Capítulo 51

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Despedí a Eiza en la puerta de nuestra casa. Tuve que casi rogarle para que me de un pico porque aún seguía enojada por lo que había dicho.

Miré la hora, eran las 6:30. Pasé por la habitación de Diann y al ver que dormía profundamente, regresé a la cama. Me quedé dormido un par de horas más, pero desperté al oír ruidos en la planta baja.

Me levanté, pasé por la habitación de Diann y vi que la puerta estaba abierta, siendo que yo la había cerrado. Mi bebé no estaba en su cuna.

Me desesperé y bajé las escaleras rápidamente para encontrarme con las niñas despiertas y desayunando. Con ellas estaba mi hija y otra niña. ¿Quién era esa beba? Yo no la había visto pero... se me hacía conocida.

Agus apareció de atrás mío, acabando de bajar las escaleras, se dirigió a donde estaba la beba y le dio un biberón diciéndole:

A: Tomá la mamadera Tatu, dale mi amor.

Vi que Elo, quien tenía en brazos a Diann y le estaba dando de comer, se la pasaba a Valeria. Ninguna me había prestado realmente atención, hasta que Joanna me habló:

J: Buenos días, papá. ¿Cómo amaneciste?

S: Buenos días. Eh, bien, supongo.

A: Hola pa -dijo, mirando a Sebastián-. Josefina, dale, tomá la leche -dijo, regresando su atención a la niña, la cual se negaba a tomar el biberón-.

S: Hola Agus.

Elo: Hola papi.

S: Hola Elo.

V: Hola papá.

S: Hola Vale -dijo alzándole la mano a señal de saludo-. Agus, ¿necesitas ayuda?

A: No, lo que pasa es que ésta gurisita anda de mañosa y no quiere desayunar. Pero ya me las voy a arreglar.

S: ¿Segura?

A: Sí -dijo dejando el biberón sobre la mesita de la silla para bebé, segundos más tarde, la beba lo tomó y comenzó a beber de él-. ¿Ves? Te dije -le respondió a Sebastián con orgullo-.

S: Y... ¿quién es?

En ese momento, las niñas compartieron una mirada cómplice para decirme:

A: Es mí bebé. Se llama Josefina, y tiene dos años.

S: ¿Tú bebé?

Elo: ¡Sí! ¿No está hermosa mi sobrina?

S: Sí, mucho. ¿Y su mamá?

A: O sea, ¿qué parte de que es mí bebé no entendíste, ah? Soy su mamá.

S: ¿Qué? No, imposible.

V: Nada es imposible.

S: ¿Y el papá?

A: Eh, prefiero no hablar de eso -dijo seria-. Vení Tatu -alzó a la beba-.

S: Bueno. ¿Me dejas alzarla?

A: Si se deja... -toma a la bebé en brazos- Tatu, andá con Sebas.

S: Ven conmigo, Josefina.

Jose: -mira a Sebastián y luego esconde la cabeza en el hombro de Agus- No.

A: Dale, andá que Sebas te alza -dijo, intentando dársela a Sebas-.

Jose: ¡No! ¿Y mamima? -dijo aferrándose al cuello de Agus-.

A: Después vamos a buscar a mamima. Ahora andá con Sebas.

Jose: No.

S: ¿Quién es "mamima"?

A: No importa. Ahora, si querés alzarla, vas a tener que agarrarla, o no se va a dejar.

Hice caso y prácticamente arranqué a Josefina de los brazos de Agus. La niña me miró con los enormes ojos negros que tenía y luego miró a Agus para extenderle los brazos. Agustina se hizo la desentendida y se marchó a tomar un café con lecehe que había sobre la mesa. Miró a todas las niñas y les dijo:

A: Si Jose las habla, no le hagan caso porque va a hacer maña.

Todas asintieron y entonces vi como Josefina se inclinaba hacia Joanna y le decía:

Jose: Soana, Soana... -se rinde cuando Joanna no le hace caso y mira a Eloísa- Loísa, Loísa... -al ver que Eloísa tampoco le hace caso,se voltea hacia Valeria- Vale, Vale...

Como ninguna de las chicas le hacía caso, volvió a mirarme e hizo un gesto antes de suspirar profundo y que comenzara lloriquear. Sin saber que hacer, abracé a la pequeña apoyando su cabeza en pecho y meciéndola, repitiéndole: - Shhh, no llores. No pasa nada-. Y así, logré que se calmara.

Una vez tranquila, se la devolví a Agus, la cual la mantuvo en sus brazos y se sentó a ver televisión con las demás niñas.

Analicé la anterior situación un minuto: había calmado a una beba totalmente desconocida para mí. Dios, me sentí tan bien. Santi ya casi no necesita ser calmado y además no lo veía desde hace meses, y Diann no llora amenos que tenga hambre o necesite un cambio de pañales.

Mientras veía como Joanna le insistía a Agus para que la dejara alzar a Josefina y ella constantemente repetía "No, Joanna. Salí, dejá de hinchar." con un tono de broma, hasta que cedió y dejó que Joa tomara a la niña.

Elo dejó una taza de café recién preparado , me indicó que era para mí y entonces me senté a desayunar.

Vaya que eran independientes éstas chicas.

Estaba desayunando tranquilo cuando escucho mi celular sonando. Al ver que era el número de Cecilia, respondí inmediatamente. Nunca llamaba si no tenía que ver con mi hijo.

S: ¿Bueno?

C: Sebas, gracias al cielo que contestas, he estado tratando de llamarte toda la mañana pero no me daba la línea... -dice con voz temblorosa-.

S: ¿Qué pasó, Ceci? ¿Estás llorando?

C: E-es Santi. Yo... yo... iba a buscar a... a... el auto, no lo vi... y... y... -dice entre sollozos y luego rompe en llanto-.

S: Ceci, Cecila, cálmate, respira, y dime qué pasó.

C: Es que... yo iba a buscar a Valen y llevaba a Santi en el asiento trasero. Venía manejando tranquila, pasé el semáforo en verde, pero un loco venía manejando de mi lado izquierdo, donde venía Santi sentado, y chocó la puerta trasera. Yo estoy bien, sólo tuve una leve contusión, pero Santi... -vuelve a romper en llanto-.

S: Cecilia Beatriz Galliano, ¿QUÉ LE PASÓ A MÍ HIJO?

C: Aún está en quirófano... -dijo con voz débil-.

S: ¿QUIRÓFANO? Ya mismo me voy a México. Mantenme al tanto de todo -corta-.

Cuando menos quise darme cuenta, tenía la atención de todas las niñas sobre mí. Lucían muy preocupadas. De verdad no me había dado cuenta de que estaba gritando.

V: ¿Qué pasa Sebastián?

Elo: Te escuchamos gritar algo sobre Santi, ¿él está bien?

S: Chicas, ahora no tengo tiempo de decirles nada. Eloísa, Valeria, ustedes saben que son mis consentidas, y al ser las mayores, les pido que se queden a cargo de todo aquí. A cargo de Diann quedan todas, pero ustedes dos tienen el mayor cargo. Yo tengo que viajar a México ahora mismo.

V: Sólo dinos qué pasó...

Elo: Por favor.

S: Las mantendré al tanto, niñas, pero ahora necesito irme. ¿Prometen que me harán el favor que les pedí y cuidaran de todo aquí?

Elo y Vale: Lo prometemos.

S: Bien -besa sus frentes-.

Subí rápido a la habitación, empaqué un poco de ropa en un bolso rápidamente y mi documentación. Bajé, me despedí de las niñas y abracé a Diann mientras besaba repetidamente su cabecita. Luego de eso, con un gran temor y varias emociones encontradas, me fui.

Eiza me matará por no decirle nada, pero debe entender que mi hijo es demasiado importante.

I pledge to you my eternal love❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora