—Bueno, eso sí sería un trabajo a jornada completa.
—Hablo en serio, pero... gracias. Aunque no aceptaré tu ofrecimiento. Buscaré un trabajo.
—¿Qué ha dicho James ?
—No se lo he contado aún.
—¿Por qué no? Él podría mover algunos hilos por ti en alguna parte.
No se lo había dicho porque no quería que pareciera que acudía a toda prisa a él cuando se topaba con algún problema. No le importaba mostrarse indefensa en el dormitorio. Pero en la vida real era diferente.
Como si se anticipara a su razonamiento, Carly añadió:
—Mira, ya capto eso de que no quieres que te vea en un momento de debilidad. Y haces bien en no querer. Pero a ese tipo le importas de verdad. Lo supe la noche que apareció aquí después de vuestra pelea.
_____ asintió.
—Sí, ya sé que le importo. Durante un tiempo, no lo supe seguro, pero ahora sí. Claro que tengo que decírselo y lo haré. Sólo necesitaba asimilarlo yo primer o.
—Miró su reloj—. De hecho, va a recogerme delante de la biblioteca dentro de una hora. No puedo retrasarlo más.Cogió su iPhone y marcó su número. Salió directamente el buzón de voz.
—No contesta. Voy a tener que reunirme con él allí. Esperaré fuera delante de los leones.
—¿Los leones?
—Los leones de piedra al pie de la escalinata... Carly negó con la cabeza.
—Yo no voy a bibliotecas, _____. Y lo digo en serio.A pesar de su intención de ocultarse delante de los leones hasta que viera el coche de James , el metro la dejó en la biblioteca a las seis menos cuarto y no podía quedarse allí sin hacer nada todo ese rato. Decidió que mientras hablaría con Margaret.
Se había dado cuenta de que no tenía su número de teléfono y dudaba que la mujer utilizara el correo electrónico. Ni siquiera sabía cuándo era su último día de trabajo y eso hizo que pensara, presa del pánico, que quizá no volvería a verla nunca más.
Sabía que era irracional, pero fue ese pensamiento lo que la hizo subir la escalera y entrar en la biblioteca, arriesgándose a encontrarse con Sloan.
Por un momento tuvo el pensamiento paranoico de que los guardias de seguridad le pedirían que se marchara, pero luego se recordó que aquélla era una institución pública y que no había sido arrestada, sólo la habían despedido. El guardia de seguridad que la saludaba con un gesto de la cabeza cada mañana, probablemente ni lo supiera. Y así fue, porque le dijo hola con la mano cuando atravesó a toda prisa el vestíbulo y subió la escalera hasta el cuarto piso.
_____ pasó junto a la Sala Maslow y apartó la vista. Si Sloan hubiera descubierto el desenfreno que había tenido lugar allí dentro, la habría despedido hacía semanas.
La puerta de la Sala de Archivos estaba abierta. _____ llamó para no sobresaltar a su compañera. Cuando no obtuvo respuesta, entró.
—¿Margaret? —llamó de nuevo.
—Aquí.
_____ la encontró subida a una escalera alta, colocando o cogiendo un pesado libro de una estantería.
—¡Ten cuidado! Deja que te ayude con eso —exclamó, a la vez que se acercaba corriendo.
La mujer miró hacia abajo.
—¿Qué estás haciendo aquí? Había oído que prácticamente te habían escoltado hasta la calle —dijo con una sonrisa.
_____ la miró estupefacta.
—Estoy exagerando, por supuesto —la tranquilizó Margaret—. Pero ya sabes cómo van los rumores. —Bajó despacio de la escalera—. Nunca pensé que vería llegar el día en que alcanzar mis estantes favoritos sería un problema que no compensaría la recompensa —comentó, respirando con dificultad. Se sacudió las manos en el vestido—. Entonces, ¿qué ha pasado, querida?
—Es un desastre —empezó ella, intentando contener las lágrimas que habían estado escapándosele de vez en cuando durante las últimas cinco horas—. Falté un día y luego llegué tarde y... creo que la verdadera razón es que Sloan está celosa de mi relación con James .
Margaret asintió.
—Intenté advertirte.
—Lo sé. Cuando me dijiste lo del colgante.
—Tengo que reconocer que no preví que llegaría a esto.
—No sé qué hacer.
—Si necesitas una recomendación, estaré encantada de darte una. Puede que Sloan sea tu jefa, pero yo he estado aquí el tiempo suficiente como para poderte abrir unas cuantas puertas. ¿Quizá una organización de alfabetización sin ánimo de lucro?
—Oh, Margaret. Has sido tan maravillosa... —La mujer la rodeó con el brazo y ella respiró profundamente varias veces para calmarse—. ¿Cuándo es tu último día? —le preguntó luego—. Tenía miedo de no poder ponerme en contacto contigo.
—Acabo el viernes de la gala de los Young Lions. Pero ¿por qué pensabas que no podrías contactar conmigo? Siempre puedes encontrarme en Twitter.
—¿En Twitter?
—Sí. O en mi nuevo blog de reseñas de libros.
—¿Has abierto un blog de reseñas de libros?
Margaret asintió y buscó un trozo de papel y un bolígrafo. Apuntó su número de teléfono y se lo dio a _____.
—Te veré pronto. Deja que las cosas se calmen antes de tomar ninguna decisión sobre tu futuro. A veces, es mejor empezar un nuevo capítulo.
—Pero tú has estado en el mismo puesto durante cincuenta años.
—Así es, y si yo puedo afrontar el cambio, tú también —afirmó la mujer con sus brillantes ojos azules y le apretó la mano.
—No es el cambio lo que no puedo afrontar, es el fracaso.
—¿Has fracasado? Sólo el tiempo puede revelar eso. En un año, dos años, cinco, quién sabe cómo verás este momento. Podría ser el punto de inflexión para el resto de tu vida.
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La Bibliotecaria (James Maslow) [TERMINADA]
Fiksi PenggemarHola, les traigo aquí una nueva novela , que en realidad me gusto mucho También para decirles que no es mía, la leí en una pagina y le agradezco mucho a la autora porque es algo que nunca había leído Espero que les guste