Capítulo 21

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Desperté nuevamente en el hospital, me sentía como todas las mañanas, normal. Presioné el botón junto a la cama e inmediatamente entró a la habitación una enfermera de delantera pronunciada y caderas anchas, comenzó a hacerme preguntas mientras me inspeccionaba:

Enf: Hola preciosa, ¿cómo te sientes?

E: Hola. Bien.

Enf: ¿Te duele la cabeza?

E: No.

Enf: ¿Tienes alguna molestia en alguna parte del cuero?

E: No.

Enf: Bien, bombón. Vendrán a hacerte una citología para ver si todo está en orden y luego te daremos de alta. Uff, que golpe te diste.

E: ¿La cabeza?

Enf: Sí.

E: -se toca la frente y percibe una venda- Mientras que mi bebé esté bien, está todo de maravilla.

Enf: Debes de amar a tus otras hijas. Aunque, pareces muy jovencita como ara tener a 3 hijas.

E: ¿3 hijas? No, yo no tengo hijos aún. Este bebé -se toca el vientre- es el primero que llega a mi vida. Estoy segura de que esas niñas que están ahí afuera son las otras bendiciones más grandes que me llegaron, además, son 4. Una está aquí, hospitalizada.

Enf: ¿Ah sí? ¿Qué le pasó?

E: Un pequeño problema. Agus se ahogó con comida sin querer...

Enf: A mí me ha tocado atender una chica que se ahogó por querer vomitar, era bulímica -se cruza de brazos poniendo una mano sobre su mejilla-. A dónde va la juventud de hoy -dice negando.

En eso entró el doctor/ginecólogo y le pidió a la enfermera que se retirara para poder examinarme.

(...)

Las chicas se ofrecieron a acompañarme a mi depto. Se irían, tomarían una ducha, esperarían a que Agustina saliera del hospital, y pasarían la noche conmigo. Por si acaso.

Llegamos al depto., les ofrecí algo de tomar pero dijeron que no y se fueron. Fui hasta la habitación y me recosté, tomé mi celular y vi que tenía 4 llamadas perdidas y un mensaje de voz de Sebas. Oí el mensaje de voz y mis ojos se cargaron de lágrimas al oír la vocecita tan tierna de Santi cuando me dijo: "Te amo". Marqué a Sebastián y me atendió enseguida, como si estuviese pendiente del celular:

S: Mi amor.

E: Presente...

S: ¿Cómo estás?

E: Mejor.

S: He estado pensando en ti.

E: ¿En serio?

S: Sí, y se me ocurrieron varias cosas que podríamos hacer la próxima vez que nos veamos.

E: Vaya -se muerde el labio-. Sabes que estoy dispuesta a hacerlas.

S: Mmm, eso lo veremos.

E: ¿Y mi príncipe precioso?

S: Hablándote.

E: -ríe- Mmm, entonces, ¿mi principito precioso?

S: Ah, ¿hablas de Santi?

E: Sí.

S: Espera un minuto... ¡SANTI, VEN! ¡HAY ALGUIÉN MUY ESPECIAL QUE QUIERE HABLAR CONTIGO!... Ya viene.

E: Okay.

San: -toma el teléfono- ¿Hola?

E: ¿Santi?

San: ¿Eiza?

E: ¡Sí, mi principito precioso!

San: ¡Eiza! ¿Cómo estás? ¡Te extraño mucho!

E: Yo también te extraño mi príncipe, pero ya voy a volver y te tengo una sorpresa.

San: ¿Puedo preguntarte algo?

E: Claro, mi cielo.

San: ¿Pero prometes no decírselo a nadie?

E: Prometido.

San: -susurra- ¿Mi papá y tú ya son novios?

La pregunta de Santiago me enterneció y me dio gracia a la vez. Solté una pequeña risa y pensé en contéstale que no, pero decidí decirle que sí. Sabía que Santi nos quería ver juntos y que eso lo haría feliz, entonces le daría gusto:

E: Mmm... ¡Sí! Tu papi y yo ¡ya somos novios!

San: Iupiii!!! ¡Por fin! ¿Y se van a casar?

E: Eh... Tal vez.

San: ¿Y entonces voy a tener un hermanito?

E: ¿Tú quieres uno?

San: Sí, mucho.

E: Bien, hagamos una cosa. Cierra los ojos y pide un deseo. Si de verdad, de verdad quieres un hermanito, se te concederá.

San: Sí -hace silencio un momento-. Listo, espero que se me cumpla mi deseo.

E: Vas a ver que sí, mi vida.

San: Bien, te paso con mi papá. Besitos.

E: Besotes -lanza un beso al teléfono- ¿Sebas?

S: ¿Sí?

E: ¿Sabes que me preguntó Santi?

S: ¿Qué?

E: Que si tú y yo ya éramos novios.

S: ¿Y tú que le respondiste?

E: Que sí, y por lo que oí estaba muy feliz. Me preguntó si nos casaríamos, le dije que tal vez. Después me pidió un hermanito.

S: -ríe- Si supiera que en unos meses tendrá uno.

E: Estará tan feliz.

S: Demás, siempre me ha pedido un hermanito, pero nunca se había empeñado tanto en que cierta mujer se quedara conmigo. Pretendía que le dé hermanos cuando hacía todo lo posible porque mis parejas se fueran de mi lado. Pero cuando llegaste tú a mi vida, lo encantaste totalmente.

Mi felicidad en estos momentos no podía ser más grande. El amor de Santi, el de Sebastián, el las niñas, todo concentrado en mí. Además, sentía esa emoción intensa porque pronto tendría mi primera cita con el médico obstetra. Oiría los latidos de mi bebé por primera vez. Sabría algo de aquella vida que llevaba dentro de mí… por primera vez.

I pledge to you my eternal love❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora