_____ no podía dormir. Horas después de que James la dejara en casa, su mente aún iba a mil por hora, repasando retazos de la conversación y recordando cómo la miraba. Y aunque apenas la había tocado en toda la noche, una mano en su brazo de vez en cuando, el roce de su hombro contra el suyo, estaba tensa, rígida como un muelle que sabía que tendría que soltar.
Tumbada en la cama, se levantó el camisón hasta las caderas y se tocó levemente por encima de las bragas de algodón. Luego deslizó la mano por debajo y se tocó de aquella otra forma infalible que siempre le daba satisfacción. Se frotó el clítoris y movió el dedo índice dentro y fuera de su vagina, pero apenas sintió una punzada de placer.
¿Qué demonios le pasaba?
Intentó pensar en James mientras se tocaba de nuevo, pero con eso sólo logró sentirse avergonzada. Confusa, se incorporó. Era mejor detenerse a tiempo que sentirse aún más frustrada.
Se levantó y miró fuera por entre las cortinas. La luna estaba medio llena y brillante. Las abrió para que la luz nocturna iluminara el dormitorio. Y entonces, al observar cómo las sombras jugueteaban en la pared, recordó que James le había pedido que mirara el libro de Bettie Page.
Lo tenía sobre la mesilla de noche. Lo cogió y lo colocó sobre la cama. La hermosa morena le sonrió desde la portada, casi haciéndole un guiño, como si le dijera: «No te preocupes».
—Apuesto a que tú nunca tuviste este tipo de problemas. —_____ suspiró. La luz de la luna no era lo bastante intensa para que pudiera leer, así que se
levantó y encendió la lámpara del techo. Parpadeó con fuerza y volvió a la cama
con el libro.Pasó las páginas buscando alguna pista de lo que a James le parecía tan
interesante. Era una mujer guapa, no cabía duda. Pero más que eso, se la veía segura de sí misma. Al margen de sus poses provocativas, en sus ojos azules había un «brillo», como habría dicho el padre de _____. Y en muchas fotos esbozaba una gran sonrisa que, de algún modo, era muy anticuada, muy americana en su candidez.
La primera parte del libro, «Preludio de una pin-up», mostraba imágenes de una joven Bettie Page vestida de un modo muy normal, una chica nada especial aunque bonita. Ni siquiera llevaba aquel flequillo típico de ella. La siguiente parte la mostraba cuando se mudó a Nueva York, justo antes de convertirse en modelo. El texto decía: «Era una secretaria anónima que trabajaba toda la semana y daba largos paseos solitarios los fines de semana, mientras soñaba con una vida más glamurosa».
_____ no podía imaginar que la mujer hermosa y de aspecto dominante que vio en la última parte del libro pudiese haberse sentido nunca sola o haber tenido un aburrido trabajo de oficina como secretaria.
Pasó las páginas y estudió la progresión de Bettie, que empezó luciendo sujetadores y medias con ligueros, siguió blandiendo látigos y acabó saliendo atada y amordazada.
Cerró el libro.
Se preguntó si Bettie se habría sentido alguna vez como ella se había sentido aquella noche bajo la mirada de James ; en parte emocionada y en parte avergonzada. Se preguntó si habría dejado alguna vez que la tocara un fotógrafo.
Pensó en la petición de James de fotografiarla. ¿Lo que ella le había dicho era cierto? ¿Odiaba que la fotografiaran? Se sentía cohibida mientras la enfocaban y normalmente no le gustaba su aspecto. No creía ser presumida, pero la idea de cómo se veía en su mente no coincidía con lo que veía en las fotos.
Se preguntó cómo habría sido para Bettie Page. ¿Se habría resistido al principio? ¿Lo habría hecho por dinero? ¿De dónde sacaba el valor para quitarse la ropa? _____ nunca podría hacerlo y eso que ella vivía en una época en que era más normal que las mujeres se desnudasen. ¿Quién no tenía fotos sin ropa en Internet en ese momento? ¿O una grabación sexual? A veces, ella se sentía como si fuera la única.
Miró al suelo, donde se encontraba la lencería, apilada en un oscuro montoncito. Se había sentido demasiado cansada incluso para lavarla. Cogió el liguero y jugueteó con los pequeños enganches. Se levantó de la cama, se acercó
con las prendas de lencería al espejo de cuerpo entero que tenía apoyado en la pared, junto al pequeño armario, se quitó el camisón y contempló su cuerpo desnudo, tapado sólo con la sencilla braguita de algodón blanco.
Pensó en probarse el liguero para ver qué aspecto tenía con él, pero le dio pereza. En lugar de eso, sintió el impulso de tocarse. Se pasó las manos por los pechos. Y no se vio a sí misma, sino que tuvo visiones de la actriz de burlesque, la gota de mermelada de arándanos entre los pechos, el dedo que ascendía por su cuerpo hasta su boca.
No comprendía cómo aquella mujer era capaz de hacer eso delante de la gente, o cómo podía Bettie Page quitarse la ropa ante la cámara. ¿Les gustaba que la gente las mirara? ¿Hacía que se sintieran hermosas?
Se pasó la mano por el estómago hasta los pechos del mismo modo que lo había hecho la actriz. Se acarició los pezones y observó cómo se endurecían y se convertían en dos pequeños puntitos e imaginó que alguien la miraba. Apartó la vista del espejo avergonzada. Aunque era innegable lo que su cuerpo necesitaba que hiciera.
Regresó a la cama, apagó la luz y se tumbó sobre las mantas. A salvo en la oscuridad, volvió a tocarse los pechos; esa vez no paró hasta que no sintió la familiar palpitación entre las piernas. Movió una mano para acariciarse levemente el clítoris, mientras con la otra seguía frotándose los pezones con delicadeza.
Cerró los ojos, se imaginó que James estaba allí, sentado en el borde de la cama, observándola, pidiéndole que no parara. Ella le diría que no podía hacer eso delante de él y él le preguntaría: «¿No es por esto por lo que te mudaste a Nueva York? ¿Para hacer algo sexual, vivo y real?».
_____ gimió en voz baja y sumergió un dedo en su interior. Imaginó a James pidiéndole que le dejara hacerlo a él. Ella se negaría. «No puedo.» Pero él le apartaría la mano y la tocaría con la suya. Y entonces cedería y James la acariciaría con sus grandes manos... tocándola de un modo que ni siquiera ella sabía si deseaba que la tocaran.
Su dedo se deslizó rápidamente dentro y fuera, haciendo que se humedeciera con su propia excitación. Mantuvo los ojos cerrados con el rostro y la voz de James vívidos en su mente, mientras sentía los primeros temblores de la liberación, una oleada que la inundó una y otra vez hasta que pudo dejar que la arrastrara hasta lo más profundo del sueño.
ESTÁS LEYENDO
La Bibliotecaria (James Maslow) [TERMINADA]
Hayran KurguHola, les traigo aquí una nueva novela , que en realidad me gusto mucho También para decirles que no es mía, la leí en una pagina y le agradezco mucho a la autora porque es algo que nunca había leído Espero que les guste