Juliana estaba de vuelta en su casa después de haber pasado toda la tarde en casa de los Carvajal.
Ahora el día estaba por terminar.
Había sido un día bastante largo y diferente a lo que estaba acostumbrada a hacer durante todas sus tardes después de la escuela, que no era mucho, básicamente escuchaba música todo el día metida en su cuarto. Pero hoy no, había sido completamente diferente, no había estado metida en su cuarto, si no en el de Valentina y no había estado escuchando música, si no la voz de la ojiazul, y realmente, no sabía cuál de las dos cosas era mejor.
Su amistad iba creciendo poco a poco, lo sentía, la forma en la que Valentina se expresaba con ella era completamente diferente a la del principio y aun más diferente que como se expresaba con el resto de los estudiantes del instituto. Muchas veces hacían bromas tontas de las que ambas soltaban una pequeña risa y Juliana podía jurar que era el mejor sonido del mundo. Aun no lograba hacer que la ojiazul soltara una carcajada con toda la extensión de la palabra, pero esas pequeñas risas que había logrado, eran más de lo que esperaba.
Se sentía demasiado cómoda cuando estaba con Valentina, no había manera de explicarlo pero así era. Le gustaba estar con ella tanto en la escuela, cuando ésta era tan seria y reservada, como en la casa de los Carvajal, donde la ojiazul se veía mucho más cómoda y más expresiva.
Así pasaron tres días.
Juliana y Valentina no se hablaban en lo más mínimo dentro del instituto pero al salir de la escuela y estar de nuevo en casa de los Carvajal su relación crecía cada vez mas.
En la escuela Valentina estaba sola siempre como era costumbre y Juliana pasaba todo su tiempo con Lucy y Natasha ya que Daisy seguía en sus vacaciones en Colombia.
Solo una vez se habían encontrado en el patio del instituto, pero aun así sus acercamientos ahí no se comparaban con los de la casa Carvajal. Estando ahí Valentina era casi literalmente otra persona.
Por alguna razón Juliana sentía que todo lo que pasara con la chica de ojos azules era una especie de "secreto", la forma en la que Valentina no hablaba con ella en el instituto la hizo creer que lo mejor era no mencionar nada ella tampoco. Ni siquiera a Daisy le había contado su nueva amistad con la chica de ojos turquesa, y para ser honestos, ni siquiera estaba seguir de que si realmente iba a contarle. Si, quizá había ocasiones en las que quería hablar con alguien acerca de la ojiazul, contarle de como Valentina no era la chica que todos creían, lo amable que era, lo buena en la guitarra y la hermosa voz que tenía; pero por otro lado, sentía que eso era algo suyo, como si no quisiera que las demás personas escucharan la voz de Valentina, como si le agradara la idea de que solo ella conociera realmente, al menos una parte de la chica de ojos azules.
Ese día, como todos los anteriores Juliana iría a la casa de Valentina después de terminar las clases.
Se había formado una rutina entre ambas chicas que ninguna de las dos necesitaba confirmar, cada día después de clases caminaban juntas, sin compartir alguna palabra al estacionamiento donde Alirio ya estaba ahí, sin falta, esperándolas para llevarlas a casa de los Carvajal.
Si por alguna razón no compartían la última clase, ambas chicas se veían en el estacionamiento a la hora de la salida.
Ese día Valentina no había asistido a ninguna de las clases que compartía con Juliana. Aun así la chica morena decidió esperarla en el estacionamiento.
Volteo repetidas veces hacia la entrada del instituto con la esperanza de que en cualquier momento la ojiazul cruzara esa puerta.
Pero eso nunca paso.
Estaba sentada en el último escalón mirando hacia la puerta del instituto y una parte de ella comenzaba a sentir que la ojiazul no llegaría. Nunca antes había esperado a la ojiazul, porque ella nunca había llegado tarde, además de que era la primera vez que al salir no se encontrara con Alirio esperando en el estacionamiento.
Cuando comenzó a debatir si la mejor opción era irse o esperar un poco más escucho como un carro se detenía justo frente de las escaleras. Por un momento pensó que sería Alirio, que quizá por primera vez se le había hecho un poco tarde y que ahora esperarían a Valentina juntos, pero estaba completamente equivocada. No pudo ocultar su cara de sorpresa cuando fijo su mirada al auto que había llegado y se encontró con un Audi R8 color plateado en perfecto estado parado justo frente a ella.
No podía despegar su mirada del auto, a pesar de no ser amante de los vehículos, era de esas cosas que simplemente dan placer con solo verlas. Pudo haber seguido observando el auto durante más tiempo si una voz, ya conocida para ella no la hubiera sacado de sus pensamientos.
-Sube.-Escucho secamente la voz de Valentina al ver su mirada por la ventanilla del automóvil.
No era la voz de Valentina la chica con la que había estado conviviendo los últimos días en su recamara, se escuchaba mas como Valentina Carvajal la chica seca con todo el instituto.
Aun así, Juliana no dijo nada, tomó su mochila que descansaba entre sus piernas y subió al auto en silencio, poniéndose el cinturón de seguridad.
El ambiente dentro del auto era casi incómodo. Ninguna de las dos chicas había pronunciado una palabra y la expresión en la cara de Valentina hacia muy notorio que no había tenido un gran día, aun así Juliana decidió no comentar nada, no quería pasar la poca confianza que se había creado entre las dos chicas.
-No sabía que manejaras.-Comento de manera tímida en un pequeño intento de iniciar una conversación.
-No lo hago seguido.-Respondió en el mismo tono seco. Era una buena señal, en cualquier caso Valentina pudo simplemente ignorarla.
De nuevo silencio.
Juliana fijo su mirada en la ventana y notó que no iban a la casa Carvajal. Las calles por las que estaba cruzando eran completamente diferentes a las que habían cruzado día a día en la oscura camioneta con Alirio y en lugar de parecer que se acercaran a la cara de la chica de ojos turquesa, parecía que se alejaban cada vez mas.
-¿A dónde vamos, Valentina?-Cuestiono a la chica, mientras esta seguía con su expresión seca y su mirada fija en el camino.
La ojiazul no contestó.