Capítulo 45

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El día de los enamorados suele ser un día solitario para mí. Siempre para esas fechas me encuentro soltera, o sola. Pero éste, éste era la excepción. Sebastián era el amor de mi vida y pasaría San Valentín a su lado, no podía pedir más.

¿Les conté lo que me regaló para ese día? ¿No? Pues yo ya lo tenía advertido, nada de clichés, nada trillado. Tenía que ser algo original, y a las 00:00 empezando el 14 de febrero, Sebastián me llevó a la sala, me sentó frente al televisor y se sentó junto a mí.

Me tenía rodeada con sus brazos cuando le puso play al video que estaba esperando.

Imágenes de AV, de la escena del primer beso de N&G, la primera vez que Frankie le dijo “Mi amor” a Nikki cuando ella se desmayó, del disparo que recibió Guzmán. Cuando Frankie le dice a Nikki “Eres mi ángel”, y muchas escenas más. Nuestros besos de “trucha”, los cuales Marjorie criticó diciendo divertida que tenían más lengua que los besos de Thalía con Fernando Colunga. Y era cierto.

Luego de ese par de escenas, apareció un video que tenía de fecha 31-12-12, donde una voz que no lograba reconocer, le preguntaba a Sebastián cuáles eran sus metas para 2013, y él respondía:

S: Mis metas para el 2013 son conquistar a Eiza, que se vuelva mi novia, que acepte casarse conmigo y que se convierta en la madre de mis demás hijos.

X: -ríe- ¿Ninguna otra meta?

S: No, Eiza es mi meta. No sé cómo, pero de que la enamoro, la enamoro.

X: ¿Tan confiado estás?

S: -levanta la copa- Feliz año nuevo. Y que nuestras metas se cumplan –le da un trago al champán.

Entonces se cortó el vídeo, y comenzaron a aparecer nuestros keeks, cuando Sebas dormía, el del “pito real”, los detrás de escena de AV. Cuando dijimos que trabajaríamos juntos en el microbús, lo de la familia “Guzmán-Brizz”, nuestras entrevistas, fotos, video. Y por último, ese día en que nos armamos de valor y confesamos nuestro amor ante las cámaras… disfrazándolo de una inocentada.

El video acababa con una de las fotos más recientes que nos habíamos tomando donde se nos ve sentados en el sofá, a mí con Diann en brazos, y a él con Santi en su regazo, el cual no dejaba de mirar embobado a su hermanita menor, y con un mensaje que decía: “Gracias por tanto. Te amo… Chiquita Mía.”

Leer ese “Chiquita Mía” fue mi perdición, desde el inicio del video, venía conteniendo las lágrimas, pero esas dos simples palabras me rompieron en pedazos.

Sebas llevaba diciéndome “Chiquita mía” desde hacía dos años… y un poquito más. Lo hacía porque el día en que grabamos esa escena, él y yo sí estábamos peleados, y decirle “Sin ti me muero…” no estaba precisamente en el libreto, me salió del alma, como diciéndole que lo necesitaba, y tampoco estaba en el libreto que él me contestara “Chiquita mía…”, así que fue como una aceptación, nuestra reconciliación.

Cuando el vídeo acabó, de inmediato me giré hacia Sebastián y planté un sonoro beso en sus labios. Mi mezcla de emociones era inentendible.

Sebastián acarició mi mejilla y me dijo:

S: Espérame un segundo, chiquita.

Sebas desapareció por el pasillo que daba a las habitaciones de los niños, y volvió con Diann, la cual estaba vestida con un hermoso vestido rosado y un detallito en su corto cabello castaño, durmiendo en su coche, y Santi, el cual tenía puesto un traje de smoking y llevaba en una mano un globo color celeste pastel con estrellitas blancas y atado con una cinta blanca.

Sebas puso una mano sobre la espalda de Santi y éste se acercó a mí, me entregó el globo y me dijo:

San: Señorita Eiza González Reyna; hago entrega de este hermoso globo que lleva dentro una sorpresa para usted. Cuando mi señor papá se lo indique, usted tomará la hebilla que lleva recogiéndole el cabello y lo reventará. No antes, ni después. Disfrute su sorpresa –da media vuelta y se sienta en una silla junto al coche de su hermanita-.

Me quedé sorprendida mirando el globo. Se sentía que tenía algo pesado dentro de ella, pero dejé de prestarle atención cuando vi que Sebas se paró frente a mí y comenzó a decir:

S: Eiza, hoy, 14 de febrero de 2015, día de los enamorados, quiero recordar por qué me enamoré de ti: te conocí cuando usabas pañales y a penas podías dar cinco pasos sin caer –Eiza ríe y se sonroja-. Eras la niña más hermosa y risueña del mundo, tal y como visualizaba una hija mía. A medida que comenzaste a crecer, te acostumbraste a llamarme “Tío”, y tú eras mi “Eizita”. Estuvimos juntos en los peores momentos, como cuando tenías 12 años, y pasó aquello tan doloroso para ti. En los mejores como aquel 5 de mayo en que llegó a mi vida la primera bendición más grande que Dios me pudo haber dado –mira a Santi-. Luego de iniciar las grabaciones de la novela, deje de verte como Eizita, ya no eras una pequeña, te habías convertido en una mujer tan hermosa… tan sexy. Pero no era sólo una atracción física lo que provocabas en mí, era otra cosa, algo que nadie había logrado provocarme. Lograbas ponerme nervioso, descolocarme con una sonrisa, un abrazo, un beso en la mejilla, o simplemente con hablarme.

Me di cuenta de que estaba completamente enamorado de ti, y que se me haría imposible vivir sin tu amor. Y por eso fue que, muchos meses después, te confesé que te amaba, e iniciamos esa aventura apasionada que nos llevó hasta donde estamos ahora.

No me importaría haber perdido la vida en aquel helicóptero, sólo porque estaba a tú lado.

De la nada, y de no sé qué parte de la casa, comenzaron a escucharse voces que cantaban versos intercalados de “Me puedes pedir lo que sea” y de “Por eso te amo”.

S: Eiza, pincha el globo.

Saqué la hebilla de mi cabello con manos temblorosas y pinché el globo. Un perfume delicioso se desprendió y sentí que algo pequeño cayó en mis piernas. Alguien me cubrió los ojos desde atrás. No tenía idea de que había más gente en la casa.

Las voces se fueron haciendo más fuertes y alguien tomó la cosa que había caído del globo.

Dos manos me ayudaron a pararme, no podía ver nada. Sólo podía escuchar como seguían cantando las estrofas superpuestas de dos canciones muy importantes para mí.

“Quítate la venda, mami” dijo Santi, y lo hice. El pedazo de tela cayó al piso y abrí mis ojos tratando de entender qué sucedía. Tenía ansias, nervios, emoción, y entonces vi a mis cinco niñas vestidas de rosa, morado, verde, azul y negro. Todas tan hermosas y sonrientes. Ellas eran las que cantaban. Y todas tenían los ojos cargados de lágrimas. Al bajar la vista, entendí por qué.

Sebastián se encontraba arrodillado ante mí y sostenía una cajita negra que resguardaba un anillo hermoso con plata torneada, con una flor que en medio de sus pétalos, daba lugar a un rubí.

S: Eiza González Reyna, ¿aceptas casarte conmigo?

Me cubrí de inmediato la boca con las manos, contendiendo mi emoción. Esto era irreal, debía ser solo un sueño. Pero no, todo era real.

De inmediato mis lágrimas volvieron a caber a caudales y descubriéndome la boca con una sonrisa susurré:

E: Sí…

S: -se levanta y la mira sonriente a los ojos- ¿Qué?

E: Sí… sí, sí, sí. ¡Acepto casarme contigo, Sebas!

S: ¿En serio? –la abraza y la alza- Te amo, ¡te amo, te amo, te amo mi amor!

Sebastián me besó, con todo su amor y su agradecimiento. Pude escuchar como las niñas dejaron de cantar y comenzaron a reír y aplaudir emocionadas mientras aplaudían.

Señoras y señores, ¡me voy a casar! Y tengo tantas cosas en qué pensar… pero si hay algo que desde el momento en que dije “Sí…” tengo pensado, es el vestido.

I pledge to you my eternal love❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora