navidad era dar regalos, por supuesto también recibirlos, pero no hay nada más lindo que ver la sonrisa emocionada de alguien recibiendo un obsequio, en mi opinión. Siempre había sido así, me gustaba más regalar que aceptar presentes y básicamente cualquier cosa en la vida.
- Ya tengo tu regalo de Navidad. - comentó Sydney, tomando la parte superior de mi brazo con la mano que no se encontraba enredada en la mía.
- ¿Enserio?
La culpa me invadió rápidamente, yo todavía no tenía nada para ella. De hecho no tenía nada para nadie, pero había intentado comprar para ella, pero simplemente no sabía que comprarle. ¿Que le obsequias a una modelo que puede tener todo lo que quiere?
- Yo también. - mentí.
- Se que estas mintiendo, Liam. Miras al suelo como un niño travieso cuando mientes. - sonrió.
Upsi.
- De todos modos, no quiero nada.
- ¿Qué? Por supuesto que no, vas a tener tu regalo.
- Enserio, no necesito nada material. No quiero sonar pretenciosa pero realmente tengo todo lo que quisiera tener. - me miró a los ojos.
- ¿Y que te doy para Navidad, entonces?
- Nada, con estar contigo me basta y me sobra. No quisiera otra cosa. No podría pensar en un mejor regalo de Navidad. - se apretó más a mi y siguió caminando.
Me sentía el peor patán del mundo, demonios, de la galaxia. Acababa de decirme que soy todo lo que quiere, que soy su mejor regalo de Navidad. Básicamente acaba de decirme que me quiere, de verdad. Y yo, como el jodido imbecil que soy no puedo decirle lo mismo, no puedo siquiera contestarle.
Decidí mantenerme callado. Mi madre siempre decía "si no tienes nada bueno para decir, mejor no digas nada", aplica en esta situación, ¿verdad? Sydney solo miraba las vidrieras desinteresadamente, no mentía cuando decía que esta chica lo tiene todo, nada de aquí podría interesarle. Su brazo no soltaba el agarre en el mío, y a decir verdad era un poco incómodo caminar así, pero no estaba en condiciones de reclamar nada.
A mi lado, un torbellino de baja estatura y ondas oscuras caminaba rápido en la dirección contraria a la que me, nos, dirigíamos. Iba tan ensimismada mirando hacia las cuantiosas bolsas que llevaba en sus brazos que no se dio cuenta cuando chocó con mi brazo, haciéndola caer con todos sus regalos por estar desprevenida. Rápidamente solté a Sydney y me lancé a levantar a aquella torpe chica.
- ¿Estás bien? - le pregunté.
- Sí, no te preocupes. De cualquier manera la próxima vez podrías fijarte por donde vas. - escupió. Oh oh.
Retiré el cabello que tapaba su rostro y confirme mis dudas. Frente a mi, unos ojos marrones, se a veces tenían tendencia a verse verdosos me observaban con asombro. Su carnosa boca se mantenía abierta en una especie de 'o' por la sorpresa y se notaba que se encontraba agitada por venir corriendo. La tenía frente a mi.
Parecieron horas esos ínfimos segundos donde nos mirabamos. Ella se encontraba tan sorprendida como yo. Supongo que Scarlett tampoco se esperaba encontrarme aquí.
Pero mi querida conciencia me recordó que no sólo Scarlett se encontraba tirada en el piso, desparramada junto a sus bolsas haciendo que la gente la insulte por tener que rodearla para poder pasar. Sino que también, detrás mío se encontraba mi novia, mirando toda la escena.
La ayude a levantarse velozmente y tome sus compras del suelo devolviéndotelas. Se quitó el polvo del suelo con las manos y volvió a mirarme. Desee que no lo hiciera, porque Diablos, si había algo a lo que era débil era a esos ojos.
- Que... sorpresa encontrarte aquí, Scarlett. - pronuncie como pude.
- Tampoco esperaba verte aquí, Finnegan. - dijo con sorna. Pero no pudo evitar mirar a un punto detrás de mi, a una chica que miraba entre curiosa y confundida la escena.
- Oh, ella es Sydney, mi... mi novia. - dije, sin querer realmente decirlo.
- Encantanda. - sonrió Syd, con sinceridad. Realmente ella no tenía maldad.
- Mucho gusto, Sydney. Scarlett Carter, una... amiga de Liam, de la secundaria. - estrechó su mano, devolviéndole la sonrisa, aunque una bastante más ficticia.
- ¡De la secundaria! ¡Genial! Liam nunca quiere contarme nada sobre su adolescencia, principalmente sobre la secundaria. - se veía genuinamente alegre.
Bueno Syd, si te hubiese contado, probablemente ahora sabrías que la chica que tienes en frente es en realidad el amor de mi vida, no una amiga. Supongo que es mejor que quede incógnito.
- Me preguntó por qué, se supone que la secundaria son los mejores años. - sonrió Scarlett burlona, mirándome.
- Yo también, me encantaría aprender más sobre la pubertad de Liam. ¿Qué tal si vamos a tomar un café?
Díganme que esto es una broma.
- Eh, yo debería seguir con mi compra de regalos. Voy bastante atrasada. - trató de excusarse.
- Vamos, peor que este chico de aquí no puedes estar. Él no tiene nada. Vamos por un café, escuché que hay un lugar aquí cerca que hace los mejores scons.
¿En qué diablos me he metido?
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Finalmente, luego de una larga, laaaaaarga, espera, tenemos la primera interacción de #Sciam (ship inventado por mi, díganme que les parece) en esta parte de la historia. ¡Cuéntenme que les parece!
PD: el siguiente capítulo fue muy divertido de escribir y es bastante gracioso, no puedo esperar para que lo lean :)
-S.
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Siempre, Liam. (Promises #2)
ChickLitSegundo libro de la dúologia "Promises" Scarlett Elle Carter ya no es la chica de 17 años de toda novela Wattpad. Ahora es la chica de veintiún años de toda novela Wattpad, sarcástica, graciosa, inteligente, no popular y ridículamente hermosa. Liam...