_____ posaba sobre la terraza del edificio de James , bajo el centelleante manto de estrellas de verano, con el río Hudson fluyendo a su espalda, plateado a la luz de la luna.
El látigo le pesaba ya en las manos.
—Mírame, pero pon el cuerpo de lado —le indicó James —. Intenta colocar el látigo detrás de la cabeza. Sostén el mango con una mano y el extremo con la otra.
_____ hizo lo que le sugería. A esas alturas, tras horas de sesión fotográfica, ya sabía cómo obedecer sus instrucciones y añadirle también algo más. Aunque su indicación más importante se la había dado al principio del proceso. Le recordó que las mejores modelos eran las que disfrutaban de lo que estaban haciendo en ese momento, las que no lo hacían por el dinero o por la experiencia artística, sino por la felicidad que sentían en ese toma y daca entre la cámara y ellas.
—Si puedes sentir esa felicidad —le dijo—, habremos encontrado oro.
Dejó caer el peso en una cadera y sonrió como si estuviera a punto de hacer algo extremadamente perverso. Era una sonrisa que se reflejó también en sus ojos, de eso estaba segura.
Le ofreció diversas variaciones de la foto y luego lanzó el látigo hacia un
lado.
—Enséñame el culo —le pidió él.
Dos horas antes, esa orden la hubiera hecho titubear, pero para entonces estaba llena de ideas sobre lo que podía hacer con su cuerpo. Había empezado con un corsé y una falda de piel, pero a esas alturas sólo llevaba un body negro, un culotte de encaje también negro y las botas de plataforma que había comprado con Carly.
Le dio la espalda y se enroscó el látigo entre las piernas, volvió la cabeza para mirarlo como si la hubiera pillado en medio de algo.
Durante la primera hora, había pensado en Bettie, se había centrado en ella para superar la timidez. Pero ahora ya había establecido una relación con la cámara que era sólo suya.
—Tira el látigo y siéntate en el suelo —le ordenó James .
Él se subió a un taburete para poder fotografiarla desde arriba. _____ alzó la vista cuando se llevó la cámara a los ojos, pero vio que volvía a bajarla.
—¿Dónde está tu colgante? Quiero que lo lleves para éstas.
—¿En serio? Está dentro. Me lo he quitado cuando me he cambiado.
—Ve por él. Cuando mire a la mujer en estas fotografías, quiero saber que es
mía.
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La Bibliotecaria (James Maslow) [TERMINADA]
Fiksi PenggemarHola, les traigo aquí una nueva novela , que en realidad me gusto mucho También para decirles que no es mía, la leí en una pagina y le agradezco mucho a la autora porque es algo que nunca había leído Espero que les guste