Capítulo 50

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E: ¿Es en serio? -preguntó Eiza con un tono de enfado- ¿Demi está embarazada?

S: Al parecer sí, amor. Pero, ¿qué tanto te molesta?

E: ¡MUCHO! Me molesta mucho porque ella fue de las primeras personas en regañarme cuando se enteró que estaba embarazada, ¿y ahora nos sale con ésto?

S: Igual y ellos sí lo buscaron. En cambio nosotros, sólo fue un descuido, nuestro hermoso y perfecto descuido.

E: ¿UN DESCUIDO? -gritó alterada-.

S: Nuestro pequeño y HERMOSO descuido, que me ha cambiado la vida, y que ES LO MEJOR QUE ME PASÓ.

E: ¿Cómo diablos puedes decir que nuestra bebé es un descuido? ¿Qué carajos te pasa, Sebastián?

S: Eiza, no entendiste el mensaje.

E: Entendí lo que diste a entender. No puedo creer que pienses que Diann es un descuido.

S: De verdad, Eiza, yo...

La puerta sonó interrumpiendo a Sebastián. Esa puerta no sabía en qué momentos sonar, de verdad.

Me acerqué enojada hasta ella con Diann en brazos y la abrí. Elo, Joa y Vale se encontraban paradas, sonrientes frente a mí. Una sonrisa se extendió igualmente por mi rostro y entonces ellas dijeron al unísono: "Sorpresa".

Me hice a un lado, dejándolas pasar, y me di vuelta para fulminar con la mirada a Sebastián, él solo se tocó el cuello.

E: ¡Niñas! ¡Que sorpresa! No las esperaba hasta dentro de dos semanas.

Elo: Nos dejaron libres antes.

J: Sí, y lo primero que pensamos fue en hacerles una visita.

E: Oww, pues qué hermosa sorpresa, de verdad. Oigan, ¿ dónde están Caro y Agus?

V: Caro no pudo venir porque aún no la liberan de la Uni, pero pronto llega, y Agus está afuera, hablando con su tía o algo así. Te tenemos una sorpresa.

E: ¿Otra más? ¿De qué trata?

J: De Agus.

E: Ay, niñas, no me pongan nerviosa y díganme qué es.

V: Cálmate, ya vas a ver.

E: -suspira- Bueno.

Ayudé a las niñas a subir las maletas a las habitaciones restantes de la casa, dejamos a Diann en su cuarto y Sebastián se quedó con ella, y luego bajamos de nuevo para sentarnos. Mientras hablábamos de un tema random, la puerta volvió a sonar y Eloísa se encargó de abrirla. Era Agus, creo, y cargaba con dos maletas y ¿UNA BEBÉ?

Miré dos veces antes de sacar conclusiones.

Sí, era Agus, y sí, cargaba con una bebé. Una bebé de aproximadamente 2 años, de cabello castaño y rizado, igual al de ella, y su nariz era redonda, igual a la de ella, y tenía color de piel tostado muy claro, ¡igual que cuando Agustina era bebé! Lo sé porque vi fotos de todas las niñas cuando eran bebés, de verdad, eran la cosa más tierna del mundo.

E: ¿Agus?

A: Hola, Eiza.

E: Oh my God...

A: ¿Puedo pasar? -pregunta tratando de sostener el bolso y a la niña que dormía sobre su pecho-.

E: -sacude la cabeza- Claro que sí, pasa, déjame ayudarte.

Tomé el bolso que Agus cargaba en un brazo y Elo ayudó con las demás maletas. Las llevamos hasta la sala, y de verdad, no podía dejar de ver el parecido de aquella niña con Agustina. No quería imaginarme nada sin estar segura, sólo rogaba que fuese pariente de ella.

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