Ella suspiró. Había estado evitando hablar con su madre desde que la habían despedido. Si le decía que no tenía trabajo, la campaña para hacerla volver a casa sería dolorosa e implacable.
—Lo siento mucho —se disculpó.—En serio, dale a esa mujer tu número de móvil ¡o lo haré yo! —la amenazó
Carly, moviendo el dedo en un gesto de fingida amonestación.Y fue entonces cuando _____ se fijó en el gran diamante que brillaba en el dedo anular de la mano izquierda de su compañera.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó, a la vez que atravesaba la estancia con unos cuantos pasos rápidos y cogía la mano de Carly—. ¿Es esto lo que creo que es?
La chica asintió, sonriendo de oreja a oreja.
—Me lo pidió anoche. Por eso te mandé el mensaje. _____ tiró de ella para levantarla y la abrazó.
—Felicidades —le dijo y sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas de felicidad por su compañera de piso.Aunque en seguida se sintió avergonzada por el pensamiento tan egoísta que le cruzó la mente: en esos momentos no sólo no tenía trabajo, sino que probablemente estaba a punto de quedarse también sin casa.
Le sonó el teléfono y soltó a Carly para sacarlo del bolso.
—Perdona —se disculpó—, un segundo. ¿Hola?
—¿Dónde estás? —preguntó James . Sonaba levemente ansioso.
—En mi apartamento. ¿Por qué?
—Coge un taxi y reúnete conmigo en la Sesenta y seis con Madison.
—¿Ahora? Acabo de llegar —replicó, mientras entraba en su habitación y cerraba la puerta. Sacó el portátil—. Y tengo que enviar un currículum...
—No nos llevará mucho tiempo. Y después te llevaré de vuelta a tu apartamento si quieres.
—¿Qué hay en la Sesenta y seis con Madison?
—La boutique Gaultier. Meneó la cabeza.
—¿Y por qué voy a reunirme contigo en la boutique Gaultier?—Porque acabo de encontrar el vestido perfecto para ti —respondió él, como si fuera la respuesta más obvia en el mundo.
—James , no necesito un vestido Gaultier. —Incluso ella, a pesar de su ignorancia total de la moda, conocía a Jean-Paul Gaultier y sus provocativos diseños. Si no por otra cosa, por ser el diseñador de la gira de Madonna, la Ambición Rubia, de los noventa.
—Por supuesto que lo necesitas —repuso James —. ¿Qué vas a ponerte para la gala de los Young Lions?
_____ se alejó el teléfono del oído y le lanzó la disgustada mirada que le habría dirigido a él si hubiera estado de pie delante de ella. Luego volvió a acercárselo.
—Me despidieron, ¿recuerdas?
—¿Y? Aun así vendrás como mi acompañante, ¿no? Ahora mete tu culo en un taxi. Sospecho que lo único que puede resultar más sexy que tú desnuda serás tú con este vestido.
_____ sonrió.
—Vale. Espérame ahí. Iré lo antes que pueda.
Colgó. Y luego abrió el portátil para enviar el currículum.
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La Bibliotecaria (James Maslow) [TERMINADA]
FanfictionHola, les traigo aquí una nueva novela , que en realidad me gusto mucho También para decirles que no es mía, la leí en una pagina y le agradezco mucho a la autora porque es algo que nunca había leído Espero que les guste