Capítulo LIV.

478 22 0
                                    



Sintió todo su cuerpo tenso y supo que lo que fuera a suceder a continuación no sería tan malo como la anticipación. Apretó el culo, porque odiaba tenerlo tan expuesto.

La sobresaltó un fuerte sonido, como un petardo. Volvió a oírlo y se dio cuenta de que era algo que golpeaba el suelo a gran velocidad. Y entonces notó que le golpeaba el trasero infligiéndole un dolor rápido y agudo que no se parecía a nada que hubiera sentido hasta el momento. Jadeó y volvió a sentirlo, tan rápido que apenas tuvo tiempo de recuperarse del primer golpe. Y otra vez.

—¿Necesitas que pare, _____? Puedes hablar.

—No —respondió.

—Buena chica.

Y otra vez. Su mente se aceleró, intentando descubrir qué estaba sucediendo y se dio cuenta de que debía de estar usando algún tipo de látigo. La idea hizo que el dolor fuera peor.

James la golpeó dos veces más.

Ella jadeó, incapaz de guardar silencio. Se preparó para más, pero no pasó nada. Se tensó a la espera, la piel del trasero y de la parte posterior de los muslos le ardía.

—Te daré tiempo para que pienses en lo que has hecho mal. A continuación, oyó cómo él salía de la habitación.
Saber que no estaba allí para golpearla no hizo que se relajara. La soledad y el no saber cuándo regresaría eran sensaciones tan malas como el dolor físico, quizá peores.

El escozor en la piel se redujo levemente, pero sabía que cuando se moviera, regresaría con toda la intensidad. Aunque, por el momento, era más consciente de la tensión en los hombros y los brazos. Volvió la cabeza hacia el otro lado para que no se le agarrotara el cuello. Deseó poder ver qué la rodeaba en aquella habitación. Si veía el mobiliario o lo que fuera que hubiera, tendría alguna pista de lo que le depararía el futuro. Pero probablemente eso era justo lo que James no quería.

Volvió a colocar la cabeza en la posición anterior. Movió las piernas. Su mente divagó y se imaginó qué podría hacerle más tarde, después de la Habitación. ¿Usaría la lengua? ¿Las manos? ¿La excitaría antes de ofrecerle su miembro?

La puerta se abrió. _____ se tensó. ¿Tendría que soportar más la Habitación? Si hubiera seguido antes, lo habría aguantado. Pero ahora, al haber parado, le costaría mentalizarse, porque su cuerpo ya estaba pidiendo a gritos que se la follara. Era embarazoso, pero cierto. Si le deslizaba las manos entre las piernas, sentiría que estaba húmeda, sin lugar a dudas.

Y entonces notó sus manos, pero no en su sexo. James le frotó con delicadeza las sensibles zonas de piel que habían sido castigadas. Le liberó las muñecas y, cuando la ayudó a levantarse, se sintió floja. Se apoyó en él con los ojos aún tapados y salió tambaleándose a su lado al pasillo. Oyó que cerraba la puerta y sintió que sus manos se movían detrás de su cabeza y le desataban la venda.

_____ se volvió para mirarlo. Tenía los oscuros ojos brillantes, las mejillas encendidas. Le cogió la cara entre las manos y la besó en los labios con ternura. _____ abrió la boca para él y pegó el cuerpo al suyo. Descaradamente, le cogió la mano y se la colocó entre las piernas.

—Espera —susurró y la llevó hasta el dormitorio, donde, con delicadeza, la ayudó a tumbarse en la cama.

Ella alargó los brazos hacia él.

—Relájate —le dijo.

_____ observó cómo se desnudaba y su excitación aumentó. La visión de su miembro hizo que le entraran ganas de usar la boca con él. Pensó en decírselo, pero no se atrevió a expresarlo en voz alta.

James se tumbó a su lado y la recorrió con la mano desde la cara hasta los pechos. Se metió un pezón en la boca y succionó con delicadeza. Ella se retorció al sentir la familiar palpitación entre las piernas. Descendió hasta el ombligo dejándole un rastro de besos hasta que la boca se cernió sobre su sexo. Sintió la calidez de su aliento y luego la grata presión de su lengua sobre el clítoris

La Bibliotecaria (James Maslow) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora