I pledge to you my eternal love❤

Capítulo 46

¡Dios mío!, la emoción no me cabía en el cuerpo del solo echo de pensar que me iba a casar con Sebastián.

“#Compromiso #Seiza #PorFin ¡Me caso con mi consentido hottie! #ForeverGuzmancito #ForeverSeiza. I love you @sebastianrulli” fue lo primero que alcancé a poner en twitter, junto con una foto del anillo de compromiso.

Como era obvio, las notificaciones para ambos eran una bomba, y de inmediato llamaron de diferentes revistas y programas para que nos presentáramos en ellas, pero con Sebas, decidimos que nos tomaríamos un tiempo, solo para nosotros y nuestra familia.

Pero al que sí aceptamos ir juntos y con Diann, fue al programa hoy, ¿saben cuándo? El 15 de febrero…

Luego de dormir casi toda la noche, o bueno, desde las 5am a las 10am, nos levantamos, exhaustos y un poco doloridos. Ya se imaginaran porqué, digo, el día de los enamorados, acabábamos de comprometernos, no hay que ser muy genios. A Sebastián se le ocurrió convertirse en “el señor Grey” y a mí en su sumisa.

S: ¿Eiza? –deja la taza de café sobre la mesa-.

E: ¿Sí?, perdón, es que estaba pensando muchas cosas –mira el plato con donas-.

S: ¿Cómo qué?

E: Como que mañana será la primera vez que saldremos en televisión siendo una pareja, y que será la primera vez que presentemos a Diann en vivo… y que a fines de mes debo retomar el contrato.

S: ¿El contrato? ¿Qué contrato?

E: Sebas, debo regresar a L.A para seguir filmando la serie. Es hasta mediado de julio.

S: ¿MEDIADOS DE JULIO? Eiza, es mucho tiempo.

E: Por eso quería hablar contigo cuanto antes.

S: Pero, ¿piensas irte sola?

E: Por supuesto que no, tú te vienes conmigo. No pienso dejarte aquí sabiendo que hay gente que está esperando para sacar las garras.

S: -pone los ojos en blanco- Mhm.

E: ¿Pusiste los ojos en blanco? –baja la cabeza y lo mira pícara-.

S: No, señora –responde en tono sumiso-.

E: Eso lo decidiré yo –se levanta de la mesa y lo besa-.

Sebas también se levantó de la mesa, sin romper el beso, y me tomó por la cintura. Me estaba abrazando cuando escuchamos que una vocecita cantaba. El sonido era algo débil, pero nos dimos cuenta de que venía de uno de los cuartos de los niños, así que fuimos hasta allá.

Nos encontramos con Santi, parado sobre las escaleras que Sebas le había hecho a la cuna para que él pudiese ver a su hermanita, cantándole a Diann una canción de cuna muy poco conocida:

San: Y en las noches que haya luna llena, será porque el niño esté de buenas, y si el niño llora, menguará la luna para hacerle una cuna… y si el niño llora, menguará la luna para hacerle una cuna.

Debo decir que, en mis 25 años, no había visto escena más tierna que esa. Santi era todo un amor, siempre lo fue, desde que era un bebito pequeño que me tiraba del pelo.

E: Estoy segura de que le fascino la canción –dijo acercándose a Santi-.

San: -da media vuelta- ¿De verdad lo crees mami?

E: Claro que sí, es una canción hermosa, y tu cantas muy bonito.

San: Gracias mami, ¿sabes? Me gusta mucho cantar.