Holaaaaaa antes de leer quiero que sepan que este capítulo está basado en la marcha por la educación del año pasado (SPOILER) donde su consigna era, no a la educación sexista y al cae, porque ese año habían bajado el proyecto de eliminarlo.
Ahora disfruten :)..
Salgo de la casa y miro la hora en mi celular, cayendo en cuenta de que iba atrasado.
Era jueves y estaba muy cansado por el servicio comunitario. Llevábamos tres días y ya estaba chato, salíamos a las cuatro o cinco de la tarde, cuando llegaba a mi casa me ponía a hacer las cosas y luego acompañaba a mi abuela a dejar tortas. Hace pasteles por encargo porque con su pensión lo único que paga es el agua. También ayudo a mi mamá, que empezó a arreglar ropa y está casi todo el día sentada detrás de la vieja máquina de mi abuela, por lo que yo le hago compañía la mayoría de los días.
No avanzo ni dos metros cuando en la esquina veo a tres personas haciéndome señas para que me acerque, eran los chiquillos. Al verlos, frunzo el ceño, confundido porque nunca me habían ido a buscar.
—¿Y ustedes?—pregunto cuando llego a su lado.
—Te vinimos a buscar po.—responde la Ale, con una media sonrisa en su rostro.
—Ya... pero, por algo me vinieron a buscar.
Los miro a cada uno y todos desvían la mirada, provocando que la intriga aumente.
¿Qué estaban planeando estos?
—No les creo.—niego con la cabeza y me meto las manos al bolsillo del poleron.
Algo de lo que me di cuenta, es que nadie en el colegio usa beston, sobre todo en cuarto medio, la mayoría usa el poleron que se mandaban a hacer.
—Vamos a hacer la cimarra.—habla la Emilia.
Abro los ojos como platos y los miro a cada uno.
Nunca he hecho la cimarra y siempre lo he querido hacer. En mi antiguo colegio no podía porque el Julio me dejaba en la puerta de éste y no se iba hasta que yo entrara. Era una exigencia de mi papá.
—¿Pero por qué ahora? ¿Qué les dió?
—Porque hay marcha, y cuando hay marcha casi nadie va al colegio.—explica el Jeremías.—solo los de básica y los que le tienen miedo al director.
Marcha. Van a hacer la cimarra por una marcha.
—¿Y qué tengo que ver yo con esa marcha?—levanto ambas cejas.
Cacho como la Ale mira al Jeremías, la Emilia niega con la cabeza y mi amigo suspira.
—Que eres estudiante, que se convocó a la marcha por el cae culiao y por la educación no sexista.—murmura el Jeremías y yo niego con la cabeza, sin entender porque tendría que ir a la marcha.—Pablo, yo sé que aún estay en proceso de adaptación, pero intenta abrir un poco más tu mente y reventar esa burbuja de privilegios en la que vives o vivías.
—No puedo, no me gustan las marchas. Pura violencia y encapuchados.
—Eso es lo que te vende la tele.—responde la Ale.—Si, hay encapuchados, pero generalmente eso pasa al final de la marcha, y pasa porque los pacos se ponen violentos.
Igual intento ponerme en su lugar. Si al final, yo ya pertenecía a este ambiente y dudo mucho en volver al antiguo. La hueá que me daba miedo era la marcha y mi vieja.
—Ya, y si voy... supongamos que justo voy y salgo en la tele... mi mamá me saca la mierda.
—Por algo existen los pañuelos y dudo mucho que eso pase, hay que tener mucha mala cuea.—responde la Emilia.—Pero igual, si querís te tapai la cara, los traje más por las lacrimógenas.
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Ni tan zorrón
Teen FictionEl cambio de casa y de ambiente obligan al Pablo a que salga de la burbuja de ignorancia en la que ha vivido durante toda su vida. También debe enfrentarse a las inseguridades que siempre lo persiguieron y, como no, al amor.