Capítulo XCVI.

404 23 0
                                    



Vio el Mercedes en cuanto salió de la biblioteca. James iba al volante. Incluso desde esa distancia sintió sus ojos sobre ella mientras bajaba la amplia escalinata. Cuando se acercó, salió y le abrió la puerta. Sólo el hecho de verlo hizo que se sintiera mejor. Fue el primer momento desde que la habían despedido en que no sintió el temblor del pánico.

James le dio un rápido abrazo antes de que subiera al coche. Una vez estuvo tras el volante, _____ dijo:

—Te he llamado antes, pero me ha saltado el buzón de voz. Él asintió mientras se incorporaba al denso tráfico.
—Lo siento. Me he pasado todo el día trabajando en las fotos que hicimos
anoche. No quería que nada me distrajera. —Apartó los ojos de la calzada el tiempo suficiente para dedicarle una amplia sonrisa.

—¿Qué tal han salido? —preguntó nerviosa.

—Voy a llevarte a mi apartamento para que lo veas por ti misma —
respondió.

Su excitación era palpable y contagiosa. _____ esbozó una leve sonrisa.

—Vale —accedió.

James le apretó la mano.

—¿Qué pasa? —preguntó.

¿Cómo podía saber que algo iba mal? ¿Tenía aspecto de ser alguien a quien acababan de despedir?

—Bueno, Sloan me ha despedido. James se rió.
—Ella no puede hacer eso.
—Por supuesto que puede —replicó _____ frustrada—. Es mi jefa. Tú nunca has tenido un trabajo normal de nueve a cinco, por eso no lo entiendes.

—Hablaré con ella —le dijo con confianza, como si eso lo solucionara todo.

—¡No! —exclamó avergonzada sólo de pensarlo—. Por favor, no lo hagas. Aunque pudieras obligarla a que volviera a admitirme, y lo dudo, sería deprimente para mí. Sólo necesito... dejarlo estar.

La Quinta Avenida estaba atestada con el tráfico de la hora punta. James giró hacia el oeste.

—No estoy de acuerdo contigo en eso —insistió—. ¿Quieres recuperar el trabajo o no?

—No lo entiendes, James . La he pifiado. Deseaba ese trabajo más que
nada.

—No has hecho nada que justifique tu despido.

—Por supuesto que sí. La puse celosa contigo y luego le di una excusa para

que me despidiera. Fue estúpido —reconoció.

Volvía a sentir el nudo en la garganta.

—Mal manejo de las relaciones de poder —reconoció—. ¿Lamentas haber salido conmigo?

_____ negó con la cabeza.

—No. Ni por un minuto.

—Bueno, si lo hicieras, creo que cuando veas las fotos, cambiarías de opinión.

La Bibliotecaria (James Maslow) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora