Capítulo 19

155 3 0
                                    

Cuando regresé del aeropuerto estaba súper cansada, así que solo me acosté a dormir. Desperté a rededor de las 10 de la mañana con un apetito feroz, caminé hasta la cocina con una flojera de piernas impresionante y me hice un sándwich, luego me senté en el sofá y prendí el televisor para pasar el rato.

Estaba acabando el sándwich cuando el timbre sonó. Me limpié un poco la boca y me até el pelo en una coleta rápida, y fui a abrir la puerta. Demi llegaba de visitas, tenía algo en las manos. Me saludó con un beso en la mejilla y me hice a un lado para que entrara, por suerte, mi depto. Estaba considerablemente limpio.

Le ofrecí asiento y apagué el televisor:

E: ¿Quieres algo de tomar, Demi?

D: No, gracias, y perdón si te desperté.

E: No, descuida, me levanté hace un momento, estaba desayunando.

D: Bien, yo solo, quería mostrarte algo.

E: ¿Qué?

D: Siéntate, por favor.

E: -se sienta- ¿Y bien? ¿Qué me querías mostrar?

D: Esto... -extiende la mano y le da una revista- Mira la portada.

Hice caso, en la portada estábamos Sebastián y yo en la terraza, ese día en el que salimos a nadar, y de título tenía: "Eiza González Arrasa". Abrí la revista, en la página 32-33 hablaban sobre ello:

"Como es evidente, desde que la mexicana Eiza González llegó a LA, se ha robado todas las miradas del público masculino, y cabe recalcar que hace un tiempo, la joven actriz no se quedó de brazos cruzados y tuvo una "aventura" con el ex de Miley Cyrus. Desde entonces, no la habíamos visto con otra pareja... hasta ahora.

La ex cantante fue captada en la terraza de su hotel residencial, se podría decir que, muy cariñosa con un hombre misterioso, ya que no se puede reconocer su rostro, pero hay fuertes creencias de que podría llegar a ser uno de sus compañeros de reparto, el actor DJ Cotrona."

Me llevé las manos a la cara y comencé a decir "No". En cualquier momento las lágrimas se asomarían, últimamente y en mi estado, tenía la sensibilidad a flor de piel. Demi se sentó a mi lado y me rodeó con su brazo, ella no sabía nada, o eso suponía yo.

D: Vamos, Eiza, no puede ser tan malo.

E: Sí, sí es muy malo.

D: Pero, ¿por qué? Si tú y DJ se quieren, no habría inconveniente en que estén juntos...

E: Es que tu no entiendes -se quita las manos de la cara-. Él no es DJ.

D: ¿Ah, no? ¿Entonces? Espera... ¿es el que estaba en el hospital el otro día?

E: Sí... -caen las primeras lágrimas- Es Sebastián...

D: Oh, pero, no pasa nada, solo aclara que no era nada serio.

E: ¡Eso no sería justo!

D: ¿Por qué?

E: Porque siempre he sido honesta y prometí que si algún día en algún momento estaba en pareja, lo diría, ¿entiendes?

D: Osea que sí es algo serio.

E: Es más que eso.

D: ¿A qué te refieres? Habla claro, Eiza.

E: ¡Estoy embarazada de Sebastián, Demetria!

Las palabras salieron de mí, sin pensar en las consecuencias. Demi se había convertido en una gran amiga para mí, pero mi embarazo era algo que nadie, absolutamente nadie debía saber. Solo las niñas, Sebas, mi doctor y yo podíamos tener esa información.

Demi no dijo palabra, estaba casi como helada, después de todo, ¿quién diría que a mis 24 años y con una carrera en pleno crecimiento, estuviese por ser mamá? Era algo ilógico, pero no era irreal, y mucho menos imposible.

D: Diablos, Eiza. No sé si felicitarte o regañarte.

E: Pfff... ¿Cómo crees que reaccioné yo?

D: Es que, métodos anticonceptivos sobran en el mundo, Eiza. Esto es realmente tonto.

E: Es que, en ese momento no pensamos en lo que podría pasar.

D: Siempre hay que estar preparados.

E: Demi, no tienes una idea de lo que yo amo a Sebastián, y en lo que menos pensamos en ese momento fue en cuidarnos. Lo hecho, hecho está. No queda más remedio que aceptar a este bebé porque, deseado o no, es una bendición.

D: -suspira- Tienes razón. Sabes, yo te apoyaré en todo.

E: -sonríe- Gracias Demi -se toca el vientre-. ¿Oíste bebé? Demi nos apoya.

D: Así es, apoyo a la futura mamá de mi futuro ahijado.

E: ¿En serio quieres ser la madrina?

D: ¡Obvio! Pero dime, ¿cuántas personas más lo saben?

E: El papá, mi doctor, tú y...

D: ¿Y?

E: Unas amigas.

D: Bien, ¿cuánto llevas de embarazo?

E: Un par de días. Sé que no es seguro, por eso debo cuidarme, así que voy a permanecer aquí en LA hasta que cumpla los 3 meses, y luego iré a México. Después de eso -mira sus manos-, haremos pública la noticia. Lo más seguro es que haya boda.

D: ¿Sebastián está de acuerdo?

E: Él no sabe cuándo iré, solo sabe que iré, y le dije que pronto.

Después de esa charla, Demi se quedó un rato más en mi depto. Y luego se fue, yo me senté nuevamente en el sofá y retomé el sándwich que había dejado. Pensé en llamar a Sebastián. Sí, llamaría a Sebastián.

Tomé mi celular y estaba por marcarle, cuando nuevamente tocaron mi puerta. Me levanté, dejando nuevamente abandonado mi sándwich y abrí la puerta. De todas las visitas que podían llegarme en estos momentos, no me hubiese imaginado esta jamás.

E: ¿DJ?

DJ se abrió paso y entró a mi departamento y tiró sobre la mesa, la misma revista que Demi había traído. Caminé rápidamente hasta él y me paré de brazos cruzados mirándolo fija y seriamente.

DJ: Exijo una explicación.

E: ¿Explicación de qué?

DJ: Aquí dice que estabas conmigo, pero no. ¿Con quién demonios estabas, Eiza?

E: Eso es algo que a ti no te incumbe.

DJ: Sí –la toma de las muñecas-, si es de mi incumbencia.

E: Suéltame, DJ. Me estás lastimando.

DJ: No hasta que me digas con quién estabas.

E: DJ… -deja caer algunas lágrimas - por favor…

DJ: -la empuja contra el sillón- Mira, Eiza, me voy, pero tú y yo nos debemos una charla.

DJ se fue del depto. Y me dejó allí, llorando, asustada. Todo pasó tan rápido que ni siquiera me di cuenta de que podría haber terminado muy mal.

Sentí la necesidad de protección y lo único que quería en ese momento era un abrazo de Sebastián. ¡Maldita distancia! ¡Jamás me hubiese separado de él por mi cuenta!

Me levanté del sillón y caminé hasta el baño. Estaba lavándome la cara cuando todo se me puso negro, intenté agarrarme de algo pero no funcionó, era tarde, ya había caído. Sentí un dolor agudo en la cabeza y es todo lo que recuerdo… Si Sebastián hubiese estado aquí, todo hubiese sido tan diferente.

I pledge to you my eternal love❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora